VII
La granada estalló demasiado cerca, su oído zumbaba, y de pronto desconoció su entorno, portaba una ametralladora semiautomática. “Maldición, ¿por qué me haces esto Caos?” ¿Dónde estaba Nuala? Otra bomba calló. Vio a sus compañeros, estaban fríos, congelándose. Un chico que tiritaba le miró, asustado del hombre, como si pudiese ver quien era de verdad:
-¿Está bien señor?
-¿Me habla a mi soldado?
-Si, ¿se encuentra bien?
-Si, estoy bien… ¿me dices que mes y año es?
-¿El año? Pues…claro, es noviembre, del cuarenta y cuatro. ¿Seguro de que está bien?
¿Cuarenta y cuatro? ¿Dónde había estado todos estos años? Sólo recordaba haber matado al portador de plagas, nada más. Todo lo demás se había ido. Vio su uniforme, era claramente el de un oficial británico, y lo peor era sargento. ¿Quién sería tan estúpido de nombrarlo sargento a él?
-Un americano me dio cigarros a cambio de mis raciones de chocolate. – Dijo el chico sonriendo – Lo va a necesitar.
-¿Cómo te llamas?
-Son John P. Hawkline, del batallón australiano.
-Estas un poco perdido - ¿Y si el perdido era él?
-Sí, no queda nada de mi grupo. Es usted muy afortunado, tampoco le fue muy bien a sus hombres, esas fortalezas alemanas son muy rudas para un par de chicos.
-Ya veo.
Trató de recordar lo pasado, pero nada, no había nada ahí. De pronto lo entendió, había absorbido más poder de caos, el flujo de locura en él era mucho más alto ahora, cada vez que se acercara a cumplir la misión de caos, sería más él, pero no tenía más opción, ambas causas se habían vuelto una, y por una razón u otra, había entrado en esta guerra, quizás en cuantas había estado, quizás a cuantos a matado.
Un soldado británico salió de la nada y se lanzó contra la trinchera.
-Maldición, el teniente Higgins esta muerto, no hay quien pueda liderarnos, somos como patos de tiro, nos aniquilarán de seguir aquí.
-Creo que puedo ayudar.- Dijo Koj dejando la trinchera.
Las balas debían matarle, herirlo, pero lo esquivaban, parecían ignorarlo. Era estadísticamente imposible, pero este no era un hombre, era Koj.
El viejo templo que albergaba al enemigo era un fuerte rival para su poder. Las balas seguían quemando el aire, si no alcanzaba el nido de ametralladoras más vidas iban a caer.
Comenzaba a llover, la nieve de la noche anterior se hacía barro y se mezclaba con la sangre de los caídos. No pudo ver al tirador, pero fue mordido en la espalda por una bala. Sangraba como cualquier otra persona, ¿qué había pasado? ¿Qué había cambiado? Era el lugar, podía sentir el orden emanando de aquel monasterio. La puerta del templo se habría, era una trampa. Los soldados alemanes surgían. Gritando mientras disparaban sus ametralladoras, el poder de la noche era poderosa en el lugar también, pero no más grande que el orden, sólo podía ser un antiguo templo de los Hijos de la Ceniza, era la única explicación, había sido abandonado o tomado, pero ¿quién había tomado este lugar?
Muchos hombre habrían de caer si no hacía algo, se levantó como pudo, morir importaba poco, el dolor le permitía enfocarse, controlar sus poderes. Tejió una red de caos a su alrededor, fue contra el enemigo con los ojos abiertos. Cruzó las filas, luego le siguieron los hombres de las trincheras.
El templo era una vieja iglesia medieval, pero guardaba aún más secretos, como quien la había tomado en sus manos y porque, lamentablemente el esfuerzo había consumido a Koj, y se desplomó.
-Eso estuvo muy bien sargento.- Dijo Hawkline.- Salvó muchas vidas.
-No veo… como…
-Silencio, no hable. Sabe este templo era un lugar sagrado hace mil años. Unos viejos aliados de mi familia, los Hijos de la Ceniza vivían aquí, era su último templo en Europa. Ahora los sobrevivientes deben estar en el ceno de América. Sé que esto no debe hacerle sentido.
-Créeme hijo, si me hace sentido, al menos eso creo… creo tener bastantes años más que tú.
-Lo sé, aunque mucho poder no tengo voy a usar una vieja curación que usamos los miembros del clan, solo cierre los ojos.
Por primera vez Koj pudo sentir un aspecto positivo del Orden. Su herida curó, Hawkline sonrió.
-Tengo un hermano que me ha enseñado mucho sobre este lugar, y muchos otros. También me enseñó sobre tu grupo, la Orden Esmeralda, sabes eres una especie de mito. Bueno no te aburriré más, pero has de saber que este lugar se llama Mirador de las Cenizas, ahora el Abismo también lo ha perdido. Sargento, me despido en este punto, he de seguir hasta llegar a Munich, al parecer usted debe de seguir aún más lejos.
-No tengo idea de lo que hiciste… está bien… te debo una.
-Quizás mis nietos puedan cobrarte.
Era hora de entender que esta haciendo en este lugar, el caos tenía sus motivos para traerlo hasta aquí, muchas arenas habían pasado por el reloj, ya era hora de abrir los ojos.
miércoles, mayo 03, 2006
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1 comentario:
ese hawkline es abuelo padre tio o ke del de ahora???? ta mu wena esta parte
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