jueves, agosto 31, 2006

Ensayo: Gilgamesh


GILGAMESG: EL MITO DE MITOS





Afirmaba Aristóteles[1] que el ciudadano que no habita dentro de los límites humanos «o es una bestia bruta o es un dios». Sin embargo, no llegó a aclararnos qué define esos límites humanos entre la bestia bruta y el dios; dio por supuesto que el estado natural del hombre es la polis, sin siquiera llegar a formularse esa pregunta. Permítaseme echar mano de la poesía y colocar sobre el tapete una metáfora que puede ayudarnos a vislumbrar esos límites. Se trata de la metáfora en la que Manrique compara la vida humana con los ríos «que van a dar al mar, que es el morir», y me gustaría pensar que no es casual que una de las definiciones originarias la de hybris sea la de «desbordarse de un río».

Si se superponen la imagen poética con la de los dos lugares que Aristóteles define como fuera de los límites de lo humano, se pueden ver aparecer, en uno de los márgenes de ese río, el ámbito de la divinidad, y en el otro, el de la animalidad. Si a ese cauce de la vida se le añade la hybris -esencia del carácter humano- como un impulso por transgredir los límites, no será difícil imaginarse ese río desbordándose por uno u otro margen. Pero, dejando por un momento de lado las imágenes poéticas, veamos qué tiene que ver el mito de un héroe en busca de la inmortalidad -Gilgamesh- con la definición los límites humanos.

Sin duda, entre las muchas diferencias que existen entre hombres, dioses y animales una de las más significativas es la mortalidad. Aunque, más que la mortalidad en sí, la diferencia esencial reside en el modo de enfrentarse a ella de esos tres tipos de «seres». Los dioses se diferencian esencialmente de los hombres por su inmortalidad, es decir, adolecen de conciencia de muerte; la muerte es, para ellos, un imposible. Por su parte, los animales, aun siendo mortales, carecen de conciencia de muerte ya que, al estar «atados al palo del instante», para ellos la muerte es un impensable. Frente a ese imposible y ese impensable, el hombre es un ser consciente de su propia muerte, consciente de su finitud. Esa conciencia de la propia muerte es uno de los mojones con los que se podrían marcar los límites entre lo humano, lo divino y lo animal. Si el saberse un ser para la muerte es la piedra angular sobre la que se construye su angustia existencial, el hombre habrá debido enfrentarse a esa angustia desde que empezó a tomar conciencia de su propia finitud, desde que empezó a pensar. Y el pensamiento mítico no fue ajeno a esta angustia ante la muerte, como lo prueba la Epopeya de Gilgamesh.

Este mito se remonta al tercer milenio a.C., aunque suele darse como fecha más exacta para la redacción del texto original la del año 2.300 a.C. Copia de ese original serían las tablillas halladas en la biblioteca del rey Assurbanipal (668‑626 a.C.), en Nínive, que hoy conservamos. Se trata de un poema asirio que debió copiarse de textos acadios mucho más antiguos, a juzgar por la aparición de algunos de sus personajes en tablillas cuneiformes de la mitología sumeria, de donde debieron de ser extraídos y adaptados por los acadios. Gilgamesh, Enkidu y Humbaba aparecen ya en varios mitos sumerios de mediados del cuarto milenio a.C.



Los primeros versos de la epopeya[2] nos ofrecen una imagen de la ciudad de Uruk rodeada por una sólida muralla de siete capas. En Uruk reina Gilgamesh, «aquel que ha visto todo para darlo a conocer al país, que ha conocido todo para referirlo a todos» (T. I, c. I, 1‑2), como un toro salvaje. «Dos tercios de él son dios, un tercio de él es hombre» (T. I, c. II, 1), «no tiene igual en el ímpetu de sus armas, sus compañeros están atados en su red» (T. I, c. II, 10‑11).

Su gobierno, por lo que se ve, es tiránico y oprime a sus súbditos de tal modo que éstos elevan una queja a Anu[3], el dios del cielo, quien decide poner al rey en su sitio. Para ello crea un héroe que pueda vencerlo: «Los lamentos hace saber Anu a Aruru[4], a la gran Aruru le gritó: "Tú, Aruru, que has creado al hombre, crea ahora una imagen suya; que a su tiempo sea él un retrato de Gilgamesh, lucharán entre sí y Uruk se calmará". Cuando Aruru oyó esto formó en sí misma una imagen de Anu. Aruru se lavó las manos, cogió un pedazo de arcilla, la lanzó a la tierra, y con la arcilla creó al héroe Enkidu, progenie sublime, de la tropa del guerrero Ninurta[5]. Todo su cuerpo estaba cubierto de pelo, la compostura de su caballera era como la de una mujer; el crecimiento de su cabello era denso como Nisaba[6]. Él no conoce ni gente ni país, va vestido con una ropa como Sumuqan[7] [como un pastor]» (T. I, c. II, 29‑39).

De este modo nace Enkidu, un ser salvaje que vive en la estepa como los animales y en perfecta armonía con ellos: «Y él, Enkidu, su lugar de nacimiento era la montaña, junto a las gacelas comía la hierba, junto a las bestias bebía en los abrevaderos, junto al ganado se complacía en el agua» (T. I, c. IV, 2‑5).

Cierto día, un pastor se encuentra con él, se asusta de su aspecto salvaje, y se enfurece porque Enkidu ha roto las trampas que éste ponía a los animales salvajes. Se dirige a su padre para relatarle lo sucedido y éste lo envía a pedir ayuda a Gilgamesh. El rey le aconseja distraer la atención de Enkidu en otra dirección, mandándole a una prostituta[8] que lo seduzca y le haga abandonar la estepa y la vida salvaje. El pastor sigue el consejo del rey, y Enkidu se acuesta con la prostituta hasta quedar saciado: «Seis días y siete noches se acostó Enkidu con la prostituta y la poseyó. Cuando su voluntad estuvo saciada, se volvió hacia los animales, pero las gacelas, cuando vieron a Enkidu, corrieron de aquí para allá, los animales del campo se apartaron de su cuerpo. Enkidu se aterró, su cuerpo estaba como pegado, sus rodillas se detuvieron, su carrera ya no era como antes. Él se dio cuenta, y su inteligencia se despertó» (T. I, c. IV, 21‑29). Consciente del cambio que se ha producido en Enkidu, la prostituta lo consuela diciéndole que ya no debe correr con los animales del campo, puesto que ahora es «como un dios» (T. I, c. IV, 34).

A continuación, la prostituta le enseña los rudimentos de la vida civilizada, haciendo que cambie de vestido, llevándole a comer con los pastores y dándole a tomar alimentos cocidos y licor, todo ello desconocido hasta entonces para él. Una vez introducido en los rudimentos de la vida social, lo lleva a la ciudad de Uruk. Hasta Enkidu llegan noticias de Gilgamesh y de su despótica forma de tratar a los súbditos, lo cual le enfurece y decide hacerle cambiar de actitud. Pero antes de enfrentarse con el rey, quiere demostrar a los pastores que ha cambiado de talante tomando «su arma para atacar a los leones ‑descansaban ahora los pastores por la noche‑. Apuñaló a los lobos, sometió a los leones ‑los grandes vigilantes ahora descansaban‑. Enkidu ahora era su protector» (T. II, c. III, 28‑34).

Cuando llega a la ciudad es admirado por todos sus habitantes, quienes están convencidos de que por fin el rey encontrará la horma de su zapato. Entre tanto, a Gilgamesh le había sido anunciada en sueños la llegada de Enkidu, quien debería convertirse en su amigo inseparable. Cuando ambos héroes se cruzan, Enkidu trata de impedir que el rey cometa una de sus acostumbradas infamias, que consistía en haberse otorgado una especie de derecho de pernada sobre las muchachas que iban a desposarse. Enkidu se enfrenta con Gilgamesh y lo abate en la lucha. Gilgamesh reconoce entonces el valor de Enkidu y lo convierte en su único amigo. Tras haber cambiado su carácter, a causa de ese vaticinado encuentro, Gilgamesh decide poner fin, junto a su amigo, a todos los males que se abaten sobre su país y, en primer lugar, se dirige contra Humbaba, el monstruo que custodia el Bosque de los Cedros.

Se arman los dos héroes con los mejores pertrechos que se podían forjar en Uruk y se ponen en camino. Pero, antes de partir, a Enkidu le asalta la duda, ya que había conocido al monstruoso Humbaba cuando habitaba con los animales y sabe del terrible poder destructor del guardián del Bosque de los Cedros, colocado allí por el dios Enlil[9]. Los habitantes de la ciudad también tratan de disuadir al rey, pero Gilgamesh declara estar dispuesto incluso a sacrificar la vida con tal de llevar a cabo una acción lo suficientemente heroica como para conferirle nombre y fama eternos: «Si yo caigo -proclama Gilgamesh-, a pesar de ello instituiré mi nombre: "Gish ha caído en la lucha con el guerrero Humbaba". Me aprestaré a entrar en el Bosque de los Cedros. Me haré un nombre eterno» (T. III, c. IV, 3‑5 y 14‑25).

Con este ánimo se ponen ambos héroes en camino y, tras algunas peripecias, logran dar muerte a Humbaba. Vuelven a Uruk victoriosos y allí son homenajeados por sus ciudadanos. Gilgamesh se lava y se cambia de ropa para purificarse después de matar al monstruo, como le habían aconsejado antes de partir los ancianos de Uruk.

Tras la purificación, Gilgamesh aparece tan bello y heroico que excita el deseo de Ishtar[10], diosa del amor y de la guerra, de talante lascivo y casquivano. La diosa le hace proposiciones de matrimonio que Gilgamesh rechaza de manera desdeñosa, recordándole todos sus amoríos con hombres y animales, a los cuales la diosa había hecho luego desgraciados. Furiosa y deseosa de venganza, la diosa pide al dios Anu que cree un toro celeste para acabar con el altanero rey. Anu envía el toro a la Tierra y éste se dedica a aterrar a los hombres hasta que se da de bruces con nuestros dos héroes, quienes acaban con él en un abrir y cerrar de ojos. La diosa los maldice por ello y exige a los dioses que les envíen un castigo por haber dado muerte al toro celeste y al guardián Humbaba. Los dioses se reúnen en asamblea y deciden dar muerte a Enkidu, pero absolver a Gilgamesh. Enkidu tiene noticias en sueños de esta decisión de los dioses y, a continuación, cae presa de una enfermedad que le lleva lentamente a la muerte. En el lecho de muerte, consciente de su inexorable final, Enkidu maldice a la prostituta y al pastor que le habían llevado hasta la vida civilizada para acabar de una manera tan terrible, pero Shamash le reprocha que hable así y le hace ver las virtudes de su nuevo estado.

Gilgamesh se siente desesperado por la muerte de su amigo, que no llega a aceptar hasta que, al cabo de varios días, ve caer un gusano de su nariz, síntoma de la descomposición que conlleva la muerte. En aquel momento, Gilgamesh se lamenta profundamente: «como una leona a la que le han quitado sus cachorros. Se inclina sobre el rostro de su amigo. Se arranca los cabellos y los deja sueltos, se rasga y arranca su bellos ropajes» (T. VIII, c. II, 15‑22). Acto seguido, se envuelve en una piel de león y se echa al monte con la intención de llegar hasta donde habita Utnapishtín[11], el héroe del diluvio universal, al que los dioses habían otorgado la vida eterna. El miedo a la muerte ha entrado en su corazón y trata de hallar la inmortalidad. «Gilgamesh, por su amigo Enkidu, amargamente lloraba y corría por el campo: Cuando yo muera, ¿no seré como Enkidu? El miedo ha entrado en mi ánimo, temo a la muerte y corro por el campo» (T. IX, c. I, 1‑5).

