lunes, abril 17, 2006

Koj Segunda parte de la Novela de Koj

La segunda parte la novela, parece que la otra novela, INCARNA, verá la luz, así que les dejo esto.


Segunda Parte: Hombres de pólvora.

I


Miles de asteroides se estrellaban en el verde firmamento, muchos sin razones se daban encuentro en este lugar, pero Koj no podía fijar su mente, esta divagaba en entre años y vidas, olvidando esto, recordando aquello. Entonces simplemente se entregó a las preguntas:
-Me dices que sólo he recorrido recuerdos, ¿cómo es eso posible?
-Es sencillo, estamos en uno de los pozos más profundos de la locura, el tiempo no pasa realmente, porque aquí no tiene razón, proporción, o dominio. Todo lo que viviste fue porque quisiste revivir, recordar, verás tu mente esta dispersa por todo este lugar, así como algo de este lugar se ha metido en tu ser, ya no podrás recordar como antes, pues la energía del lugar a remplazado muchas de tus funciones humanas, o desviantes.
-¿Desviantes?
-Parece que tendremos que comenzar desde el principio mismo; una vez más. Muy bien, tu y yo llevamos más de cincuenta años en este lugar, jamás hemos salido, y lo que acabas de vivir es sólo unos de tus intentos por encontrar la salida. Al menos ya has recordado porque estas aquí, eso es un gran avance. Verás, incluso si saliera ahora de aquí, parte de tu mente estaría atrapada para siempre, sólo estarás completo cuando mente y cuerpo estén juntos.
-Crei que recuerdo, sé quien eres. Gracias por intentar matarme, supongo. No pertenezco aquí, es lo único que sé. Debo retornar, debo detener al Abismo.
-¿Mencioné los años que hemos estado aquí? Cincuenta años, el Abismo ya triunfó. Además verás más adelante que hay cosas más interesantes que la venganza. Ven, debemos emprender un viaje.
-Creía que no podíamos salir de aquí.
-Podemos, pero no queremos tenemos que aprender a querer, ¿ves esas montañas? Puedes debemos llegar hasta ahí, sólo en ese lugar podremos dar lugar a nuestro segundo viaje.
Las montañas no eran roca, eran orgánicas, vivas, respiraban, y cada paso que daban era como caminar sobe una abierta herida. Quizás todo esto era un invento de la mente de aquel que se llamaba a sí mismo Koj.
No habían más seres vivos que ellos, ni siquiera O’Connor, ¿cómo recordaba aquel nombre? Había olvidado el de su padre, y sólo tenía una leve noción del suyo. El nombre de quien le llevó a este lugar, el nombre de quien se transformó en su verdugo. Al menos en el verdugo de su alma.
-Koj, mira al frente, ¿qué es lo que logras ver?
-Veo al infierno.
-Esto no es el infierno, si es que tal lugar existe, estamos en uno de los pozos de la locura, hay muchos lugares como este, peores incluso. He visto como otros, como tú, se han transformado en este paisaje, en montañas de dolor, en serpientes del caos, en la cálida brisa que nos rodea. Ni siquiera el abismo viene hasta aquí.
-¿Quién eres?
-No necesitas saberlo, pero pongamoslo de la siguiente manera, soy el hombre con que tu madre solía asustarte. El Boggieman, si quieres llamarme así, pero eres un fuerte chico irlandés, así que no deberías temerme.
-No lo hago.
-Bien, porque nos quedan un par de horas de viaje.
Una música se escuchaba de fondo, como un sarcástico Lullaby. Ambas manchas humanas se perdieron en una neblina que aún lloraba por su vida.

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