Cuando era chico (no es que haya crecido mucho), solía creer que la única persona que me conocía de verdad era Dios, lo que me hacía pensar que el pobre hombre tenía un dolor de cabeza tremendo. Después de todo nos conocía a todos, eso no podía ser bueno para nadie, es decir, ¿creen ustedes que vuestros padres, madres, perros y amantes los conocen plenamente? ¡NO! Y por eso es que los quieren, no es que en el fondo sean despreciables, bueno algunos realmente sí lo son, pero para la mayoría que aún no hace vomitar a las moscas, les cuento: esos secretos son lo que nos hace interesantes, todos tenemos estos secretitos, ¿creen que mi reflexión en vana, egoísta e infantil? La verdad es que SÍ, son floreadamente nacidas de mi frialdad de niño.
Pero en parte estas tontas palabras tienen un propósito, compartan todas las experiencias posibles con sus parejas y parejos, pero tengan un espacio para ustedes, un rincón de secretos, saben, tenía un cuento sobre esto, pero se me puso porno a mitad del camino, quizás es porque son las tres de la mañana cuando escribo esto y por mi ventana una luz media enferma me guiña el ojo.
miércoles, mayo 28, 2008
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6 comentarios:
Excelente reflexión. Ja Ja.
Es del tipo de cosas que se reflexionan a las 3am
Pues si ese espacio secreto es mi blog que era una novela para mi ex pero como creo que le vale me enoje y lo borre y solo puse pequenas historias, y bueno, ojala subas el cuento que escribias que importa si es porno o no, a esas horas de la madrugada a veces a una(o) se le ocurren cosas maravillosas.
Vaya tela...
Yo sigo con mis reflexiones acerca de Peter Pan, ya sabes, una de mis ideas obsesivas y reiterativas que diría mi psicoanalista...
Un abrazo, y sigue pensando, a la hora que sea... y comunicándolo con esa soltura.
Muy buen blog!! soy una incansable lectora de cuentos, asi que ya estas en mis favoritos para seguir leyendo con mas tiempo!
Saludos
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Lugar: Baltimore.
Fecha: 7 de octubre, 1849.
Cuando lo encontró, tendido junto a la puerta de la taberna, aun no rayaba el alba. El cielo parecía un manto cubierto de implacable negrura, y un frío de ultratumba dominaba las calles suavemente iluminadas por las luces de los focos.
La mujer, engalanada con el oscuro abrigo de piel, dio unos sonoros pasos propios sus tacos elegantes, y mostrando una sonrisa franca e inocente se acercó al borracho que sufría para sus adentros el exceso del alcohol. Parecía desmayado, pero en cuanto las palmas lo tomaron por las muñecas, objetó:
-Tus manos siguen siendo gélidas. No importa cuanto beba: siempre están igual.
-Vamos,- dijo ella, riendo,- demos un paseo antes de la salida del Sol.
Fue vigoroso el esfuerzo que ambos debieron realizar para que el ebrio lograra ponerse de pie. Sin embargo, ella no contrariaba al hombre por sus excesos y su irresponsabilidad. Cada noche salía a buscarlo, y cada noche lo divisaba en las inmediaciones de alguna taberna, o en su propio hogar, arruinado por la resaca y doblegado por el dolor. Su memoria, en lugar de perderse, se volvía en esos momentos más clara que nunca, alcanzando los límites a los que un ser humano común está privado. Realidad e imaginación confluían para formar un mundo diferente, una dimensión que solo él estaba destinado a describir, y de ese talento único había vivido, convirtiéndose en el intérprete entre la falsedad que embarga al hombre y su verdadera naturaleza. Su verdadera forma de ser.
Ambos, tomados del brazo, recorrían la rue muerta, les trottoirs de la nuit, con suma tranquilidad. Ella, el remedio a la depresión y la adicción que tras años de persecuciones finalmente estaban causando una honda herida en su alma. Él, la escoria que había llorado a Leonora, por no poder verla de nuevo. Él, el único responsable de su ingreso al portal de las pesadillas, al dintel de su propio Infierno. Los vicios fueron su llave a la sabiduría que los mundanos hoy seguimos halagando, como muestra de gratitud a sus endiablados edictos.
Pero bajo la luz verdosa de la Luna, nada valía cuanto había hecho. Estaba perplejo ante aquel código indescifrable, el final a toda lógica, el final a todo. Alzada entre las tinieblas apareció la torre, y a lo lejos, el cuervo comenzó a graznar.
Uno frente al otro, en las tinieblas envueltos.
Las manos entrelazadas.
El doceavo graznido a los cielos cantado.
-¿Sabes?,- inquirió el hombre, ahogándose en sus palabras,- tus manos ahora son tan cálidas como las mías.
Y embriagado de tanto delirio, en el suelo se desplomó. La mujer desaparecía en los aires y el cuervo, nunca más posado sobre el busto de Palas, se precipitaba sobre su frívolo cuerpo.
Mientras todo eso pasaba, &!/%• %::%= (ª& finalmente logró morir.
Sabes... yo nunca supe quien era y aun asi me enamore (pero aqui entre nos no se si fue amor o pasion) y ahora que poco a poco voy sabiendo mas de ella, creo que no se ni con quien estuve, yo me fui al otro lado de tu reflexion, al mas estupido y al mas facil para que te tomen el pelo, me excedi en tenerle confianza de su espacio individual y mira que fue grande su espacio que cabiamos muchas jajajaja. Ahora solo me rio, que puedo hacer? Tan solo no perder el buen humor...
Gracias por pasarte por el blog, en verdad el tuyo me gusta mucho pero no has subido nada nuevo o era muy pronto para volver?
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