III
Las bombas se escuchaban lejanas, todos corrían y gritaban pequeñas frases en francés. ¿Dónde estaba? ¿Por qué entendía el idioma? Contempló su ropa, parecía utilizar una camisa de fuerza, no podía mover los brazos. Una linda enfermera hablaba con un frío doctor, estaban lejos, pero él escuchaba.
-¿Qué haremos con los pacientes?
-Lo que nuestros nuevos jefes alemanes quieran, por mi que los maten a todos. No estudié para cuidar animales como estos.
El hombre siguió su camino. Las bombas ya se habían ido, sólo era una pequeña avanzada, ¿pero una avanzada de que? Sólo sabía cosas a medias, eso no podía ser bueno. Luego recordó el pacto, por supuesto, ahora esta todo claro. ¿Cuanto tiempo llevaba en este hospital? ¿Meses? ¿Años?
La enfermera se acercaba.
-Se ve muy agitado señor, parece que hoy será un día especial.
-Así es.
-¡¿Esta hablando?!
-Pues ¿eso le sorprende?
-A estado en silencio desde el cuarenta.
-¿En qué año estamos?
-Mil novecientos cuarenta y dos, el año de Apocalipsis. Se ha perdido la mejor parte de la guerra, cuando perdíamos, bueno seguimos perdiendo, si eso le interesa.
Koj, sentía bondad en aquella desconocida, pero no podía responder por lo que había pasado durante estos dos años, era mejor seguir el juego del enfermo. ¿Los años anteriores a su confinamiento, ¿los habrá vagado por ahí como un espectro?
-Supongo que no me puede soltar, ¿no es así señorita?
-Es verdad, no lo soltaré, pero le prometo que lo consideraré.
La chica se alejaba, bien, ahora podía dejar usar su voluntad. ¿Qué sentía? Odio, del más profundo, viniendo de los rincones más profundos de Europa. Podía ver a cada uno de esos rostros, humanos, jóvenes, listos para destrozar el alma de sus pares. Nada nuevo, de alguna manera podía sentirlo, esto ya lo había vivido. Como sea, quemar la camisa fue sencillo, caos caminaba por su piel.
Los pasillos del hospital eran un sinfónica de agonía. El caos era fuerte en sus mentes, pero no controlaban sus voluntades. Estaban heridos, incluso aún más que él.
Todos corrían, se preparaban para algo, pero no pensaba quedarse para ver que.
Nadie se opuso a sus pasos, así como nadie le detuvo cuando salió del hospital. Estaba en Bélgica, eso era claro, la ciudad, pues no estaba seguro, lo cierto es que debía de alejarse de los alemanes, había uno entre ellos, un rostro muy claro que pudo ver cuando hizo el escaneo, su nombre era Baltazo, y era aún más fuerte que él, su caos era oscuro, era un Abismal. Quizás era mejor poner distancia con él, al menos por ahora. Si la guerra arrasaba Europa, era hora de regresar a un lugar donde alguna vez sintió paz, África. ¿Cómo llegaría hasta ahí? Sencillo, sólo había que suspirar, cerrar los ojos y esperar que sus piernas y el caos hicieran lo suyo.
viernes, abril 21, 2006
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3 comentarios:
esta wenisima maestro
el mejor de todos los que e visto, ta la raja, pero me pregunto q lo motiva a escribir sobre koj especialemnte?
No cabe duda que cada vez se pone más interesante...Sobretodo...Baltazo...Espero verlos pelear alguna vez.
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