jueves, mayo 04, 2006

Koj Koj koj

VIII

Las tropas británicas habían comenzado su marcha hacía Bélgica, con el fin de entrar en Alemania. Koj había conseguido un permiso por su supuestamente brillante acción, y un aumento de rango, ahora era sargento primero.
Al menos le dejarían descansar un momento, aunque la sola palabra descanso parecía una broma, por otro lado, sabía que no podía seguir saltando de tiempo en tiempo, actuando irresponsable entre saltos de memoria, es como si pudiese estar llevando miles de vidas, pero ninguna de ellas podía conocer a las otras.
Los bosques comenzaban a recuperar su vida, la fuerza creadora se hacía más fuerte entre ellos, debía encontrar la razón de su llegada.
Volvió al castillo, los mosaicos sólo le hablaban de tiempos de acero y brujería. Nada de lo que buscaba parecía encontrarse aquí, entonces notó un pequeño flujo bajo las tablas de la capilla. Lo que encontró le transportó a otra manifestación de él, era su diario. ¿Quién lo había dejado ahí? ¿Y por qué?
-Te sorprendes aún, según veo. – Dijo una voz a sus espaldas.- Seguramente no me reconoces, pero si no conoces mi voz, me llenaré de tristeza.
-Brone O’Connor…
La piel Brone estaba desgarraba, cortada en tiras, sus ojos no tenían parpados, en todo aspecto biológico su cuerpo ya estaba muerto, si es que aún estaba ahí, se escondía en un abrigo de cuero color natural. La voz de Abismal no surgía de su garganta, venía de otro lugar, uno muy lejano, parte del Abismo estaba hablando, el traidor era una encarnación o un títere de una sombra mucho más grande.
-Te ves sorprendido de mi aspecto, después de todo te lo debo, ambos caímos en los posos, ambos somos más fuertes el día de hoy, sé que podría destruir el maldito continente… pero no debo hacerlo; soy un miembro del Abismo y sigo honorablemente a mi Inquisidor.
-No sé que significa eso, pero sé que sigues siendo más fuerte que yo, al menos eso creo, así que dime, ¿qué hacemos aquí sin luchar?
-Yo dejé tu diario aquí, sabía que vendrías por él. Era la única forma de corroborar los rumores sobre tu existencia, Koj. El Inquisidor quiere tu cabeza, por eso que dice que portas dentro, una fuente de caos infinita. Eso le daría un poder ilimitado, absoluto, sería un dios.
-Eso suena bien, pero yo estoy encariñado con mi cabeza, me gusta justo donde está.
-Bien, si es así escúchame, no puedo destruirte, porque todo es poder quedaría libre y sería el mismo resultado. Debes destruir al Inquisidor, humillarlo, debo terminar con la hegemonía de los Baltazo, y su oscuro maestro, Moloch, esta misión me la encargó el mismo Consejo. Dicen que habrá un nuevo Inquisidor surgido del dolor de esta guerra. Vendrá de un lugar lejano, al menos espiritualmente. Verás el Consejo esta cambiando, nuevos planes se abren frente a nosotros.
-Ya veo, y este Inquisidor actual ya pasó su fecha de vencimiento… ¿no?
-Ha llevado al Abismo a una derrota en manos de enemigos que ya creíamos derrotados, ha escogido mal a sus campeones. Como sea, en este templo hay un arma única, es lo único que podría detenerlo, piensa, él vendrá por ti si tu no vas por él.
-Entiendo… eso no quiere decir que yo no venga por ti…
-Oh, lo harás… pero no servirá de nada, eso ya lo vi. Tenemos muchas cosas que hacer, somos hombres de mundo; verás que esta historia se pondrá más interesante, que lástima que tu no vayas a recordarlo.
-Sí. Bien… O’Connor, acabo de recordar algo, eres una bestia.
-Lo sé, cuidado, cuando mates al Inquisidor, absorberás más caos… no sé si te guste lo que quede de tu mente… ¿realmente creías que me habías vencido? Estaremos en este planeta muchos años, habrá tiempo de terminar nuestra pelea.
O’Connor levantó su mano, y el piso se abrió, como si estuviese dando a luz una vida nueva. Lo que surgió fue una espada, antigua, arcana, pero conocida. Era “La Flor del Caos”.
-Que cursi, me das una espada. ¿Serás tu mi Lancelot? Mira que soy Irlandés, las armaduras me molestan.
-Deja el humor para el día de tu muerte Koj.
La espada era extraña, se sentía orgánica, incluso como si respirara:
-Me has encomendado un homicidio.
-No, esto será un magnicidio, espero que logres tu misión, después de eso… te mataré.
-Curioso, te iba a decir lo mismo.
Un tembloroso viento de invierno entró por la puerta. Las cosas estaban claras por primera vez en mucho tiempo, pero no estaba seguro de que eso fuese bueno del todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo koj le pegaba un vombo ahi mismo a brone Xd muy wena