IV
Los meses ya se habían comido gran parte del año, el viaje los había llevado hasta Escocia, más exactamente a un pequeño pueblo cerca de Edimburgo. Morganne le había pedido a Brone que se alejara de ellos un tiempo, lo que había confundido un poco a O’Keefe, después de todo le debía su vida, y era el único lo suficientemente fuerte para defender a la sacerdotisa si es que el Abismo decidía comenzar su guerra con la Orden. Pero la tierra escocesa parecía segura, había recorrido las tierra bajas, sólo conociendo a otros miembros de la Orden Esmeralda, buscando aliados para la guerra, sin embargo el camino se volvía cada vez más gris, conforme las noticias del avance de los seres de abismales se hacían más alarmantes.
No parecía primavera, pero lo era, y la gente del pueblo les había recibido muy bien.
-¿Por qué estamos aquí Morganne? – Preguntó el chico mientras llevaba las maletas.
-Esta es la última parada del viaje, aquí voy a cumplir mi promesa.
Tres acólitos los condujeron a una extraña casa de piedras, parecía consumida por el musgo, aún así era valerosa y contemplaba al mar del norte, como desafiando a la naturaleza misma. Los acólitos no pronunciaron palabra alguna, mientras llegaban a una extraña piscina formada naturalmente, pero que estaba encubierta por las paredes de la vieja construcción.
-Te he mentido, pero no seré la primera. Te he traído a este lugar porque se lo prometí a tu padre. Lo que veas ahí dentro, no me lo digas guárdalo, y si no tiene sentido, no importa, debes armar tu propio puzzle. Debes quitarte la ropa, y nadar por tus propios medios, sin poderes. Los viejos chamanes Pictos usaban este lugar para enfrentar a sus demonios.
O’Keefe se sacó la ropa, frente a su dama, contemplo las verduscas aguas, quiso decir algo, cualquier cosa incluso besarla, tocar su mano, lo que fuese, pero no pudo hacer nada, solo saltar en un acto de fe.
Entonces todo fue noche.
Era Koj, su aspecto era distinto, su cabello era más largo, se sentía mayor. No podía asegurar donde estaba, todo parecía crecer y decrecer al albedrío de la fuerza misma del caos. No habían asideros de realidad por ningún lado, ya no estaba en la misma realidad.
Flotaba como un ente libre hasta que se estrelló con la tierra que había soñado, su infierno. Olas de llamaradas cruzaban por su cuerpo, pero no le quemaban. Quizás no estaba realmente ahí, era una prueba, eso era, nada más que una prueba.
-Estas equivocado. – Era Mateo, estaba vivo tal cual lo recordaba. – Sí, esto que sientes, esto que vez es la realidad. Al menos la tuya.
-¿Cómo puede ser? ¡Tú estas muerto!
-Sí, supongo que sí. Pero esta es la realidad, acabas de despertar, al menos parcialmente. Estabas atrapado en un sueño, un continuo de recuerdos que viven dentro de Koj, tu conciencia te arrastró hasta un momento de felicidad, y los estás repitiendo, quizás necesitabas vivirlo otra vez para recordarlo.- De la nada el viejo parecía encender un cigarro, para continuar su charla – Ahora estamos, al menos yo, en los pozos de la locura, tu aún estás un poco en la otra realidad. Aunque no lo creas ya nos conocemos, y tu mismo me pediste que viajara a tu realidad para matarte, o al menos para sacarte de ahí, lo que pasara primero. No pude hacer mucho, O’Connor tenía otros planes.
-No entiendo nada…
-Ni debes hacerlo aún. Pero piensa que la realidad es como un diamante con muchas facetas, el centro del diamante es este lugar, puedes hacer líneas rectas a cualquier faceta, y vivir feliz en cualquiera de ellas, pero la verdadera línea cruza el centro, llegaste hace mucho tiempo a ella, pero ahora debes regresar a una de esas facetas para encontrar tu camino fuera, debes repetir eso que pasó hace muchos años para poder salir, ¿lo entiendes ahora?
-Casi.
-Muy bien, entonces esta visión ha llegado a su fin, nos veremos un unos diez minutos míos, como diez años tuyos. Lo más importante es que no te confundas, y busca algo a que aferrarte, aunque pierdas todos tus recuerdos.
Al otro extremo de la piscina lo esperaba la soledad misma, todos le habían dejado. Contempló sus manos, su rostro, era el mismo de siempre. Se vistió, y preguntó por Morganne, nadie supo decirle nada, sólo que se había marchado hace dos horas. ¿Cuánto tiempo estuvo nadando? El miedo había pateado su pecho, si lo visto era verdad, ¿qué podía hacer? ¿volverse loco? ¿estaba atrapado en un círculo sin salida? Entonces supo que hacer, correr, como si sus pies estuviesen poseídos.
En Edimburgo compró pasajes a Marruecos, quería estar lejos de la Orden, lejos del Abismo, si era posible, lejos de su destino también, si es que tenía uno después de todo.
viernes, marzo 24, 2006
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4 comentarios:
esta muy wena... muchas grax por subirla
no hay drama... espero que más gente la lea.
yo espero que usted suba mas partes XD
solo una palabra se me okurre.......maestro!!!
p.d.:tb espero ke suba mas partes!
p.d.:esto es un adelanto cierto?cuando saldra a la venta o algo asi??
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