lunes, diciembre 03, 2007

Episodio XVII





XVII

Gabriela estaba aún temblorosa y había sido confortada bastante bien por Montegrande, quien de un momento a otro parecía especialmente inquieto. Debía entregarse al juego de las culpas a como de lugar:
-¿Sabes quien es el culpable de todo esto?
-¿Quién? – Dijo ella sin interés.
-El imbécil de Alex.
-¿Qué tiene que ver él?
-Todo.- Interrumpió una voz segura y al mismo tiempo hueca, vacía.
De las sombras surgía el Decano, sus ojos no parecían humanos, eso, acompañado de su aspecto normal, le hacían lucir como salido de una película de alienígenas, pero de bajo presupuesto.
-Mira chica. – Continúo – ¿Qué dirías si tuvieses un destino único? Te contaré una historia, tu padre, un hombre sabio, tuvo una hija única entre su tribu, un mutante, con la capacidad de absorber los poderes sagrados de dioses y demonios. Pero los hombres de su tribu, quisieron eliminarla, y él la protegió haciendo un trato conmigo, con una criatura superior.
-¿Con un decano?
-No… - Kilim se dejaba ver en su pajaril aspecto. – Con un demonio, antiguamente dios, claro.
Los ojos de Gabriela no podían creer lo que veía, pero aún no entendía porque esto era culpa del penoso chico tortuga, quizás la estupidez era contagiosa y había comenzado un foco desenfrenado.
-Continuaré. – Dijo el dios, mientras el buen decano aprovechaba el break para ir al baño. – Y lo que hice para tu padre fue usar mi energía astral para lanzarte a este mundo, pero no sin antes sembrar parte de mi poder, o mejor dicho, de mi esencia, en ti. Como te dije, soy un demonio, antes fui un poderoso dios, de las aves, las ilusiones …
-No olvides los Floricultores. – Interrumpió Montegrande.
-Y los floricultores también, así es. Pero llegó el día en que la civilización que me adoraba, colapso, siendo remplazada por los Tugereb, y otros pueblos del desierto, que prefieren adorar a una alcachofa que a mí. La idea es que tu me ayudarás a obtener lo que es mío, volver al firmamento y con tus poderes, absorber a los dioses y ser el único ser supremo sobre el universo. Ahora hay otro grupo por ahí, seres inferiores, que quieren evitar que alcances tu destino.
-Ya. Bueno mira, no entiendo una cosa, ¿dónde tenemos que ir?
-Pues nos vamos al desierto donde naciste.
-¿Desierto? ¿Soy árabe? ¿persa? ¿mongol? Verás cuando era una huérfana no tienes muy claro tu certificado de nacimiento.
-¡Calla! Me mareas. Nos vamos al mundo real, fuera de esta esfera. Pero antes debo hacer algunas cosas.
Verán los demonios y los dioses tienen poderes muy diferentes. Kilim ya no podía generar reinos, cumplir plegarias, al menos no sin una promesa en medio, pero si tenía contactos, que por derecho le pertenecían. Puso la mano en el suelo, y la habitación, que en realidad era el estudio del Decano, comenzó a oler a azufre. El perfume más vendido en el mundo de las llamaradas. En este mundo puedes encontrar tres grandes recursos. 1. Almas de aquellas religiones que creen en el infierno. 2. Traficantes de magia. 3. Ayudantes, a los que Kilim tenía derecho sólo por haber firmado el contrato de demonio. Este no era el único infierno, pero los círculos internos era vedados para él, sólo los demonios de nacimiento tenían derecho, eso era algo que quería cambiar cuando fuera todopoderoso.
El necesitaba dos cosas de los señores de la penumbra, un hechicero infernal y unas cuantas tropas. El portal era lo suficientemente grande para que entrara el hechicero, pero hubiese hecho reír a cualquier Transportador, pero en el país de los ciegos, el tuerto es rey.
-Convocado he sido por ti, Kilim, demonio si asignación. – Dijo mofándose un poco.
Era un Goblin, el primero que contemplaba el público del ex dios, pero no eran raros, casi toda la isla de Yumur era habitada por Goblins y muchos de ellos eran hechiceros, más de alguno debió de haber vendido su alma a algún demonio errante. Como fuese toda esta presentación calaba fuerte en Montegrande y el Decano, que por primera vez den siglos le daban a Kilim lo que más necesitaba, fe. Y cualquier fe, ciega, la que necesita un dios, aún era poca, pero era mejor que nada.
-Muy bien engendro, quiero que a mis sirvientes, acá presentes, transformados en semidemonios. Ya sabes que saques de ellos su mejor naturaleza demoníaca.
-Tengo dos planes de desarrollo demoníaco, depende de cuanto tiempo quiera invertir y cuanto dolor quiera provocarles. El primer plan involucra, llevarlos al averno, darles un siglo de entrenamiento y regresarán feroces, asesinos sin compasión.
-Un tanto lento, ¿no le parece?
-Bueno, pensé que hablaba con un ser eterno, el segundo plan. Este es el más barato, pero doloroso, debo tatuar espaldas y brazos de sus sirvientes. Así descubriré los animales que guían sus pasos.
-Hágalo.
-¿Otra cosa en que pueda ayudarlo?
-Pues sí, un pequeño ejército, para ayudar en una guerra.
-¿Guerra? Muy bien, pero sabe, hemos tenido un problema con las tropas de las tinieblas. Hubo una guerra entre No Muertos y Autómatas, los primeros usaron unos cuantos millares de nuestras tropas, así que estamos con un retraso de diez días.
-Muy bien, que así sea, diez días esperaré, ¿cuántas tropas?
-Cincuenta Bárbaros Oscuros, Cincuenta Arqueros Siniestros, y treces Hechiceros del Caos. ¿Quiere agregarle unos Vándalos de Fuego o Unos Perros del Olvido?
-Está bien, ponga de ambos en el paquete ¿Quién les pone los nombres?
-Nuestro comité de marketing, los nombres irónicos y sutiles no pegan en este tipo de oferta, quizás en los círculos interiores, pero no aquí. Oiga, le dejo la cuenta, empezaré de inmediato con los tatuajes. ¿Los tatuajes van para los tres?
-No – Interrumpió Gabriela. - A mi no me colocas una pluma encima.
Kilim asintió, Gabriela le servía sin mácula mágica alguna. Bueno, la cuenta era impresionante, pero valía la pena, quizás, con un poco de suerte jamás la pagaría.
Gabriela estaba incomoda, no por hacer trato con demonios y esas cosas, es que no se sentía impresionada, de hecho todo le parecía muy chapucero, claramente maligno, pero sin categoría, ¿podría ese grupo deshacer la creación? ¿Para qué? ¿Colocar a un dios con cara de gorrión que más encima había estafado a su padre? ¿Y si tenía un padre sería posible que tuviese una madre?

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