Una de mis primeras novelas acá va un pequeño trozo para quien quiera verla,
Tango...
I
Ésta historia no me pertenece, porque no hay nada mío en ella. Así debe ser, al menos si logro aproximarme a la vida de Vicente Equis, o Vicente X. Se cree generalmente que una biografía debe empezar con un nacimiento, pero voy a comenzar con una muerte.
Hace dos meses el cadáver de un hombre de aproximadamente treinta años, fue encontrado a un costado de un pequeño camino del sur. El hombre era mi amigo Vicente X, profesor y autodenominado, terrorista literario. Las causas reales de su muerte están aún por ser descubiertas y puede que sean mucho menos interesantes que el resto de su vida, a la cual pretendo penetrar.
Vicente nació en junio del setenta, el día exacto se me escapa, pero estoy seguro de que fue durante la primera quincena. Aunque nació en Santiago, su niñez la pasó en San Javier. La antigua dueña del fundo donde trabajaba su madre me facilitó algunas fotos, las cuales no aportaron muchas pistas a mi investigación. Aunque no puedo desconocer su valor, como se reconoce el valor de una postal.
La madre de Vicente era una mujer extraña, al menos para su época. Primero, venía de una buena familia, la cual la rechazó en el mismo momento en que anunció su embarazo; segundo, tenía una fe enorme en el genero humano, lo cual se dejó ver en los hermosos retratos que pintaba. Es quizás éste rasgo el que mejor pudo transmitir a su hijo. Su padre por otro lado era un caso muy distinto, aunque no puedo decir que fuese una mala persona, era al menos, cerrado. Un médico por obligación, que cargaba con una maldición que consistía en una cadena de antepasados ilustres, que sin embargo él nunca conoció. Su amargura se tradujo con el tiempo en un alcoholismo, y en un extremo amor por lo oculto, volviéndose un estudioso de la Biblia y sus secretos.
Para cuando conocí a Vicente él había cumplido quince años, y confesaba tenerle algo de miedo a sus padres: a su padre por su incapacidad de vivir y a su madre por su capacidad de morir. Quizás no entendí lo que quiso decir en ese momento, pero lo comprendo muy bien hoy.
Tan sólo un años después su padre moría, víctima de un cáncer al páncreas. No recuerdo haberlo visto enfermo, simplemente un día se enteró de la enfermedad y al siguiente murió.
La herencia de Vicente padre no fue mucha, pero si lo suficientemente abundante como para pagar los estudios de mi amigo.
-Mi padre nunca lo entendió.- Me dijo Vicente una vez.- No se trata de acumular cosas, la idea es vivir hasta que se te queme el alma.
Cuando pienso en esa frase no puedo evitar la risa.
El padrino de Vicente era un hombre oscuro, solitario. Todo lo contrario a su hermana, la pintora. Aunque jamás pudo tener una buena relación con el resto de su familia, hizo un buen trabajo educando a su precoz ahijado.
La casa de Santiago era poco más que una cabaña, pero estaba llena de libros. Nietzche, Ezra Pound, Shakeaspeare que se transformaron en sus lecturas obligatorias. Hay muchas cosas que nos gusta creer como nuestras, pero creo que la carrera de X tiene un poco de suya, como de estás figuras raras, como su tío y su compleja madre.
Vicente cumplió dieciocho años en esa casa, sin conocer otra cosa que palabras, mismas que lo transformaron en un ermitaño.
Esa actitud se transforma en mi obstáculo más grande para seguir con mis intentos biográficos. ¿Habré perdido algún detalle importante? ¿Habré cometido un error al entrar en las sombras de otro hombre? Quizás sí, pero no soy periodista y mucho menos un escritor; y aunque nunca podré hacer justicia con mis palabras, sé muy bien que soy el encargado de llegar a un hombre que ya no puede defenderse a si mismo.
Por eso continuaré recolectando información, aunque tan sólo me muestren pequeñas ventanas de una vida.
Dos días después de la muerte de Vicente comenzaron a aparecer una serie de comentarios en los diarios; estos comentarios, equivocados y llenos de furia estaban firmados por Alberto Cohen, antiguo colega de X. No podría hablar mal de un hombre que no conozco, pero me parece que las intenciones de Cohen no son precisamente, nobles.
Su logro más grande fue el dar con una serie de escritos dispersos, agrupados bajo el mismo título “Mariposa Azul”. Pero los comentarios del periodista no se detenían en ese articulo, si no que logró publicar una serie de reportajes y un ensayo, que salió al mercado aún cuando el cuerpo de mi amigo recién se estaba internando en la tumba. Y no es fácil hacer una investigación imparcial y aguda mientras se espera una recompensa monetaria y un éxito comercial. Como dije, no puedo hablar mal de Cohen, porque no lo conozco; pero él pareció muy seguro cuando escribió: “El señor Equis, de orígenes demasiado humildes para ser un poeta serio...”, o cuando dijo: “ Los traumas de su infancia le robaron cualquier creatividad que podía haber tenido...” .
Me pregunto si es que Vicente hubiese muerto como cualquier otro humano, alguien se hubiera fijado en su extraña carrera literaria.
Como deben sospechar, Equis era novelista, es decir, alguien que agarra las fantasías, las anota y las pone todas juntas, de manera que parecen de verdad. Mediante éstas acrobacias se las ingenio para seguir vivo y no volverse un monstruo. Lo que no siempre resultó.
jueves, marzo 09, 2006
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4 comentarios:
Sos muy bueno... un genio.
Gracias pues, genio no soy.
Me da tanta pena que esta magna obra este en un blog, y compartiendo temas con MYK y el otro juego que haces, eres un dirigiente social, que mierda haces en salo.
Genial, muy bueno,
¿Lo puedo llamar maestro?
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