Antes de llegar hasta Utnapishtín tiene que pasar por el monte Mashú[12], custodiado por los hombres escorpiones que guardan las puertas del Sol. Éstos le advierten que el camino que pretende recorrer es muy difícil, pero le indican cómo cruzar. A continuación, llega al jardín de la diosa Siduru[13], a la que pregunta el camino para llegar hasta Utnapishtín. Siduru trata de hacerle desistir recomendándole que se conforme con los humanos placeres y no pretenda alcanzar un tipo de vida que está vedada a los hombres; pero, ante la insistencia del rey, se apiada de él y le indica el camino a seguir. Finalmente, llega a las orillas del Mar de la Muerte -al otro lado del cual existe una isla en la que habita el héroe del diluvio- y allí encuentra a Urshanabi, el barquero de Utnapishtín, quien le lleva ante su presencia.

Una vez llegan a la isla, Gilgamesh narra su hazaña a Utnapishtín y hace que éste le cuente cómo obtuvo de los dioses el favor de la inmortalidad. Utnapishtín le narra de qué modo ha obtenido la vida eterna, pero le advierte que la inmortalidad está reservada a los dioses y que todo lo que haga por conseguirla será inútil. Gilgamesh parece comprender por fin lo infructuoso de sus hazañas y sigue el consejo de Utnapishtín de que vuelva a Uruk. Antes de partir, Utnapishtin hace que el barquero Urshanabi lleve a lavar al héroe, que éste tire sus pieles al mar y se vista con «ropas nuevas que no pierdan su calidad hasta que llegue a la ciudad» (T. XI, 246).

A punto ya de embarcar de vuelta, una pequeña luz se enciende en el ánimo de Gilgamesh cuando, para no mandarlo a casa con las manos vacías, Utnapishtín le ofrece una planta que hace rejuvenecer: «"Te revelaré, Gilgamesh, una cosa secreta, una cosa desconocida te diré: Existe una planta similar al espino blanco, su espina se clava en la mano como una rosa; si consigues esa planta con tu mano, la vida encontrarás". Cuando Gilgamesh oyó esto abrió un pozo y ató piedras pesadas a sus pies. Lo tiraron al abismo y él vio la planta. Cogió la planta y ésta pinchó sus manos. Cortó las piedras pesadas de sus pies y, de este modo, alcanzó de nuevo la playa: "Urshanabi [dijo Gilgamesh], ésta es una planta famosa, mediante la cual el hombre obtiene su aliento de vida. La llevaré a la amurallada Uruk, la haré comer, la haré crecer, la planta cortaré. Su nombre es: el viejo se hace joven. La comeré y, de este modo, volveré a mi juventud"» (T. XI, 266‑ 284).

Pero de camino a Uruk, mientras el héroe se lava en las frescas aguas de un pozo, una serpiente le roba la planta, con lo que se disipa cualquier esperanza de vencer a la muerte. Vuelve al fin a su ciudad, de la que ya no saldrá hasta que, en el tiempo que los dioses han previsto para él, abandone este mundo como cualquier otro mortal. Acaba el poema con una exaltación de la memoria del héroe; un héroe cuyo nombre, como él deseó, parece haberse hecho eterno.



Se han planteado diversas interpretaciones de este mito, ya de por sí bastante explícito en su temática. La explicación más general es la de quienes lo definen como una alegoría que trata el problema del hombre ante la muerte y la búsqueda de la inmortalidad. Desde este punto de vista, el mito ejemplificaría mediante una sola figura las diferentes actitudes de los hombres frente a la muerte: aceptación teórica; rechazo al ser consciente de ella en la persona de alguien querido; repulsión ante la descomposición física; deseo de vencerla por cualquier modo, y una especie de resignación antes de un último intento de, cuando menos, retrasarla lo máximo posible.

Trascendiendo esa lectura casi textual, G.S. Kirk nos ofrece una interpretación bastante más sugerente[14]. Los presupuestos subyacentes en esta interpretación hay que buscarlos en la valoración de ideas contrapuestas que han hecho muchos pensadores, desde Rousseau hasta Levy‑Strauss, de los estados de naturaleza y de cultura. En el caso del filósofo antropólogo, éste trató de demostrar -mediante el estudio de los mitos de algunas tribus de Brasil central- que la diferenciación entre naturaleza y cultura es un tema presente y de profundo interés para la mentalidad mítica. (Sin duda fue también un tema a reflexionar para la cultura griega arcaica y clásica, que en la época sofística derivó en la discusión entre physis y nomos.)

Parece que los hombres se han sentido siempre preocupados por su condición y por la relación que mantenían con su entorno. El contraste entre cultura y naturaleza resultaba chocante para la mentalidad mítica. Aunque en la antigua Mesopotamia la separación entre esos dos ámbitos no fuera tan clara como, por ejemplo, la que se daba en el entorno estudiado por Levy‑Strauss ‑entre poblado y selva virgen‑, sin duda, la diferencia entre ciudades atestadas y desiertos vacíos, o entre la llanura y el fértil aluvión, era lo bastante brusca como para dar que pensar. No es de extrañar que, análogamente a como sucede en otras culturas, en los pueblos mesopotámicos se hubiese dado algún tipo de explicación mítica a la diferencia entre lo natural y lo cultural, y a sus relaciones. De hecho, algunos de sus mitos hacen referencia a las diferencias entre lo seco y lo regado, o entre los modelos de fecundidad culturalmente aceptable y los no aceptables, éstos últimos salvajes y de fatales consecuencias. Por ejemplo, en el mito de «Enil y Ninlil»[15] se penaliza el incesto como modelo de fertilidad culturalmente reprobable; un tabú común a todas las culturas, aun siendo una actitud bastante extendida en el estado de naturaleza.

A partir de estos presupuestos, Kirk interpreta la epopeya como una investigación mítica de las diferencias entre lo salvaje y lo civilizado. En primer lugar, subraya el salvajismo originario de Enkidu, al que se hace nacer en la estepa, con el cuerpo cubierto de pelo y alimentándose como los animales. Valdría la pena señalar también que, apuntalando aún más este salvajismo, algunas representaciones iconográficas mesopotámicas muestran a un supuesto Enkidu como un híbrido de hombre y toro, un ser con cabeza humana y la parte inferior y la cola de toro; una especie de Minotauro invertido.

Para Kirk, Enkidu no sólo es un salvaje, sino más concretamente la antítesis del hombre, tanto por su forma de obrar como por el hecho de ser una «imagen» (un reflejo invertido) de Gilgamesh. Cuando es iniciado por la prostituta en el amor, en la vida en comunidad y en el alimento cocido -es decir, cuando se le instruye acerca de los beneficios de la cultura-, Enkidu reniega del salvajismo en el que nació, cazando leones y lobos. Se ha vuelto completamente civilizado y lo demuestra rechazando a sus antiguos compañeros, que ya antes le habían rechazado a él.

Pero, a pesar de los beneficios de este nuevo estado, Enkidu recordará con nostalgia su origen salvaje cuando, a causa de sus hazañas al lado de Gilgamesh, enferme mortalmente; y llegará a maldecir los pasos que le han llevado hasta su estado civilizado: el pastor que lo vio en la estepa y la prostituta que lo instruyó en la vida en comunidad. Kirk conjetura que el origen de esta maldición reside en que, para Enkidu, la principal causa de su agonía está en su paso de lo salvaje a lo civilizado.

Aunque acaso se debería matizar que, más que la «causa de su muerte», es la «conciencia de la muerte» lo que debe achacarse a su nuevo estado. No ha de olvidarse que, en el momento en que su fuerza disminuye y los animales lo abandonan, su inteligencia empieza a despertar. Así pues, el despertar de su inteligencia es anterior ‑y, sin duda, causa‑ de su civilización. La diferencia entre su anterior estado salvaje y su actual estado civilizado no reside en que antes pudiese eludir la muerte y ahora no, sino más bien en que ahora no puede eludir el sufrimiento que conlleva ser consciente de ella, esa angustia de saberse «un ser para la muerte». Sin duda, la frustración del impulso por transgredir el límite de la mortalidad ‑ léase hybris‑ tiene mucho que ver con esta angustia.

Hasta aquí hemos visto cómo reflexiona el mito sobre el paso del estado de naturaleza al de cultura, con todo lo que este último tiene de positivo ‑como le recuerda el dios Shamash a Enkidu en el lecho de muerte: sociabilidad, amistad, heroicidad, etc‑, pero también con la angustia que conlleva una inteligencia despierta; y, en concreto, la angustia ante la muerte, a pesar de haberse podido sentir «como un dios». Veamos ahora cuál es la reacción de Gilgamesh ‑que al principio del poema parecía tan despreocupado por su propia muerte‑ ante la muerte de su amigo.

Para Kirk, la reacción de Gilgamesh supone una especie de rito de paso equivocado. Se deja crecer el pelo, se viste con pieles y se pone a vagar por la estepa; es decir, imita el cambio que se había producido en Enkidu, pero al revés, tratando de pasar del estado de cultura al de naturaleza. Aunque esta actitud pueda estar en consonancia con algunos ritos fúnebres practicados en Mesopotamia, el carácter extremo de los mismo parece que ‑a juicio de Kirk‑ pretende señalar algo más. Precisamente Gilgamesh, la encarnación de la cultura, rechaza en ese momento el mundo civilizado y trata de hacer frente a su angustia ante la muerte ‑la de su amigo y la suya propia, de la que ahora se ha hecho consciente‑ volviendo al estado salvaje del que procedía su amigo. Hay una analogía clara e inversa entre este rito y el llevado a cabo por Enkidu para realizar el paso contrario. Estos pasos de estado de naturaleza a estado de cultura, y viceversa, quedan ejemplificados en el mito mediante cambios de vestimenta: Enkidu se quita las pieles para entrar en la ciudad y Gilgamesh se las pone para salir de ella ‑también se pone vestidos nuevos para «purificarse» cuando vuelve de matar a Humbaba en «lo salvaje» del Bosque de los Cedros‑, y, como vimos, volverá a cambiar sus pieles por ropas nuevas cuando regrese definitivamente a la ciudad.

Cuando Utnapishtín convence a Gilgamesh para que vuelva a su estado civilizado hace que se lave, tire sus pieles y se vista con un traje nuevo que «no pierda su calidad hasta que llegue a la ciudad». Sin duda, en ese «no perder su calidad» debemos entender que ahora su vuelta al estado de cultura será ya definitiva, sin nuevos intentos de «ritos de paso equivocados», como los define Kirk.

La pregunta que Kirk se hace acerca de la actitud de Gilgamesh ante la muerte de su amigo es la siguiente: ¿por qué pretende salir del estado de cultura para «volver» al estado de naturaleza? Su respuesta es que, de esta forma, pretende expresar su preocupación y sentimiento de culpabilidad por la muerte de su amigo, que muere tras realizar el paso inverso de naturaleza a cultura. Kirk sugiere que su rechazo a la civilización simboliza su rechazo a la muerte. Afirma que, del mismo modo que Enkidu culpaba a la civilización de su trágico final, Gilgamesh rechaza la realidad de la muerte de Enkidu saliendo al mundo de la naturaleza, hacia ese estado que, a sus ojos, estaría ausente de muerte y descomposición. Siguiendo ese hilo interpretativo, Kirk sugiere que el regreso a Uruk, lavado y con ropa nueva, no sólo representaría la resignación ante la muerte, sino también que no se puede culpar a la civilización por la enfermedad y la muerte. Y que, a pesar de la muerte, el hombre no puede prescindir de la cultura, y no tiene sentido tratar de alterar la propia vida por la angustia ante la muerte.

Es indudable que la interpretación de Kirk apunta hacia unos temas que no se deben pasar por alto en este mito. Los diversos pasos de estado de naturaleza a estado de cultura no sólo son innegables, sino una de las piedras angulares del mismo. Tampoco debe menospreciarse la importancia que estos diferentes estados tenían para el pensamiento mítico, así como para buena parte de la filosofía posterior. Pero creo que pasa por alto algunos detalles de especial importancia para la comprensión del mito.

