martes, marzo 28, 2006

La Horda Dorada


Los mongoles dominaron Rusia desde su capital occidental de Sarai, en la ribera del Volga, cerca de la actual ciudad de Volgogrado. Los príncipes de la Rusia meridional y oriental tuvieron que pagar tributo a los mongoles, o tártaros, o la Horda Dorada; pero a cambio recibían un salvoconducto que les certificaba como representantes del Kan. Por lo general, los príncipes gozaban de una considerable libertad para gobernar a su antojo. Uno de ellos, Alexander Nevsky, príncipe de Vladimir, alcanzó entidad legendaria en la mitad del siglo XIII como resultado de sus victorias sobre los caballeros teutones, los suecos y los lituanos. Para la Iglesia Ortodoxa y casi todos los príncipes, los occidentales significaban un mayor peligro para su estilo de vida que los mongoles. Nevsky obtuvo protección y asistencia mongola en su lucha contra los invasores del Oeste que intentaron aprovecharse de un supuesto colapso ruso para ganar tierras. Así mismo gracias al apoyo mongol logró afianzarse en el dominio de la entonces secundaria ciudad de Moscú, que los mongoles entregarían a su descendencia. Pese a todo, los sucesores de Nevsky desafiarían más tarde el poder tártaro.
Los mongoles dejaron su huella entre los rusos en ciertos campos como las tácticas militares y el desarrollo de rutas comerciales. Bajo la ocupación mongola, Moscovia también desarrolló un sistema postal por carretera, el censo, recaudación de impuestos y una organización militar. La influencia oriental permaneció viva hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando los mandatarios rusos llevaron a cabo un esfuerzo para occidentalizar su país.

1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente!