martes, diciembre 04, 2007

Seguimos!!!!


Estos días son cansados, pero estamos bien, vean la expo de los chicos de Berserker Han hecho un esfuerzo en esa expo, aunque no puedo ir a verla, pues estoy amarrado acá terminando el año en el colegio Altamira.

Pienso en los sueños el día de hoy, de hecho escribí este articulo en un principio sobre eso, pero le puse un capitulo de la novela, si los voy a aburrir que sea consientemente.

Gracias por leer este Blog. Son los mejores.


Cap.

XVIII

Arena ligera transportaba el espacio ese día, pedazos de mundos, planetas y otras figuras. Choa había recorrido estos senderos muchas veces, pero nunca había tenido este gusto tan dulce. Pudo ver la formación de un nuevo planeta, a unos cuantos años luz de agujero negro, que tarde o temprano lo devoraría. Así era el cosmos, irónico y a veces cruel. Pero para sus transportados, el encontrar ese agujero era una buena noticia, podrían salir de los mundos esfera más rápidamente de lo pensado.
El agujero negro, se supone, debe destruirlo todo, pero la verdad es que hace excepciones para las criaturas que controlan su emisión de luz, como lo hacen los Transportadores, un don desarrollado después de tantos años de evolución.
Como hemos dicho, no siempre fueron libres, había sido esclavos de un pueblo de No Muertos que también controlaba las Puertas de Plata. Una raza poderosa, en su mayoría antiguos Elfos del bosque de Plata. Pomposos y con una gran tecnología, controlaban el mundo conocido, hasta la frontera misma de Bajo Raíz, haciendo de las otras ciudades, sus feudos, cobrando grandes sumas de dinero, y cuando ya no podían pagar la invasión era obligatoria, justificada y muy aprobada por su pueblo. Estos No Muertos tenían el mismo origen que los del norte, aquel origen que no tengo intenciones de contar en este tomo, pero había usado magia y no ciencia para cuidar sus cuerpos decadentes e impedir que se transformaran en pedazos de carne mal cocinada. Además habían encontrado una bella manera de fabricar sus propios muertos vivos, los bautizaron zombis, nombre muy creativo. Usando a los transportadores, los llevaron a todo el mundo, incluso a los mundos esferas y los planos del sueño. Estos muertos les servían de ejército y asustaban a sus enemigos, que no eran pocos, ni dentro, ni fuera de su civilización. Además proveían de dinero al imperio, siendo su exportación número uno.
La guerra entre los No Muertos del norte y los de este curioso pueblo, permitió que humanos, gusanos y los mismos elfos socavaran su poder, lentamente se fueron apagando. Pero ya era tarde para los Transportadores, el edicto de libertad llegó cuando habían perdido el orgullo, la salud y muchos, la vida. El gobierno de Bajo Raíz les construyó una reserva no lejos de las Puertas, muy cerca del Primer Templo, pero este con el tiempo se transformó en un campo de muerte. Las enfermedades y los ataques de los vengativos ex amos, hicieron la vida de esta raza imposible.
Pero Choa no se hacía nudos mentales con la historia, él debía intervenir por amor a sus sobrinos, que aún estaban en el campamento, también lo hacía por agradecer al hombre que lo salvó, Alex. No estaba seguro de que fuese un hombre, quizás era otra cosa, con mayor razón debía de estar de su lado. Kilim perdió su voto cuando decidió que podía matarlo para cumplir su meta de poder. Además luchar contra el tirano suena mejor en la cabeza del hombre.
¿Dónde estaban sus compañeros? Pues en la joroba. Así es. La joroba era un especie de bolsillo dimensional, en la cual el viajero podía olvidarse de lo que le rodeaba. Habían jorobas de muchos tipos, unas pequeñas que aguantaban sólo una o dos personas, y estaban las grandes, como las de Choa, que brindaban un servicio completo con frigobar, televisión por cable, y seis asientos reclinables. Él conocía el negocio y sabía que podía ofrecer un producto mucho mejor que el de su competencia.
Ya cruzaban el último túnel, y se encontraban frente a frente con el espacio verdadero. Ese que contiene estrellas, planetas lejanos. Aquel que era estudiado por astrónomos, astrólogos y astrobiólogos en todo el mundo. El descenso era duro, los cartógrafos que dibujaron el mapa del mundo conocido, no sabía darle verdadera forma. No era una esfera, ni siquiera un plano, el universo estaba vivo y crecía todo el tiempo. En esencia era como un gran huevo, pero este huevo podía crecer. Habían seis huevos rodeando al principal, estas lunas, estaban en su mayoría desabitadas excepto por dos de ellas, una, Hule, que es la base de la Liga de Exploradores y la otra Mastia, la casa de los dioese de la luna, hay viven, en un gran hotel, todos los dioses lunares desde Selene, hasta Limaria.
Peor no había nada que encontrarse con los queridos y amados círculos de Bajo Raíz. Ah, hermoso paisaje, olor a familia. Eso pensaba Antonin mientras contemplaba la entrada de Choa, quien puso un pie en la plaza central de la Necrópolis. Donde los quisquillosos no muerto exigen el mayor de los respetos.
Los pasajeros descendieron, sintiéndose al mismo tiempo asustados y alegres de estar en la ciudad más importante del continente.
-Debo contactar a la Liga de Exploradores. – Dijo Antonin, sin mirar el rostro de sus compañeros – Grushon ve que le den alojamiento a nuestros amigos.
-Veré que así sea.
Eran tiempos en que un aliado más o uno menos hacía una gran diferencia. Todos sabían eso, todos, menos Alex, quien estaba más preocupado de lo que sentía dentro de su pecho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ever eaten chicken with mustard