En primer lugar, existen ciertas actitudes que indudablemente deben ser definidas como hybris[16]. La manera de gobernar de Gilgamesh refleja claramente aquella hybris que, según Solón, está especialmente presente en los tiranos (frags. 3, 7‑9 y 5, 8‑10 de la ed. de Rodríguez Adrados[17]), la cual debía ser castigada por los dioses, como afirma Hesíodo[18]. En este caso, es una hybris que se sitúa aún dentro de los límites de lo humano. A partir de ahí, el nacimiento de Enkidu será el castigo de esa falta y pondrá en marcha el proceso que llevará de hybris a diké -para expresarlo al modo griego-, es decir, el tirano sufrirá una convulsión que le haga cambiar de actitud. Pero aparecerá aún una tercera hybris, en esta caso determinante para el desarrollo del relato. Me refiero a esa actitud de quienes pretenden igualarse a los dioses, que en algunos lugares se define como «no pensar humanamente» y que, de forma paradigmática, aquí se hace aparecer casi al unísono con el despertar del hombre a la razón, cuando Enkidu se siente como un dios tras haberse despertado su inteligencia. Una actitud que sin duda es compartida por Gilgamesh.

También desearía llamar la atención sobre un detalle que creo que Kirk soluciona con demasiada rapidez. Ni Enkidu ni Gilgamesh pueden pretender que el estado de naturaleza está exento de muerte, ya que ambos conocen de sobras la mortalidad de los animales. Además, en el caso de Gilgamesh, no debemos olvidar que su «pretendido» paso al estado de naturaleza no es más que un camino para llegar hasta Utnapishtin, es decir, para tratar de alcanzar la inmortalidad de los dioses. El problema que se plantea Gilgamesh ante la muerte de su amigo no parece tener nada que ver con sentimientos de culpa civilizados o supuestos estados de naturaleza idealizada. No creo que el problema que aquí se plantea sea tanto la muerte como la conciencia de muerte, y ante ella de poco puede valerle al hombre la resignación. Las opciones que ante esa angustia nos plantea el poema son dos: o inconsciencia o inmortalidad.

Cuando Gilgamesh trata de superar la muerte volviendo al estado de naturaleza ‑un paso inverso al que él mismo y toda la humanidad habrían dado antes, representado aquí en la transformación de Enkidu‑, su hybris le lleva a tratar de traspasar el límite que separa el vivir humano del vivir animal. Trata de volver a ese estado de inconsciencia anterior al pensamiento ‑el del Enkidu salvaje‑ para recuperar ese idílico estado que su amigo añora en el momento de morir; pero es un intento vano, porque esa vuelta a la animalidad es ya imposible.

En su paso por el mundo salvaje (en «lo afuera» de las murallas de Uruk), vagando por la estepa, comiendo como los animales y vestido con pieles, Gilgamesh no se convierte en un animal feliz e inconsciente. Muy al contrario, durante su camino sigue demostrando la angustia existencial que lo mueve. Repite cuatro veces la salmodia con la que se había lamentado por la muerte de su amigo: «Cuando muera, ¿no seré como Enkidu?. El miedo ha entrado en mi ánimo, temo a la muerte y por ello vago por la estepa.» Cuatro veces narra los acontecimientos que le han llevado a ese angustiado estado de ánimo: a los hombres escorpiones, a Siduru, a Urshanabi y a Utnapishtin. No hay duda de que en su vagar por la estepa no ha vuelto al estado de inconsciencia ante la muerte que se suponía propio del estado de naturaleza. Perder la consciencia de muerte, volver realmente al estado de naturaleza, sólo podría significar la disolución de lo humano, la vuelta a su originario estado animal. Y ese estado sólo podrá alcanzarse de manera transitoria, mediante aquel «éxtasis» momentáneo en el cual el hombre abandona su psique y se comporta como un animal, como sucedía, por ejemplo, en los ritos dionisíacos. Pero la permanencia en ese estado es imposible ‑como esos mismos ritos demuestran (véase, por ejemplo, el caso de Las bacantes)‑, salvo que se suponga que cierta manía ‑léase si se prefiere sencillamente locura‑ puede ser un estado de permanente inconsciencia.

Se debe tener en cuenta que tanto Enkidu como Gilgamesh son figuras paradigmáticas de lo humano: el primero, del paso de naturaleza a cultura, con el componente de hybris que ello implica; el segundo, de la plasmación de la hybris en la pretensión de transgredir los límites humanos. En este sentido, Gilgamesh pertenece ya para siempre a un estado de cultura del que le es imposible salir. Por esa razón, volverá a habitar para siempre dentro de las murallas de Uruk, «muros hechos como de bronce, de siete capas, a los que ningún trabajo iguala». No por resignación ante la muerte, sino porque al ser derrotado en su heroica batalla contra el destino de los humanos mortales ha alcanzado un conocimiento mucho más alto. «Aquel que ha visto todo, aquel que ha conocido todo» sabe que el límite entre el hombre y el animal es insalvable, del mismo modo que aquello que le separa de los dioses ‑la muerte‑ es insoslayable.

Lo paradigmático de la actitud de Gilgamesh es el modo cómo su hybris le lleva a acometer una proeza absolutamente heroica, tratando de romper en una sola acometida los dos límites dentro de los cuales discurre el humano vivir. Gilgamesh es el río que se desborda por los dos márgenes. Intenta volver al estado de naturaleza y alcanzar a la vez la inmortalidad de los dioses, y, en su periplo por lo que queda fuera del estado de cultura, empieza a definir los límites humanos. Por debajo queda un estado animal al que ya es imposible volver, por encima la inalcanzable inmortalidad divina. Gilgamesh debe volver a habitar dentro de las murallas de Uruk, dentro de los límites de la humanidad, en el estado de cultura. Por ello, el poema acaba como empezó, dentro de las murallas de Uruk, con un Gilgamesh admirado de lo sólidos que son esos límites que le separan del resto del cosmos.

Desde nuestra realidad cultural de occidentales «racionales» solemos acercarnos al mito para descubrir en él un substrato primitivo de algunos de los temas que han fraguado la historia del pensamiento filosófico. Con esa suficiencia propia de filósofos no nos impresiona que, dos mil años antes de Aristóteles, un modelo de pensamiento anónimo hubiese reflexionado ya acerca de los límites del vivir humano con tanta lucidez como en el mito de Gilgamesh, intentando dar respuesta a una pregunta que Aristóteles ni siquiera llegaría a formular. Si pudiésemos retrotraernos a aquella época, en la que los discursos de saber aún eran eminentemente narrativos, acaso podríamos admirar toda la grandeza de ese pensamiento prerracional. En este mito vemos aparecer temas que iban a convertirse más tarde en tópicos filosóficos: el paso de naturaleza a cultura y el componente de hybris implícito en la inteligencia humana; el desarrollo de esa hybris tratando de traspasar los límites de la mortalidad, y, en el fracaso de esa hazaña, una primera definición de los límites que separan a los hombre tanto de los animales como de los dioses. Pero más allá de la belleza épica del relato, este mito contiene también un excedente de saber, una carga de conocimiento prerracional que, por desgracia, nosotros ya no somos capaces de aprehender.

La filosofía renegó de lo mítico, pretendiendo poder acceder a un conocimiento más profundo del hombre y del mundo. Pero, al problematizar la pregunta por el hombre, centró su reflexión en investigar una supuesta esencia profunda y universal. Apareció así la pregunta por «qué» es el hombre, la pregunta por el ser, olvidando aquella triple cuestión -«quién», «cómo» y «dónde»- por la que debía pasar cualquier reflexión para el pensamiento mítico. En otras palabras, frente a lo unívoco del ser, el pensamiento mítico nos proponía enfrentarnos con un saber narrativo, con un conocimiento del devenir de la existencia. Un tipo de pensamiento del que, desgraciadamente, la filosofía se alejó desde que puso el acento de su reflexión en un valor de verdad, olvidando por completo la cuestión del sentido. Aunque, sin duda, se trata de un conocimiento que los amantes del saber deberían empezar a buscar en alguno de esos ámbitos que la filosofía dejó fuera de sus límites[19], expulsándolos más allá de sus murallas, del mismo modo como Platón echó de su república a los poetas.


[1] Aristóteles, Política I, 1253a.

[2] Para el texto de la “Epopeya de Gilgamesh” sigo la edición de G. Furlani, Miti babilonesi e assiri, Sansoni, Florencia, 1958. Asimismo, sigo la numeración de tablillas y columnas de dicha edición.

[3] Anu, el cielo, Enlil, la tierra, y Ea, el agua, forman la tríada cósmica en la mitología babilónica y sumeria.

[4] Aruru era una de las divinidades que habían participado en la creación de los hombres. Diosa protectora de los nacimientos y de los niños, había creado al hombre amasando arcilla -del mismo modo que crea a Enkidu en este poema. Podemos ver, pues, en Enkidu, un ser paradigma de la humanidad creada antes por esta misma diosa.

[5] Ninurta es un dios de la guerra y de la caza; Enkidu es definido aquí como un guerrero.

[6] Nisaba era la diosa del trigo. La abundancia de cabellos del héroe -espesos como espigas de trigo- pueden denotar tanto el valor como la “animalidad” de nuestro héroe.

[7] Sumuqan era un dios de la vegetación, de las bestias y de la fecundidad. Esta definición de Enkidu, comparándolo con divinidades de la vegetación y la vida animal apuntan, sin lugar a dudas, al carácter salvaje de este héroe. Por otra parte, el hecho de haber sido creado por la diosa Aruru -aquella que creara a la humanidad- del mismo modo que se crearon a los hombres, parece apuntar a un estado anterior de la humanidad toda similar al estado inicial de Enkidu al llegar a la Tierra; es decir, un estado de animalidad previo y anterior a la humanidad civilizada, a partir de la cual da inicio nuestra “historia como hombre”, nuestra mitología y nuestro pensamiento.

[8] Aunque algunos estudiosos de la mitología sumeria han querido ver en esta prostituta a una sacerdotisa del templo de Ishtar -las cuales ejercían la prostitución sagrada en los templos, en analogía a una de las principales ocupaciones de Ishtar entre los dioses-, para G. Furlani el que se la califique en este poema como “cortesana” denota que no se trataba de una de esas sacerdotisas, sino de una simple prostituta “laica”.

[9] Esta divinidad, una de las tres principales del panteón babilónico, adorada ya en las principales ciudades sumerias, era hostil a la humanidad, como se desprende del relato del Diluvio, del cual Enlil es uno de los principales inspiradores.

[10] Diosa del amor y de la guerra, en Babilonia y Asiria, se funde con la diosa Inanna, análoga entre los sumerios. Esta diosa era, en primer lugar, la diosa del amor lascivo, y ejercía de prostituta entre los dioses; pero, también era la diosa de la fecundidad. En el relato del Diluvio, esta diosa es la principal defensora de la humanidad, creada por ella según algunos mitos sumerios.

[11] Utnapishtín y su mujer eran los únicos supervivientes del Diluvio. Se habían salvado construyendo una barca por consejo de Ea; y, una vez hubo perecido el resto de la humanidad, los dioses les concedieron la vida eterna.

[12] Algunos estudiosos han visto en este monte la cadena montañosa que, en la cosmología paleomesopotámica, separaba los cielos de los infiernos. Estaba formada por siete cimas, cada una de las cuales contenía una entrada al infierno.

[13] Este jardín, situado más allá de las puertas del sol, sería el último límite de la Tierra antes del Mar de la Muerte, más allá del cual habita la inmortalidad. Es éste un límite -el último- infranqueable para cualquier mortal. Gilgamesh -acaso gracias a sus dos tercios divinos- logrará franquearlo con la ayuda del barquero Urshanabi, pero tendrá que volver a cruzarlo de vuelta, sin haber conseguido la inmortalidad anhelada; aunque traiga de vuelta consigo una sabiduría que le hará ser recordado como “aquel que ha visto todo, aquel que ha conocido todo”.

[14] G.S. Kirk, El mito, su significado y funciones en la Antigüedad y otras culturas, Paidós, Barcelona, 1990, pp. 140‑160.

[15] Véase, R. Borger, Handluch der Veilshriftliteratur, vol. III, Berlín, 1975.

