Pues Koj, parte VIII

VIII

El muelle se veía desolado, y las mujeres caminaban con caras alargadas, el hambre arrasaba el país, dejando una gran suma de muertos, mientras los fantasmas iban recorriendo los caminos, O´Keffe esperaba a un hombre que había creído su mentor. La primera hora pasó sin novedades, pero la segunda, llegó con muchos temores, y recuerdos de pesadillas, ¿o podían ser premoniciones? Quien sabe, los que tenían esas respuestas eran, ahora, una manga de gallinas que esperaban ser degolladas, y por él que bien que eso le pasase, pero debía proteger a Morganne, a Liliana, a su amor.
Brone O’Connor apareció en el paisaje, con soberbia, vestía gallardamente un traje negro, y un bastón muy fino, que claramente no necesitaba. Era aún más apuesto de lo que recordaba, sintió ira contra él, pero en una parte de su pecho, se sentía demasiado poca cosa para poder vencerle.
-Joven O´Keffe, que sorpresa verlo con bien. – Dijo sonriendo mientras extendía su mano. – Pensé que algo malo le había ocurrido en su viaje por las áridas tierras del sur.
-Ya ves. – Dijo sin responder al saludo. – Estoy con bien, y he venido para obtener una explicación de ti.
-¿Explicación? ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué soy una víctima de las circunstancias? Pues no. Déjame enseñarte un par de cosas sobre la vida, yo soy y seré por siempre un agente leal al Abismo. Un amo de la entropía y el señor sobre la tierra esmeralda. Soy quien devorará tu corazón, el de Liliana y de los perros que sigan el nombre de la Orden. La hegemonía del Abismo se extiende por todo el mundo, ya hemos ganado la guerra. ¿No lo sabías? Fui cegado por los encantos de tu ama, debo reconocerlo, y estuve de verdad comprometido con vuestra causa, pero cuando te enteras de cómo es el mundo, cuando vez todo el poder de los antiguos, no puedes hacer más que entregarte. Yo te protegí, porque vi en ti ese potencial para el caos, para la muerte, para la entropía.
-No hables como si me conocieras, hay más cosas en este mundo que tu sucio grupo de fanáticos.
-Si lo sé. Por eso existo, para destruirlos.
El golpe de Brone fue rápido y destructor. Koj pudo sentir como sus costillas se hundían, el segundo fue peor, porque rompió su brazo izquierdo.
-¿Vez que sencillo es? Voy a romper tus huesos en este mismo viejo muelle, quedarás en tu tierra al menos, toma eso como una consideración.
Koj, sentía que perdía todo el control sobre sus poderes por primera vez, y pudo levantarse, invocó el poder de los meteoros, una vieja técnica que le había enseñado Nuala. El poderoso Brone caía por primera vez en toda su vida.
Mientras el humo de la pequeña manipulación de Koj se despejaba, este pudo ver como el Abismal se volvía a incorporar, como si el daño no fuese más que superficial.
-Necesitarás más de esa locura para vencerme, Koj, ¿te sorprende que te llame de esa manera? Sé muchas cosas que tu jamás has llegado a soñar.
Otro golpe y O´Keffe estaba fuera de combate. Fue tomado por el cabello, y levantado:
-Tú problema, pequeña cosa, es que no has abrazado lo que eres, aunque debo de reconocer que me has sorprendido, has resultado casi divertido.
Luego sintió el abrazo frío de las aguas y como su conciencia se perdía en esas sombras oscuras. Sólo cerró los ojos y esperó morir.
La pesadilla volvía, aquel paisaje infernal, con ríos antinaturales y corrientes de aire que destrozaban la piel. Su ropa, cabello y apariencia eran distintas otra vez, y frente a él, Mateo.
-Aún no es tiempo de que regreses. – Dijo Mateo ayudando a incorporarse. – Estas cerca de cerrar este capitulo.
-¿Capitulo?
-Si ya sabes, estamos recorriendo tu vida.
-¿Mi vida?
Mateo soltó un pequeño suspiro antes golpear a su amigo.
-Bueno me lo agradecerás cuando despiertes, ahora sigue tu historia, no me hagas golpearte otra vez, mira que casi me molesta.