lunes, octubre 23, 2006

Kappa



Los kappa suelen ser el personaje malo en los cuentos tradicionales japoneses. En las historietas suelen tirarse flatulecncias muy fuertes, mirar muchachas a escondidas mientras ellas se desvisten, roban hortalizas en los huertos, raptan a niños o mujeres. De hecho una de las comidas favoritas de los kappas son los niños humanos, un manjar al que no se pueden resistir. Según diversas interpretaciones, los kappas absorben la energía de sus víctimas chupándoles la sangre, comiéndose el hígado o las entrañas (ver su relación mitológica estructural con los "vampiros"). Para asustar a los kappas se puede utilizar fuego. Aún hay muchas aldeas en Japón que utilizan fuegos artificiales cada año para asustar a los malos espíritus, entre ellos los kappa.
Hasta aquí el lado malo de los kappas, pero también tienen su lado bueno. Los kappas son bastante curiosos y les gusta espiar a los humanos. Entienden y pueden hablar japonés, en ocasiones incluso se relacionan con humanos siempre y cuando obtengan beneficios a cambio. Por ejemplo, suelen hacer encargos para humanos recibiendo pepinos a cambio, que es para los kappas la única comida que es más deliciosa que los niños humanos. Tradicionalmente, las familias japonesas lanzaban pepinos a los lagos cercanos a sus casas para evitar que los kappas se comieran a los niños. Hoy en día, existe un tipo de sushi llamado kappamaki (rollo de kappa), que es simplemente arroz con un trocito de pepino en el centro.
Algunos kappas llegan a hacerse amigos del hombre, e incluso los ayudan a regar los huertos o enseñan trucos de medicina. Según la leyenda tienen grandes poderes para eliminar los dolores de espalda. Existen templos dedicados algunos kappa mitológicos que se cree ayudaron a los pobladores de la aldea.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh, buen aporte mr flores

Anónimo dijo...

Muy sabios símbolos los orientales.
Puedo juzgar a estos seres como bestias despiadadas como a también individuos sensibles y caritativos.
Da sentido la ficción hacia la realidad.

Muy buen post.