[16] Acerca de la hybris como “esencia del carácter humano”, véase, D. Cifuentes, “En el centro del laberinto: la hybris y el Minotauro”, Convivium, núm. 9 (1996), pp. 38-48.

[17] F. Rodríguez Adrados, Líricos griegos, Alma Mater, Barcelona, 1956.

[18] Hesíodo, Trabajos y días 223‑248.

[19] En creaciones mitopoyéticas tan aparentemente alejadas de los ámbitos de la reflexión como el “séptimo arte” podemos hallar excedentes de conocimiento, que no deberían ser desechados por la filosofía. Véase, a este respecto, un ejemplo en: D. Cifuentes, “Blade Runner o la lucha de Teseo contra el Minotauro”, Pensamiento, vol. 54 (1988), núm. 210, pp. 449-456.

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lunes, agosto 28, 2006

La furia y el sueño: Una tragedia politica

Mi primera obra de teatro, aquí les mostraré de que va la primera escena:

Primer Acto:

Escena I


(Entran los soldados Romanos)

Romano Uno

No me gustaría estar en el pellejo de esos Godos.

Romano Dos

Dentro de unos días sólo serán eso, pellejos, huesos y mucho odio.

Romano Uno

Eso Temo, el buen Alaric ha servido al Imperio luchando contra los Bárbaros, incluso entre nuestras legiones hay primos y parientes que le guardan más que un buen cariño.

Romano Dos

Por el sagrado manto de Cristo, ruego que no sea verdad. El emperador debería estar más atento a sus espadas que a la gentil voz de los nobles, y caballeros que le rodean estos días. Porque con seguridad te digo que no hay cura para el odio.

Romano Uno

De acuerdo hermano pequeño, pero ya es hora de partir, confiscar las espadas de los Godos es una orden de Stilicho, y eso es más sagrado que la misma voz de Dios.

(Se escuchan ruidos de fondo, mientras el soldado Uno sale, el soldado dos se queda en el escenario)

Romano Dos

Que sea maldito si no es sangre lo que huelo en el aire, las matanzas, como me decía mi padre, siempre están bien justificadas en el amor al pueblo; ¿no era esa la canción de Aníbal? ¿Los Persas no cantaban canciones de conquista llenándose de la energía del buen sol? César caminaba el camino de la justicia, igual Alejandro y otros… pero la verdad es que por los muertos nadie va a hablar. Y de nada sirven los nobles brazos y las gentiles espadas de los héroes. Basta de estos pensamientos, que me voy a hacer ahorcar. Este bufón debe decirles adiós, pero no se olviden que la sangre de los ojos no se limpia como cualquier otra costra.

(Sale el soldado Dos)

miércoles, agosto 23, 2006

Un caso de Licantropia


Peter Stubbe

Desde el siglo XV al XVIII, es probable que muchos ofensores sexuales fuesen juzgados como brujos, hombres lobo e incluso vampiros, por los fanáticos religiosos que condenaban cualquier actitud o pensamiento que no coincidiese con los dogmas establecidos por ellos.

Obligaban a las personas detenidas, a confesar la comisión de crímenes, pactos con el Diablo, y las más diversas actividades brujeriles aunque éstos no las hubiesen cometido, por razones tan simples como la excentricidad, la fealdad, la falsa acusación por parte de un vecino, o la deformidad física..., sometiéndolos a crueles torturas con el propósito de arrancarles, no sólo los miembros, sino una confesión de culpabilidad.

En el Museo Británico y en la Biblioteca de Lambeth, se encuentran los dos ejemplares originales de una acusación de licantropía de las más conocidas: el caso de Peter Stubbe, el "hombre lobo" alemán ejecutado en 1589 en la localidad de Bedburg, cerca de Colonia... otro caso lastimoso de un hombre perdido por su propia confesión, forzado por la tortura, y a quien ya se había condenado antes de que comenzara el juicio.

Lo cierto es que trece niñas, dos mujeres y un hombre fueron asesinados en la pequeña comunidad, algunas de las niñas asaltadas sexualmente y mutiladas, en el espacio de veinticinco años. El asesino, o asesinos, nunca fueron hallados.

Luego, arrestaron a Peter Stubbe tras ser identificado por unas personas a las que había tratado de robar pocos días antes. El hombre, enfrentado con la seguridad del tormento que le hubiese obligado a confesar cualquier cosa, admitió su culpa y proporcionó detalles de algunos de los crímenes.

Stubbe confesó poseer un cinturón mágico que le transformaba en "lobo voraz y devorador, fuerte y poderoso, con ojos grandes y alargados, que brillaban como tizones de carbón por la noche, una boca grande y ancha, con dientes muy afilados y crueles, un cuerpo fornido y garras poderosas".

Los que le acusaban, registraron el valle donde Stubbe dijo que había dejado su cinturón mágico, pero no encontraron nada. Naturalmente jamás existió, como tampoco se transformaba en lobo, ni había pactado con el Diablo... tales ingredientes en las confesiones de los acusados, cuando la hechicería se añadía a la lista de presuntos crímenes, eran la moda de la época.


No obstante esto no impidió a los jueces creer en su confesión. Por el contrario, declararon: "Se puede muy bien suponer que el cinturón ha ido a manos del diablo de quien provino". Y la venganza fue terrible. Le condenaron a tener su cuerpo atado a la rueda, y le aplicaron tenazas al rojo sobre diez puntos distintos de su cuerpo hasta caerle la carne de los huesos; después de esto le rompieron los brazos y piernas con un hacha de madera, para finalmente cortarle el cuello en redondo y, luego, reducir su cuerpo a cenizas.

A pesar del fanatismo y la fantasía de los inquisidores con los delirios del hombre lobo, tampoco se puede destacar que Stubbe cometiese los actos que describe en sus declaraciones, pues en algunos de estos casos, sólo el verdadero culpable de los crímenes podía haber proporcionado con exactitud la descripción de algunas de las mutilaciones en determinadas víctimas.

Lo que sí es cierto, es que el asesino de las dieciséis víctimas tenía atemorizada a toda la región alemana, y el proceso del presunto culpable ganó enorme atención por parte de las gentes del lugar.

Estas son algunos fragmentos de dicho documento:

" Discurso verdadero declarando la vida condenable y la muerte de un tal Peter Stubbe, un terrible y malvado hechicero, que bajo la forma de lobo cometió muchos asesinatos, continuando esta práctica doble durante veinticinco años, matando y devorando hombres, mujeres y niños. El cual, por tales hechos fue apresado y ejecutado el 31 de octubre pasado en la Torre de Bedburg, cerca de la ciudad de Colonia, en Alemania:

En las ciudades de Cperadt y Bedburg, en la alta Alemania, se crió y nutrió un tal Peter Stubbe, que desde su juventud se sintió grandemente tentado al mal, y practicó las malas artes entre los doce y los veinte años, siguiendo así hasta hoy, sumergiéndose en los conocimientos de la magia, la nigromancia, la hechicería, y trabando conocimiento con muchos espíritus infernales...

... este gran pecador no deseaba riquezas ni ascensos, ni menos se satisfacía su fantasía con ningún placer externo, sino que poseyendo un corazón tirano y una mentalidad cruel y sangrienta, que estaba dispuesto a acometer. El Demonio, que comprendió que sería un instrumento adecuado para realizar todas las maldades posibles, un arma de destrucción, le entregó una faja que debía ponerse para transformarse en un voraz lobo, fuerte y poderoso, de ojos enormes y brillantes, que en la noche relucían como tizones encendidos, una boca ancha y profunda, con colmillos agudos y crueles, un cuerpo inmenso y aceradas garras. Y tan pronto como se quitase la faja volvería a adoptar su verdadera forma humana...

... Peter Stubbe se mostró muy complacido, ya que la forma de lobo armonizaba con su fantasía y su naturaleza, inclinada a la sangre y la crueldad, viéndose satisfecho con este don extraño y diabólico, ya que no podía acarrearle mal alguno, puesto que la faja podía ser escondida en cualquier sitio reducido. Así pasó a la consumación de los más viles y repugnantes crímenes, ya que si alguna persona le enojaba, al momento ansiaba tomarse cumplida venganza, merodeando por la ciudad y sus alrededores en forma de lobo, no descansando hasta haberle destrozando la garganta a su víctima y desmembrarla. Gozaba tanto con la vista de la sangre, que empezó de noche a vagar por los campos, ejecutando extremas crueldades. Y de día iba ataviado por las calles como los demás, bien conocido por todos los habitantes, siendo a veces saludado por aquellos cuyas amigas e hijas había asesinado, sin que nadie sospechase de él. En estas poblaciones vagaba arriba o abajo, espiando por si divisaba a alguna doncella, esposa o hija, que agradase a sus ojos y encendiese la pasión en su corazón, tras lo cual acechaba la ocasión en que su víctima salía de su población, particularmente si lo hacía sola, echando a correr tras ella, y con toda crueldad la asesinaba; también a veces, merodeando por los campos o los bosques, veía a varias jóvenes juntas, jugando o descansando, y de repente en su forma de lobo, se abalanzaba sobre ellas, y mientras las otras huían, él apresaba a una, y una vez realizada su lasciva hazaña, la asesinaba, y si le había gustado alguna de sus compañeras corría en su busca por todas partes y la separaba de las demás, pues tal era su velocidad y rapidez de movimientos gracias a su forma de lobo, que podía vencer a cualquier sabueso de la región; y tanto practicó estas maldades que toda la provincia empezó a temerle, espantados de aquel lobo siniestro y ávido de sangre. Así continuó sus diabólicas y condenables hazañas durante unos cuantos años, asesinando a trece jovencitas y a dos mujeres en cinta, a las que abrió en canal para quitarles los fetos, comiéndose sus corazones sangrientos y palpitantes, que para él eran exquisitos bocados que amortiguaban su feroz apetito...

...solía matar a menudo corderos y ovejas, como hacen los lobos, alimentándose con su sangre y la carne cruda, como si fuese un lobo auténtico, de forma que todos los que vivían en aquellos parajes le temían como a una alimaña...

...mucho tiempo continuó su villana existencia, a veces en disfraz de lobo, otras como hombre, ya en las poblaciones, ya en los bosques y espesuras, donde una vez llegó a encontrarse con dos hombres y una mujer, a quienes deseó grandemente asesinar, para lo cual, y como conociera a uno de ellos por el nombre, se escondió entre unas matas, y lo llamó en voz alta. El aludido tendió la vista en derredor, y al no ver a nadie, fue a investigar por entre los arbustos, abalanzándosele el lobo y matándolo en el acto. Transcurridos unos minutos, y como el hombre no volviera junto a la otra pareja, el otro individuo internóse por la espesura con ánimo de buscarlo, ocasión que ya acechaba el infame lobo para repetir su hazaña. Pero no se libró tampoco la mujer, ya que al verse sola y desamparada en el bosque, echó a correr, pero el lobo logró alcanzarla y se precipitó sobre ella atacándola sexualmente. Lo cierto es que jamás volvió a encontrarse el menor rastro de esta pobre víctima, aunque sí los cuerpos mutilados y devorados de sus compañeros.

Así vivió durante veinticinco años Peter Stubbe, sin que nadie sospechase que era el autor de tantas muertes y crueldades, durante cuyo tiempo asesinó y devoró a gran número de hombres, mujeres, niños, ovejas, corderos, cabras y otro ganado, ya que cuando le faltaban las víctimas humanas hacía presa en los animales...

...los habitantes de Colonia y Bedburg empezaron a salir de casa siempre armados a fin de poder repeler en caso necesario los ataques del lobo...

...todos los habitantes tenían grandes perros al acecho de la fiera, hasta que por fortuna lograron acorralarle, de modo que viéndose el lobo perdido, arrojó lejos de sí la faja, apareciéndose en forma humana con un cayado y yendo en dirección a la ciudad. Pero los hombres que seguían a los perros no se dejaron engañar y lo apresuraron. Poco después fue llevado a la ciudad de Bedburg, pero temeroso del tormento, voluntariamente confesó todas sus maldades, cometidas en el espacio de veinticinco años, confesando asimismo que el Diablo habíales entregado la faja, que arrojara en el valle antes de ser apresado; los magistrados enviaron a buscar la faja, que no fue hallada. Ya que el Diablo, habiendo logrado su propósito, la perdición de su aliado, le dejó entregado a los horrores del tormento.

Tras haber estado preso cierto tiempo, los magistrados examinaron el caso escrupulosamente, señalando que su hija Bell Stubbe y su comadre Katherine Trompin eran accesorios a los crímenes cometidos, siendo condenadas juntamente con Peter Stubbe el 28 de octubre de 1589.

Peter Stubbe, como principal encartado y malhechor, fue condenado a la rueda, siéndole quemada la carne con hierros candentes en diversos lugares del cuerpo, tras lo cual debían rompérsele las piernas y los brazos mediante hachas, separada la cabeza del cuerpo y reducidos los restos a cenizas.

Su hija y su comadre también debían ser reducidas a cenizas la misma hora del mismo día. Y el 31 de aquel mes, sufrieron la muerte acordada en la ciudad de Bedburg, en presencia de muchos pares y príncipes de Alemania.

Así, buen lector, te he hecho relación del verdadero discurso de este hombre malvado que era Peter Stubbe, que deseo sirva de advertencia y escarmiento a todos los hechiceros y brujas, que ilegalmente siguen a sus imaginaciones diabólicas hasta la ruina y destrucción de sus almas eternamente, por lo que ruego a Dios custodia a todos los hombres de bien, y a todos los corazones los proteja del mal.
Amén."

Después de la ejecución, se instaló, como advertencia de los magistrados de la ciudad de Bedburg, un poste al que se ató el cadáver de Stubbe, colgándose en lo alto la cabeza, y un dibujo en forma de lobo como recuerdo de sus muchos crímenes, con dieciséis piezas de madera de un metro de largo como representación de las dieciséis víctimas conocidas de ese "hombre lobo". Al mismo tiempo, se ordenó que debería erigirse un monumento en memoria de los asesinatos allí cometidos.

Como bien expresaba un historiador acerca de este, posiblemente, injusto proceso: "Es interesante observar la facilidad con que las personas, por otra parte inteligentes, racionalizaban lo imposible y hacían que evidencias negativas se convirtieran en pruebas positivas..."

martes, agosto 22, 2006

zoologia y hk


uno de mis primeros deseos de estudio fue la zoología, quise estudiar a los animales e insectos, los amaba y aún amo... en quinto básico escribí y fotocopie, mi primer libro, era sobre animales, y fabulas, como las de esopo... ahora mirando atrás,extraño ese amor por la naturaleza, casi sentía que me respondía, mi fe en ella no se ha ido pero muchas cosas han cambiado.

Hk de una manera u otra, me ha arrastrado de regreso a los estudios biologicos, especialmente la evolución de las especies, viendo al humano como otro animal que evoluciona.

Acá esta la pupa de desarrollo, una pequeña tecnología abismal, sólo la muestro, como un derivado de esos lejanos días del quinto básico, y las tardes en esos veranos eternos en el cerro san cristobal buscando bichos.

Viaje en el Tiempo (Fisica)




Movimientos en el tiempo y en el espacio


Algunas teorías predican en el hecho de que nos movemos hacia adelante en el tiempo, y hacia adelante y hacia atrás en el espacio. Debido a que el espacio y el tiempo están de alguna manera ligados, viajar hacia adelante o hacia atrás en el tiempo teóricamente no sería un imposible.

Según un aspecto ya demostrado de la teoría de la relatividad, viajar a velocidades cercanas a la velocidad de la luz pueden ocasionar la dilatación del tiempo, lo que provoca que el tiempo del individuo que viaja a esa velocidad corra más lentamente. Desde la perspectiva del viajero, el tiempo "externo" parece fluir más rápidamente, causando que el viajero llegue a un lugar más adelante en el futuro.

En física, el concepto de viaje en el tiempo ha sido frecuentemente utilizado para examinar las consecuencias de teorías físicas como la relatividad especial, la relatividad general y la mecánica cuántica. No existe evidencia experimental del viaje en el tiempo, y no se han entendido perfectamente las teorías actuales de la física que permiten cualquier clase de viaje en el tiempo. Aunque existen teorías sobre la posibilidad de brincar lapsos de tiempo a partir de un punto a otro.


La posibilidad de los viajes en el tiempo

La teoría especial de la relatividad de Albert Einstein (y por extensión la teoría general) permite explícitamente un tipo de dilatación temporal que ordinariamente se denominaría como viaje en el tiempo. La teoría sostiene que relativamente a un observador estacionario, el tiempo parece fluir más lentamente para los cuerpos que se desplazan rápidamente: por ejemplo, un reloj que se desplaza cada vez parecerá correr más lento; al incrementar su velocidad y acercarse a la velocidad de la luz parecerá haberse detenido completamente. Sin embargo, este efecto sólo permite el "viaje en el tiempo" hacia adelante en el futuro, nunca hacia atrás. No es típico de la ciencia ficción, y se tienen pocas dudas alrededor de su existencia; sin embargo, de aquí en adelante "viaje en el tiempo" se referirá al recorrido con algún grado de libertad hacia el pasado o el futuro.
En la comunidad científica muchos creen que el viaje a través del tiempo es imposible. Esta creencia es en gran parte debido a la teoría de la navaja de Occam (Occam's Razor). Cualquier teoría que permita el viaje en el tiempo requiere que algunas situaciones de causalidad sean resueltas. ¿Qué pasaría si alguien trata de viajar en el tiempo y mata a su propio abuelo?

Además en la ausencia de cualquier evidencia experimental de que el viaje en el tiempo existe, es teóricamente más simple asumir que no puede ocurrir. De hecho, Stephen Hawking ha sugerido que la ausencia de turistas del futuro constituye un fuerte argumento en contra de la existencia del viaje en el tiempo. Eso sería una variante de la paradoja de Fermi (si no hay visitantes extraterrestres es porque los extraterrestres no existen), pero en lugar de visitantes extraterrestres se hablaría de viajeros del tiempo. Dadas estas circunstancias, otros sugieren a los que sostienen la posición de Stephen Hawking que en el caso de que en un futuro el ser humano pudiese viajar al pasado, éste no podría regresar a un espacio temporal anterior al momento de la puesta a punto de dicha máquina del tiempo. También sugieren que al viajar al pasado estuviésemos <> un universo paralelo y no viajásemos a un pasado determinado sino a una copia de éste pero con una diferencia: un turista espacial. Teniendo así dos espacios temporales simultáneos: Donde aparece un turista del tiempo y donde no. Ésta sería una hipótesis para discutirnos la paradoja de "¿si planeo un viaje para mañana a hoy y ahora para decirme <> por qué no tengo un doble al lado mío diciéndome <>?". Sin embargo, asumiendo que el viaje temporal no pudiese ocurrir, también sería un tema interesante para los físicos porque les ofrecería la pregunta de por qué y qué leyes físicas evitan que ocurra el viaje temporal.

Los equivalentes de viaje temporal y viaje a la velocidad de la luz

Antes que nada, si alguien es capaz de mover información de un punto a otro más rápido que la velocidad de la luz, de acuerdo a la relatividad especial, se podrá observar la transferencia de información viajando al pasado.
La teoría general de la relatividad de Einstein amplía la teoría especial para cubrir la gravedad. Se hace esto postulando que la materia "curva" al espacio que se encuentra a su alrededor. Pero bajo la relatividad, las propiedades del espacio son permutables con las propiedades del tiempo, dependiendo la perspectiva del observador, de modo que una trayectoria curvada a través del espacio puede ser una trayectoria curvada a través del tiempo.
En una medida moderada, esto permite que trayectorias lineales de diferentes longitudes puedan conectarse los mismos puntos en el espacio; en una medida extrema, teóricamente, podrá permitir que líneas temporales se curven alrededor de un círculo y se reconecten con su propio pasado.

La relatividad general describe al universo como un sistema complejo de "ecuaciones del campo", y existen soluciones para estas ecuaciones que permiten las llamadas "curvas temporales cerradas", y por lo tanto el viaje a través del tiempo hacia el pasado.

La primera y más famosa fue propuesta por Kurt Gödel, pero todos los ejemplos actuales requieren que el universo tenga ciertas características físicas que no parece poseer. Se desconoce si la relatividad general prohíbe curvas temporales cerradas para todas las condiciones realistas. La mayoría de los físicos creen que así es, en gran parte porque si se asume un cierto principio en contra del viaje temporal se previenen el acontecimiento de situaciones paradójicas.


El uso de los agujeros de gusano

Una máquina de viaje temporal propuesta que utilice un agujero de gusano funcionaría (hipotéticamente) de la siguiente manera: se crea de alguna manera un agujero de gusano. Un extremo del túnel es acelerado a una velocidad cercana a la de la luz, quizás con una nave espacial avanzada, y entonces se regresa de vuelta al punto de origen. Debido a la dilatación temporal, el extremo dilatado del túnel ha experimentado un pasaje menos subjetivo que el extremo estacionario. Un objeto que pasa a través del extremo estacionario saldría en el otro extremo en el pasado relativo al tiempo cuando entró.
Una limitante significativa de tal máquina es que sólo es posible viajar hacia el pasado en el punto inicial cuando fue creada la máquina; en esencia, se considera más como un pasaje a través del tiempo que un dispositivo que se mueve a través del tiempo, y no permite que la propia tecnología en sí misma viaje a través del tiempo.
Esto puede permitir una explicación alternativa a la paradoja de Hawking: algún día se podrá construir una de estas máquinas al pasado, pero todavía no han sido construidas, así que los turistas temporales no pueden llegar a este punto temporal.

Crear un agujero de gusano de un tamaño apropiado para una nave macroscópica, mantenerlo estable y mover uno de sus extremos requeriría un nivel significativo de energía en un orden mucho mayor que la cantidad de energía que un sol como el nuestro puede generar en su periodo de vida. La creación de un agujero de gusano también requeriría la existencia de una sustancia llamada antimateria (o "materia negativa"), que, aun cuando no es imposible, no se sabe si existe en formas útiles para la generación de un agujero de gusano (ver por ejemplo el efecto Casimir).
Por lo tanto es inverosímil que tal dispositivo sea construido, incluso con tecnología altamente avanzada. Por otra parte, agujeros de gusano microscópicos aún pueden ser útiles para enviar información de regreso al pasado a través del tiempo.
En 1993 Matt Visser argumentó que las dos bocas de un túnel de gusano con tal diferencia temporal inducida no podrían ser reunidas sin inducir el campo cuántico y los efectos gravitacionales que provocarían el colapso del túnel o en otro caso el rechazo de los dos extremos.

Debido a esto, las dos bocas no podrían acercarse lo suficiente porque tendría lugar una violación de la causalidad. Sin embargo, en un diario de 1997, Visser realizó la hipótesis de que una configuración de un "anillo Roman" complejo (así nombrado por Tom Roman) de un número N de agujeros de gusano alineados en un polígono simétrico pueden actuar como una máquina del tiempo, aunque concluye que es probable que esto es más probable y no es un defecto en la teoría clásica de la gravedad cuántica, sino que más bien prueba que es posible la violación de la causalidad. [2]

Utilización de cilindros rotatorios masivos

Otra teoría, desarrollada por Frank Tipler, implica un cilindro rotatorio. Si un cilindro es largo y denso, y gira tan rápido en relación a su eje mayor, entonces una nave que vuele alrededor del cilindro en una trayectoria espiral puede viajar atrás en el tiempo (o hacia adelante, dependiendo de la dirección de la espiral). Sin embargo, la densidad y la velocidad requerida es tan grande que la materia ordinaria no es suficientemente fuerte para construirla. Un dispositivo similar puede ser construido de una espiral cósmica, pero no se sabe de la existencia de alguna, y no parece que sea posible crear una.
El físico Robert Forward notó que una ingenua aplicación de la relatividad general en la mecánica cuántica sugiere otra manera de construir una máquina del tiempo. Un núcleo atómico pesado dentro de un fuerte campo magnético podría alargase en forma de cilindro, cuya densidad y rotación podrían ser suficientes para construir una máquina del tiempo. Los rayos gamma proyectados podrían permitir enviar información (y no materia) de regreso al pasado. Sin embargo, él precisó que hasta que no tengamos una sola teoría que combine la relatividad y la mecánica cuántica, no tendremos idea si tales especulaciones son absurdas

Uso del envolvimiento cuántico

Los fenómenos de la mecánica cuántica tales como el teletransporte cuántico, la paradoja EPR (nombrada por las iniciales de A. Einstein, B. Podolsky y N. Rosen), o envolvimiento cuántico puede parecer que genera un mecanismo que permite comunicación FTL (faster than light: más rápida que la luz) o viaje temporal, y de hecho algunas interpretaciones de la mecánica cuántica tales como la interpretación de Bohm presumen que alguna información está siendo intercambiada entre partículas instantáneamente con la intención de mantener correlaciones entre partículas. Einstein se refería a este efecto como una "temible acción a distancia".

Sin embargo, las reglas de la mecánica cuántica curiosamente parecen evitar que alguien ajeno al uso de estos métodos transmita realmente información útil, y por lo tanto no aparece permitir el viaje en el tiempo o la comunicación FTL. Esta interpretación errónea parece ser extendida en los reportajes sobre teletransporte cuántico de la prensa popular.
Al asumir que el viaje temporal o la comunicación superluminal son imposibles, se pueden derivar resultados interesantes tales como el teorema de la no clonación, y como las reglas de la mecánica cuántica funcionan con el fin de preservar la causalidad como un área activa de investigación.


La posibilidad de las paradojas

El principio de auto-consistencia de Novikov y cálculos recientes de Kip S. Thorne indican que simples masas pasando en el tiempo a través de agujeros de gusano no podrían generar paradojas - no existen condiciones iniciales que induzcan una paradoja una vez que es introducido el viaje en el tiempo. Si sus resultados pueden ser generalizados sugerirían, curiosamente, que ninguna de las paradojas formuladas en las historias de viaje temporal puedan ser actualmente formuladas en un nivel físico: es decir, que cualquier situación que se provoque en una historia de viaje temporal puede permitir muchas soluciones consistentes. Las circunstancias podrían sin embargo, tornarse casi increíblemente extrañas.
Universos paralelos pueden proveer una vía que permita evitar paradojas. La interpretación de mundos múltiples de Everett sugiere que todos los eventos cuánticos posibles pueden ocurrir simultáneamente en historias exclusivas. Estas historias alternas o paralelas, formarían un árbol ramificado que simbolizaría todos los posibles resultados de cualquier interacción.
Debido a que todas las posibilidades existen, cualquier paradoja puede ser explicada al ocurrir los eventos paradójicos en un universo diferente. Este concepto es frecuentemente utilizado en la ciencia ficción. Sin embargo, en la actualidad, los físicos creen que dicha interacción o interferencia entre estas historias alternativas no es posible (ver la Conjetura de Proyección Cronológica).


El viaje en el tiempo y el principio antrópico

Se ha sugerido por físicos como Max Tegmark que la ausencia del viaje en el tiempo y la existencia de causalidad pueden darse debido al principio antrópico. El argumento es que un universo que permite viajes en el tiempo y ciclos cerrados de tiempo es uno en la que la inteligencia no evolucionaría debido a que sería imposible para una entidad determinar (clasificar) los eventos en un pasado o en un futuro, hacer predicciones, o comprender el mundo a su alrededor.
Observando que esto no impondría ninguna restricción ante agentes supernaturales (e.g. Dios) los cuales no son confinados por los límites del espacio-tiempo.

Distancia en los viajes a través del tiempo


De acuerdo con la relatividad especial, las leyes físicas pueden ser invariables durante las transformaciones Lorentz. Estas mezclas de dimensiones espaciales como tiempo, pueden ser comparadas a una relación de distancia por la velocidad de la luz.

Así que la segunda es comparable a una unidad de distancia igual a 299.792,458 km. Inversamente, la distancia de 1 metro es comparable a cerca de 3,34 nanosegundos. También se puede comparar un "año" a un "año luz" (ya que el cuadrado de una distancia señala lo opuesto al cuadrado de una época, el tiempo y el espacio no son realmente idénticos).
Ahora, si se supone que las mismas distancias en espacio y tiempo presentan el mismo nivel de dificultad técnica, entonces moverse en el tiempo tan sólo por un segundo, adelante o atrás, sería como volar a la luna. Moverse algunos años sería como desplazarse a alguna de las estrellas cercanas. Y si se quisiera visitar la época de los dinosaurios, quizás sería como viajar a una galaxia lejana. Sobre la base de este argumento, algunas personas piensan que el viaje a través del tiempo requeriría un nivel muy avanzado de tecnología (a menos que se utilizara algo similar a la teleportación).

Alternativamente, observadores remotos sugieren que todo el espacio-tiempo está conectado, quizás a través de las características cuánticas del condensado Bose-Einstein, y que se puede tener acceso a cualquier punto instantáneamente a través de una conciencia dirigida.

lunes, agosto 21, 2006

Diablo: Cronicas

Hace Diez años se abrió un agujero en la realidad nacional, no, no hablo de metafísica, hablo de un personaje encerrado entre viñetas, y no uno cualquiera. Diablo rompió mucho de los mal llamados límites autoimpuestos en el comic nacional. Sus páginas mostraban a su personaje, Alex, un chico como cualquiera, que se ve atrapado en una encrucijada digna de Shakespeare, en la que debe asumir el rol de un vigilante o paladín nocturno, con el fin de castigar a los culpables y aplicar el castigo que faltaba en el universo; esto parece extraño para nuestra realidad, pero el comic se sostuvo firmes entre sus jóvenes piernas. Quizás la más grande novedad de esta revista, es que estaba pintada con colores digitales, siendo el primer personaje de la fauna chilena en entrar a este formato, que hoy por hoy es estándar.

Se cumplen no sólo diez años del surgimiento de esta Magna Opera de la sociedad creativa compuesta por Mauricio Herrera y Javier Ferrera, también el comic chileno esta de cumpleaños, ya son cien años, diez décadas entregando personajes, es por eso que Diablo debe volver en un formato diferente, volver a romper las supuestas reglas. Esta entrega, que cuenta con la participación de diversos artistas, incluyendo a su elenco original, es entregada en Blanco y Negro. Un formato sumamente desafiante, urbano, pero a la vez dúctil y directo, que nos permitirá conocer otro lado de los artistas que solemos observar día a día, que han aceptado el desafío, no menor, de entrar en esta aventura. Ante todo, esto es un regalo a los seguidores del comic nacional, un reencuentro con el vigilante por excelencia, el hombre de la máscara roja, Diablo; que se prepara para celebrar su cumpleaños, de regresos, con fuerza renovada.

http://www.diablocomic.com

El shogunato Tokugawa

El shogunato Tokugawa, también conocido como shogunato Edo, bakufu Tokugawa u originalmente del japonés bafuku Edo fue el tercer y último shogunato que ostentaba el poder en todo Japón, los dos anteriores fueron el shogunato Kamakura (1192 - 1333) y el shogunato Ashikaga (1336 - 1573). Este shogunato fue instaurado por el shōgun Tokugawa Ieyasu, fundador del clan Tokugawa y descendiente del clan Matsudaira, el 24 de marzo de 1603 (que corresponde al 12º día del segundo mes del año 8 de la era Keichō en el calendario tradicional japonés).

Durante el período de los shogunatos, existía una especie de dictadura militar sometida específicamente al Emperador de Japón. El shōgun, convertido como general en jefe de las fuerzas armadas de Japón, tenía el poder militar y político del país; mientras que el Emperador le fue asignado el poder espiritual y religioso, a modo de enlace entre las personas y los dioses, quien tuvo poder nominal de la Corte Imperial de Kioto. Esta situación era algo parecida a las monarquías europeas de origen católico durante la Edad Media, donde el poder político y militar la poseían los monarcas y el poder religioso era asignado al Papa.

Quince shōgun administraron el poder del clan Tokugawa y del país durante 264 años, subordinando a los demás clanes a un poder secundario o provincial y en este período es conocido por adoptar una política que centralizó y unificó al país devastado por las guerras de la antigua era Sengoku, y logró establecer un sistema de clases en la sociedad japonesa; también es conocido por adoptar una postura de aislamiento absoluto frente al resto del mundo (sakoku), que acarreó en la prohibición y expulsión de extranjeros y la eliminación de influencias externas por cualquier medio, tal como es el caso del exterminio del cristianismo en Japón durante el shogunato, todo esto para mantener una estabilidad del poder en Japón.

El poder nominal del shogunato estaba en la ciudad de Edo (actual Tokio), al contrario del poder imperial establecido en Kioto. Es así, que en este período de dominio del shogunato Tokugawa es conocido como período Edo o período Tokugawa.

Dicho período termina bajo múltiples presiones con la entrega del poder de Tokugawa Yoshinobu al Emperador Meiji, el 9 de noviembre de 1867 (que corresponde al 14º día del décimo mes del año 3 de la era Keiō en el calendario tradicional japonés). A partir de entonces el shogunato es abolido y el Emperador obtiene el poder militar y político del país, desencadenando en la Restauración Meiji que transformaría al país radicalmente durante el resto del siglo XIX.

sábado, agosto 19, 2006

Animo Artistico


MMM no sé como empezar a escribir el blog de hoy, me siento atrapado entre los límites de mi imaginación... pues al tiempo que escribo esto, estoy terminando Radix. Heroes, Invensión 2065 y mi obra de teatro, además de la niña vampiro, y mi colección de poesía... pero el dolor de estas fuerzas es extraño, cada una me obliga a dedicarme sólo a ellas, así que hoy es desidido dedicarme a escribir otras cosas, algo que me refresque la cabezota, mientras les dejo con una muestra de como van las cosas....

viernes, agosto 18, 2006

Odiarme

Bueno, cuando era joven, entre esos malditos 12 y los 15 me resultaba sumamente fácil odiarme. Después de todo no lucía como un héroe, y no estaba cerca de ser un tipo brillante, lo único que sabía hacer, era escribir historias y poemas que todos habrían odiado. No había alegría en ellos, y si, tampoco había mucha belleza... como sea, hace un tiempo encontré este poema, nada maravilloso, repito, pero fu bueno leerlo para contemplar el que era... y el que soy, así que arreglé su redacción, la ortografía y lo pasé al compu... pues los dejo con mis primeros pasos a unas tinieblas, que ciertamente, se pusieron mucho más interesantes con el tiempo.... eso creo.


Pecado original o como duermen los demonios

si me das la razón
si me das el control,
me estás robando
el perdón

te di mi pureza
y
mi pureza robaste

¿creíste que no iba a reconocer este pacto?
¿soy demasiado ciego para darme cuenta?


Incienso en el aquelarre,
viejo sudor
Baal, Belial, Moloch,
vieja brujería

tu beso
tu puño
tu venganza
se meten dentro de mi piel

me das la rabia
me das el querido rigor mortis
lleva a cabo la sentencia
recibo con orgullo mi castigo
no tengo miedo de ser manchado
tu necesidad de mi ha sido
siempre una pequeña ilusión
si quieres verme,
entra en la extensión de mi pecado.

jueves, agosto 17, 2006

Heroes

Capitulo II

LA FORJA DE LOS HÉROES

La Guerra de Troya

La mujer más hermosa del mundo era Helena, hija de Zeus y Leda. Helena se casó con Menelao, rey de Esparta, y cuando Paris fue a visitarlos acababan de tener una hija, Hermíone. Menelao recibió a Paris en su casa, pero Paris pagó su hospitalidad secuestrando a Helena y escapando con ella a Troya.
El inicio de la expedición.- Menelao utilizó una estrategia muy buena para conseguir un buen ejército. Lo que hizo fue reunir a todos los pretendientes de Helena y a todos los reyes y nobles de Grecia para poder recuperar a su esposa. El jefe de las fuerzas griegas era Agamenón, rey de Micenas y hermano de Menelao. Todos los héroes griegos acudieron de todo el continente para cruzar el río Egeo y dirigirse hacia Troya.
Algún héroe, como fue el caso de Odiseo, fingió tener locura para no ir a la guerra porque sabía que no volvería. Tampoco quería que fuera a la guerra su hijo Telémaco a quien disfrazó de mujer y envió a Esciros para mezclarlo con las hijas del rey Licomedes. Durante su estancia se casó con una de las hijas, Didamía.
Más tarde, Odiseo se dio cuenta de que sin Aquiles no conquistarían Troya y fue a buscarlo otra vez.
La enorme fuerza militar griega formada por Agamenón, Menéalo, Odiseo, Áyax, Diomedes y Aquiles, estaba lista para zarpar, pero el viento se mantuvo en su contra. Finalmente, el profeta Calcante reveló que la diosa Artemis exigía el sacrificio de la hija de Agamenón, Infigenia, antes de que el viento cambiase de dirección. Agamenón se horrorizó, pero la opinión general lo obligó a realizarlo: Ifigenia, convocada con el pretexto de que iba a casarse con Aquiles, fue muerta sobre el altar. De este modo, el viento cambió y los barcos zarparon.
Los celos eran uno de los vicios en el bando griego y Agamenón, para reafirmar su autoridad sobre Aquiles, le quitó su joven esclava Briseida.

Fue aquí cuando Aquiles se encolerizó. No sólo era un insulto a su honor, sino que era una gran injusticia, ya que Aquiles había hecho la mayor parte de lo necesario para conseguir todo el tesoro y el botín del que Agamenón creía que tenía derecho a disfrutar. Como consecuencia, Aquiles se retiró a su tienda y decidió no tomar parte en la lucha
La lucha se fue agravando poco a poco y los griegos sufrían una fuerte presión sin Aquiles. Agamenón se vio forzado a ofrecer a Aquiles riquezas de todo tipo y la devolución de Briseida, pero el gran guerrero se negó.
Patroclo, hermano de Aquiles, tomo parte de la lucha dirigiendo sus tropas y con su armadura. Finalmente, fue asesinado por Héctor, el mejor guerrero troyano. Aquiles, apenado por la pérdida de su armadura, mando llamar a su madre Tetis quien le trajo una nueva armadura. Aquiles se reconcilió con Argamenón y regresó al campo de batalla. Tras haber matado a muchos troyanos y sobrevivir al ataque del río Escamandro, Aquiles pudo finalmente encontrar a su principal adversario, Héctor.
Finalmente, ambos héroes se encontraron y tras dar tres vueltas a la muralla de Troya, se enfrentaron cara a cara. Aquiles envió su lanza a la garganta de Héctor y posteriormente lo sometió a numerosas vejaciones para vengar la muerte de su hermano Patroclo.
A continuación, Aquiles organizó un funeral por su hermano. Los restos de Patroclo se pusieron en una urna y se enterraron en un montículo. Cada día, al alba, Aquiles arrastraba el cuerpo de Héctor alrededor del montículo. Príamo, padre de Héctor, se dirigió al campamento de Aquiles para pedirle que enviara el cuerpo de Héctor a Troya para poderle hacer un funeral por su muerte. Aquiles se conmovió y aceptó su súplica.
Aquiles tenía un punto débil, y era conocido por los dioses, Apolo sería el encargado de guiar la flecha de Paris, que se fue a dar al talón, privando al héroe de su luz. Tras la muerte del guerrero más grande, los griegos decidieron aplicar la astucia para tomar Troya.
Es aquí donde cambiamos de protagonista y la astucia de Odiseo se roba las páginas de la Iliada. Casi todo el mundo conoce la leyenda del Caballo de Troya: los griegos, que asediaban la ciudad de Troya, construyeron un enorme caballo de madera, se metieron en él y dejaron que los troyanos, pobres ingenuos, lo introdujeran dentro de la ciudad creyendo que era un regalo. Los griegos habían quemado sus tiendas y les hicieron creer que Troya ya no sería tomada.
Al caer la noche, los griegos salieron del caballo y se unieron a sus compañeros que llegaban en barcos. Posteriormente, los troyanos despertaron para encontrarse su ciudad en llamas. Entre los pocos que consiguieron escapar de las llamas estaba Eneas, hijo de Anquises y Afrodita. Avisado por su madre, abandonó la ciudad con su hijo Ascanio y su anciano padre, llevándose con él los dioses de Troya. Finalmente, Eneas llegó a Italia donde fundó una nueva Troya más grande.

La Odisea, o el gran regreso a casa

Con sus doce naves, Odiseo emprende la vuelta al hogar y realiza su primer desembarco en el país de los Cícones, donde toma la ciudad de Ísmaro. Sólo perdonó la vida de uno de sus habitantes, Marón, que en agradecimiento le regaló un vino que le fue muy útil en la tierra de los Cíclopes. En el país de los Lotófagos, se les obsequió con el loto, un fruto exquisito que provocaba el olvido. Odiseo tuvo que llevarse a la fuerza a los marineros que lo habían probado. Luego llegaron a la tierra de los Cíclopes donde Polifemo sorprendió a Odiseo y a algunos de sus compañeros dentro su gruta y los capturó taponando la entrada con una enorme piedra. Para escapar, Odiseo emborrachó a Polifemo con el vino que le había regalado Marón y después le cegó su único ojo. A los gritos de Polifemo aparecieron otros Cíclopes, pero como Odiseo le había dicho que se llamaba "Nadie", cuando los otros Cíclopes le preguntaban que le pasaba, él les respondía que le había cegado "Nadie". Por lo que pensaron que estaba loco y se marcharon. Después, todos los marineros salieron colgados de la parte inferior de las ovejas que el Cíclope tenia en su cueva y a las que dejaba salir a pastar de una en una palpándoles los lomos, para que no se escapasen los prisioneros, aprovechándose de la ceguera que le habían provocado. Una vez en el barco, en un acto de orgullo, le gritó a Polifemo que había sido burlado por Odiseo de Ítaca y el Cíclope invocó a su padre, Poseidón, pidiendo que castigase al héroe. Por lo que a partir de aquel momento Odiseo se ganó el odio del dios del mar. En Etolia, fueron agasajados por Éolo, dios del viento. Les entregó un odre que contenía los vientos, pero la tripulación pensando que se trataba de tesoros, abrió el odre. Se desencadenó una ventisca que les arrojó de nuevo a las costas de Etolia, pero avisado de la oposición de los dioses, Éolo se negó a ayudarles otra vez. Después llegaron a la tierra de los Lestrígones, que eran antropófagos. Este pueblo, con el rey Lamo a la cabeza, destruyó once de las doce naves de Odiseo. La única nave que le quedaba a Odiseo llegó a la isla de Eea, donde la maga Circe metamorfoseaba en animales a todos los extranjeros que llegaban a sus dominios. Con ayuda de una hierba que le da Hermes, Odiseo consigue que Circe devuelva su verdadera forma a sus compañeros. Se une a Circe, con la que tiene a Telégono. Por consejo de Circe, acude al bosque de Perséfone para consultar al alma de Tiresias el futuro. Una vez allí, siempre según las instrucciones de Circe, sacrifica a un carnero joven y a una oveja negra. Las ánimas acuden a beber la sangre del sacrificio, pero Odiseo no les permite beber hasta que llega Tiresias. Odiseo vuelve a Eea, donde le rinde honras fúnebres a Elpenor. Después parte hacia Ítaca, no sin que antes Circe le aconseje como enfrentarse a los monstruos que le esperan a lo largo del camino: las Sirenas, Escila y Caribdis. Las Sirenas eran monstruos mitad mujeres, mitad aves, que con sus cantos atraían a los marineros hasta unas rocas donde los barcos se estrellaban y los navegantes eran devorados.
Odiseo, según las indicaciones de Circe, taponó los oídos de sus hombres con cera de modo que no oyeran los mágicos cantos. Sólo él, que deseaba oírlas, no se los taponó, pero tomó la precaución de pedir a la tripulación que le atase fuertemente al mástil. La leyenda cuenta que tras este fracaso las Sirenas se sumergieron en el mar. Tras combatir a las Sirenas, llegaron al estrecho de Mesina, en uno de sus lados habitaba Escila, en el otro Caribdis. La primera era un monstruo con la parte superior de mujer y una parte inferior de la que le salían seis medios perros. Para evitar a Caribdis, se acercaron demasiado a Escila y el engendro consiguió capturar y devorar a seis de los hombres de Odiseo. Luego atravesaron las rocas errantes, que permanecían quietas desde que las habían logrado cruzar los Argonautas.

Llegaron a Sicilia donde pastaban los rebaños de Helio, dios del sol. El adivino Tiresias, había advertido al héroe que no tocasen las vacas del sol. Sin embargo, el hambre hizo que la tripulación desobedeciese a Odiseo y, mientras su jefe dormía, matasen a unas cuantas. Cuando se hicieron de nuevo a la mar Helio se había quejado a Zeus, que como castigo les envió directos a las fauces de Caribdis. Esta última, provocaba un inmenso remolino que todo lo succionaba. Sólo Odiseo, que no había probado las vacas de Helio, se salvo de ser engullido. Permaneció el héroe durante nueve días asido a un trozo de mástil, navegando a la deriva. Nuestro naufrago llegó a la isla de Ogigia, donde habitaba Calipso. Enamorada de él, lo retuvo durante años hasta que apareció Hermes con el encargo de Zeus de que dejase partir al héroe. Con ella engendró a Nausítoo y a Nausínoo. Por desgracia, las iras de Poseidón contra el héroe no habían cesado. El dios del mar provocó una tempestad que destrozó la embarcación de Odiseo y hubiese perecido si no hubiera contado con la ayuda de la diosa marina Leucótea. Esta diosa, transformada en gaviota, le entregó un velo con el que Odiseo se envolvió y que le mantuvo a flote. Desnudo y agarrado a un madero, llegó en las costas de Esqueria, la actual Corfú. Fue descubierto por Nausícaa, hija de los reyes feacios Alcínoo y Arete. Estos soberanos, compadecidos por las peripecias del héroe, enviaron un navío hasta la cercana Ítaca para llevar a Odiseo de regreso a su patria. Una vez en Ítaca, los marineros depositaron dormido a Odiseo en la playa, junto a los valiosos regalos de Alcínoo. Poseidón molesto con los feacios por la hospitalidad que mostraron a Odiseo, convirtió al barco junto a sus tripulantes en piedra. Incluso se decía que había taponado los puertos de Esqueria, arrojando una montaña entre ellos y el mar.
Tras veinte años de ausencia cuando Odiseo despertó, al principio no reconoció su país natal. Después Atenea le indica que se dirija a la casa del porquero Eumeo. Telémaco aparece en la cabaña de Eumeo y los tres se ponen de acuerdo para expulsar a los pretendientes de Penélope.
Disfrazado de mendigo, Odiseo acude a su palacio. En el camino se topa con el cabrero Melancio, que le propina un puntapié a Odiseo, al que por prudencia el héroe no responde. Sólo su perro Argo, lo reconoce, pero muere a sus pies al verlo. Por indicación de Atenea, Odiseo se mezcla entre los pretendientes pidiendo limosna para conocer sus corazones. Ellos se burlan de él y Antínoo, le incita a luchar con el mendigo Iro, para ganarse un puesto en el banquete. Odiseo le vence de un solo golpe.

Cuando los pretendientes se retiran, Telémaco y su padre esconden las armas de la sala. Al saber que en su palacio hay un mendigo extranjero, Penélope le llama por si puede darle noticias de su esposo. Ella no le reconoce, pero si la vieja nodriza de Odiseo, Euriclea, pues descubre la cicatriz que el héroe se hizo durante una cacería con su abuelo, Autólico. Con una señal, Odiseo, le ordena que guarde silencio.
Al día siguiente, Telémaco anuncia que su madre se casará con aquel que emule una hazaña realizada por su padre tiempo atrás. La prueba consiste en hacer pasar una flecha a través de doce anillos de hacha, con el arco que Ífito le regaló a Odiseo en su juventud.Sólo Odiseo logró repetir la hazaña, los pretendientes ni siquiera lograron tensar el arco. Después Odiseo, Telémaco, Eumeo y Filecio se enfrentaron a los pretendientes matándoles a todos menos al heraldo Medonte y al bardo Femio,
Por fin Odiseo se reúne con Penélope y con su padre Laertes, retirado en el campo desde su partida. Pero aparecen los familiares de los pretendientes, pidiendo justicia. Surge Atenea y pone paz entre ambas partes.

miércoles, agosto 16, 2006

Oscar D'Saille


¿Quién es este elusivo personaje de la historia hk? Es en pocas palabras, el úlimo líder de los Hijos de las Cenizas, el padre de Camille D'Saille, la madre de Eric, también podriamos decir que es el maestro de Lázaro, pero ninguno de estos adjetivos alcanzan a cubrirlo, es un hombre que es capaz de hablar con la naturaleza, a través de un ser de volunda llamado Fénix, que tiene el poder de regenerar la vida cuando esta ha sido tocada por el Abismo, cuando Fénix sucumbió, este pasó a Lázaro, aunque muy disminuido, pero le ayudó a encontrar a La Quimera, el ser de Voluntad que guía los hijos de la luz... aún así ni esto alcanza a abreviar lo que es el hombre del pelo azul, que controla el rayo tan bien como Vicente, y el fuego aun mejor que Eric... aquel que ve los hilos de la vida aún mejor que Anita...

Fue el último gran desviante de la antiguedad, sin contar a KOJ:...

lunes, agosto 14, 2006

Mas reflexiones de radix.


Bueno mis reflexiones me siguen saltando sobre la cabeza, estoy dedicado 100% a que Radix sea una bella edición y ustedes puedan decir ¡esto lo entiendo sólo yo! o ¡yo estoy desde el principio!

domingo, agosto 13, 2006

Algunos Tips sobre Ensayo

Nociones Básicas de Ensayo

Indice
1. Nociones Básicas de Ensayo
2. Lo que no es Ensayo
3. Tipos de Ensayo

1. Nociones Básicas de Ensayo

El ensayo (exagium) tiene su origen en Grecia, donde se consideraba como una proposición original que dispone elementos de creación, generación e innovación. Se parte del conocimiento normal (establecido) para romperlo. A partir de elementos
que lo hacen, al conocimiento, diferente en: perspectiva, conjunción, relación, conformación, etc.
El ensayo, independientemente del área de estudio, tiene una conformación, una metodología y un diseño único. Se ha tratado de ver el ensayo literario aislado de otros campos como el científico, pero en un strictu sensu es igual en estructura.
Es importante considerar y aclarar algunos conceptos básicos que integran la noción de ensayo.

Campo elaboracional
Marco teórico
Conocimiento normal
Tesis
Hipótesis
Conocimiento extraordinario
Teorías inconmensurables
Falsación
Campo elaboracional: entiéndase por el área de acción, la delimitación de lo que se ensaya. Requiere de una precisión y justificación; además de los focos más importantes del campo. Puede responderse a la interrogantes básicas: qué, quién, cómo, cuándo, dónde y porqué.
Marco teórico: es el estudio analítico de todo el campo elaboracional. Donde se incluyen autores, obras, conceptos que implica el campo. Ubicaciones en tiempo, espacio y sus características. Aportaciones, relaciones, implicaciones, oposiciones, puntos fuertes, puntos débiles: tanto de autores, obras, corrientes, escuelas o conceptos.
Una vez conformado y estudiado el marco teórico, el ensayista hará un análisis de contenido que le permita ubicar:
Posturas a favor de lo que se va a plantear
Posturas en contra de lo que se va a plantear
Posturas críticas por autores, por obras, por escuelas, por conceptos.
Adherirse a un grupo epistémico
Contravenir a un grupo epistémico
Generar una visión que conforme posturas opuestas en principio.
Conocimiento normal: entiéndase por la aceptación de adeptos sin reflexión. Que hacen parte de nuestra gama valoral y que por común damos por sentando. El conocimiento normal se establece a partir de imposición, educación, arbitrariedad o por convencimiento social. El ensayista tendrá una visión crítica del conocimiento aceptado y buscará formas que evidencien las anomalías de esa postura plus ultra. Es importante señalar, que el análisis del conocimiento normal tendrá niveles de crítica y es conveniente precisar:
Análisis de anomalías del núcleo, del sustantivo de una teoría
Análisis de anomalías de los elementos sustentales (primarios) de la teoría
Análisis de anomalías de las correlaciones con otras teorías similares
Análisis de anomalías de elementos accidentales o periféricos
Esto llevará a precisar el alcance de la propuesta del ensayista de acuerdo al nivel de crítica
EP n: Elementos periféricos
ES n: Elementos sustentales
N n: Núcleo de la teoría

Tesis: Es la conformación coherente de los juicios que el ensayista generará a partir del estudio del campo y de la revisión teórica. La falta de estudio y revisión llevará a plantear una tesis inconsistente, una falacia. La tesis abarcará los elementos insustituibles que la conforman, la demostración de la consistencia, los elementos básicos que la originan (de ser necesario), los elementos que circundan a la propuesta y una estructura precisa que la exprese.
Cabe señalar que algunas tesis son consistentes, sólo a partir de la estructura en que se expresa; otras, tienen consistencia por los elementos evidenciales que se demuestran. Para considerarse la tesis como tal, es necesario que se cumplan en los dos órdenes: de estructura y de contenido.
Hipótesis: son los juicios particulares que conforman en generalidad a la tesis. Regularmente se construyen a priori, pero también pueden ser generadas posterior al análisis de campo y de la teoría. Mientras que la tesis explica todo el fenómeno en general, las hipótesis explican partes para generar un todo coherente.
Las hipótesis no pueden ser contrarias o contradictorias al juicio general de la Tesis, pero sí pueden explicar probabilidades de escenarios de la Tesis en otras circunstancias. Se expresan en lenguaje afirmativo con la finalidad de buscar elementos que permitan su demostración.
Conocimiento extraordinario: surge a partir de las irregularidades del conocimiento normal, cuando la acumulación de demostraciones de hipótesis permiten ver inconsistencias de la tesis general. Esa conformación de irregularidades que no pueden ser explicadas por la tesis general y es necesario conformar una nueva teoría que explique esas irregularidades.
Teorías inconmensurables: son las teorías que por su conformación no pueden ser criticadas desde otra teoría ya que los elementos sustentales de cada una de ellas tienen naturaleza diferente. Y sería infructuoso hacer una crítica de elementos indisolubles que nos llevarían a una crítica direccionada pero carente de sentido.
Esto es importante para la consistencia de un ensayo. Pruebas de ensayos pretenden contradecir una teoría desde dos ópticas incompatibles. De ahí la importancia del nivel de análisis del campo y de la teoría. Para esto es conveniente las construcciones de nociones que hagan conmensurables las dos opuestas teorías.
Falsación: este es un concepto importante, aunque periférico para la finalidad del ensayo, que provee elementos de reflexión del éxito de la propuesta. Entiéndase por falsación por dos rumbos en la propuesta: el éxito y el alcance. Una propuesta es falsable entre más campo considere, entre más explicitación tenga, pero el riesgo de encontrar anomalías también es mayor. Una propuesta que tenga menos campo de explicitación será menos falsable; pero por ende el impacto o alcance será menor.
Revisados estos conceptos que aclaran el ser del ensayo, no lo sujetan en el hacer, ya que la ruta, el método, el diseño, el proceder serán independientes de las nociones básicas. Cualquier método que permita estructurar el ensayo es bueno, si se consideran los conceptos antes mencionados.


2. Lo que no es Ensayo

Tampoco debe confundirse la propuesta original, creativa, innovadora del ensayo con otras fuentes de expresión de opinión.

Reseña
Monografía
Comentario
Apreciación
Reflexión.
Reseña: tiene las características en la búsqueda de signos o señales, incluso de estructuras sígnicas. Una vez que se formulan los tópicos establecidos como signos o señales se realiza exhaustivamente un forma de aclaración en la confluencia de los signos y adquiere una visión novedosa de ver la obra que se analiza. Puede nutrirse de las formas posteriores sin perder de vista el axioma sígnico.
Monografía: es una descripción que busca aclarar y decir los elementos o tópicos básicos en una temática. Los planteamientos generales de autores que se adscriben. No implica el comentario valorativo, y cuando se incluye, este no llega al nivel demostrativo, sino sólo descriptivo. En un sentido estricto, se conforma la información que implica y explicita la temática. El orden puede variar: histórico, sincrónico, autoral, escolar, etc.
Apreciación: tiene un fuerte fundamento anglicista regularmente considerando como sinónimo de: agradecimiento o reconocimiento. No es un informe exhaustivo de la temática, sino que busca, desde cierta perspectiva, destacar elementos importantes desde esa óptica. Se sujeta al marco valorativo (poner precio) del descriptor sin llegar a proponer, sino destacar.
Comentario: es igual a la apreciación sólo que no se sujeta a la perspectiva individual, sino que busca de manera objetiva visualizar una integración de la temática. Las aportaciones, no llegan al nivel de demostración y se pueden destacar elementos concordantes o discordantes que el autor considera precisar.
Reflexión: adquiere un sentido, no de demostración, sino de cuestionamientos básicos. Tiene una presencia de preguntas que
buscan un resultado de meditación. Puede nutrirse de los anteriores, pero los cuestionamientos buscan que la crítica tome un rumbo de consistencia del discurso. Puede considerarse también, como una parte de planeación del ensayo mismo.

3. Tipos de Ensayo

Tipología del Ensayo por las características de la aportación
El ensayo, según la propuesta, tiene una tipología que analiza el nivel de profundidad. Se consideran una serie de niveles que
explicitan el grado de impacto de la propuesta.

Marco teórico

1er. Nivel

Tesis contraria

2do. Nivel

Síntesis de dos tesis contrarias

3er. Nivel

Superación de las síntesis de las tesis contrarias con aportaciones adicionales originales

4º. Nivel

Aportación original sin precedente

Tipología del Ensayo por las características de la estructura
Además, hay que considerar las tipologías de ensayo de acuerdo a los elementos empleados en la estructura:
Vivencial: donde se hacen construcciones de vivencia experiencial; sin necesidad, muchas veces de revisión teórica.
Sustental: donde se construyen los elementos ontológicos (de lo que es, y de lo que no es). Aquí es donde las tesis se conforman en teorías o escuelas de pensamiento.
Interpretativo: se parte, del sustento teórico: tanto del conocimiento, como del abecedario simbólico o sígnico. Para posteriormente, llegar a una construcción que se consolide en los dos ámbitos.
Lógico: es la tipología más rudimentaria, donde se parte de enunciaciones que llevan a conformar una propuesta basada en la epistemología (verdad) del lenguaje sin importar los hechos.
Alternativo: se parte de conocer el hecho real en sus manifestaciones temporales, espaciales y circunstanciales para después proponer, antecedentes, precedentes, procedentes, prospectivas o salidas temporales en cualquier etapa. Es decir, generar escenarios posibles, deseables con base en el hecho real.

sábado, agosto 12, 2006

Radix



Radix, bueno cuando la gente me pregunta porque he escogido a Radix como el siguiente paso, "es muy arriesgado", "no se ha hecho", o incluso "es muy predecible". La verdad es que después de mi operación me he puesto en contacto con una sensibilidad que creía olvidada, o al menos dejada de lado. Radix es una mirada atrás para lograr una estabilidad en la línea temporal y agrandar el mundo de hk, aunque yo, en un futuro no este en él, o en este... la historia no es el centro de hk, es el juego lo más importante, pero espero que el legado de la historia quede en un par de personas...

bueno eso quería dejar dicho el día de hoy.