martes, junio 19, 2007

Humankind: Texto refundido y único de Proyecto Calixto

A petición de algunos viejos amigos expongo aquí mi versión del Proyecto Calixto, no la resumida, con correcciones propias, escritos en Junio del año pasado.

Perdonen si no he puesto cosas HK, pero habrá otro escritor que haga este trabajo, probablemente mucho mejor que yo, aunque siempre estaré agradecido por el cariño que me dieron.

Gracias.



Proyecto Calixto




I

Muy bien, si es que estás aquí es que has demostrado algún interés en lo que tengo contar, aunque debo advertirte que está muy lejos de ser una historia donde los brillantes caballeros recorren junto a sus damas el campo abierto, matan a los malos y sonríen mientras ven crecer a sus pelones hijos. No soy el tipo de persona que cae en esos malditos clichés, aunque debo reconocer que si hay una chica, muchos malos, y una par de esas cosas complicadas que tanto te gustan. Toma asiento, si quieres saca una cerveza del refrigerador, esto está por comenzar.
Quizás deba contarte mi nombre, digamos que te reirías de cómo me puso mi puñetera madre, pero puedes decirme Coyote, y mi trabajo es aquella venerable profesión de detective privado. Eso debería decirlo todo, pero la verdad es que significa muy poco, pero vamos a esos hechos que nos interesan el día de hoy, ya saben que no soy un hombre de preámbulos muy largos.
Debo decir que era uno de esos días largos, estaba recostado sobre mi silla favorita pensando en absolutamente nada, dedicado sólo a contemplar los agujeros que adornaban los hermosos calcetines que Iliana me había regalado el invierno pasado, desearía que alguien en la fundación Lazarus tuviese la misma maldita consideración, está claro no soy guapo como Eric, sabio como Lázaro o misterioso como Vicente, pero tengo mucho que entregar, como por ejemplo mi adorable personalidad, dudo que Mykhalatso pueda decir lo mismo, seamos honestos, el hombre es un gran saco de plomo. Pero olvidemos eso, ahí estaba yo, con mis elevadas reflexiones cuando sonó el teléfono, era Andrés Santander, un correcto oficial de investigaciones especiales que tiene un solo e irreparable defecto, cree incondicionalmente en mí.
-Necesito que vengas.
-¿Y se puede saber la razón o donde debo ir?
-No es lejos, mandaré a mi mejor hombre a buscarte, es un asunto delicado, la ciudad te pagará muy bien para que seas discreto en este caso.
-Así de malo es.
-Peor.
-Iré, pero no le digas a Iliana que estoy aceptando estas miserias, se enoja con facilidad.
Colgó sin despedirse. Había una guerra ahí afuera y los humanos estaban atrapados en este horrible fuego cruzado, me sentía con algo de responsabilidad, quizás incluso culpa, no digan que no tengo un corazón bajo esta sucia gabardina gris. Fuera de la oficina estaba el sonriente agente que Santander había mandado, era un crío recién salido de la academia, pude leer sus pensamientos: “¿Por qué me mandan a busca a este costal de huesos?” . También habían otras cosas dando vuelta en esa pequeña cabeza: dos mujeres, una de las cuales era su mamá, un sándwich, y un perro.
-Lo mismo me pregunto yo, pero ya que no podemos hacer nada al respecto, así que sólo conduce en paz.
El pobre chico quedó pálido, pobre idiota. Lázaro dice que no hagamos eso, que no debemos abusar de nadie, que se joda, estaba con resaca, haciéndole favores a los chicos ricos de la ciudad, soy un Desviante y hago cosas de Desviantes. Bueno, si creen que hablo como el villano de esta historia, esperen a lo que viene.
La escena horrible, un cuarto pequeño, blancas paredes manchadas de oscura sangre, y lo peor, dos chicas en el suelo. Una de ellas no podía tener más de veinte años, la otra llegaba con suerte a los treinta. Obviando la sangre, todo parecía limpio.
-Una de ellas es Albertina Santa Cruz, una chica bien conectada en el gobierno, la menor es Estela Akena, una estudiante de periodismo.-Dijo Santander haciendo esfuerzos por entender lo que sucedía. – El padre de Akena no quiere que las circunstancias de este caso salgan a la luz.
-O sea habrá mucha presión.
-Sí.
-Que bien. Nunca llamas, y me pides esto.
-No sabía que fueses tan delicado.
Dejé la escena, no podría buscar pistas hasta que la policía deje el lugar, de manera que debía de regresar a mi oficina, sabía que no sería algo sencillo de resolver, pues si bien uno encontré pistas, sentí algo que conocía muy bien, Entropía.

II

Mi oficina no es lo que se entiende por un departamento lujoso, la heredé de mi maestro, Cervantes. Buen detective, no era desviante pero podía sentir y ver mucho más que cualquiera de nosotros, extraño al viejo cerdo. Mientras estaba dedicado a mis constructivos soliloquios mentales, sonó el teléfono, nunca traía nada bueno, así que lo dejé pasar, cuando comenzó a sonar una segunda vez tuve que levantarlo.
-Contesta montón de pulgas.- Dijo una voz conocida.
-Señor “montón de pulgas” para usted.
-No tengo tiempo de jugar contigo.
-Así veo, si no, ¿por qué una chica guapa de Acracia me llamaría?
Ella hizo una pausa, respiro como para no reventar en ira, soltó un resoplido violento y siguió hablando:
-Sabes, en este momento mi rifle podría estar apuntando directo a tu cabeza. – Dijo, mientras yo imaginaba su hermosa sonrisa.- ¿Qué harías si disparo?
-Si disparas, pues lo que todo el mundo, morir. Linda Aguja, dígame que busca conmigo.
Yo sabía bien que quería, Aguja era una justiciera, era de esas personas que sufrían toda una vida por tratar de hacer lo que es justo. Esto era por los homicidios, de manera que bajé mi tono y me puse a sus pies.
-Ya viste los cadáveres, sé quien lo hizo, al menos quien lo ordenó, pero no hablemos esto por teléfono. – Dijo reconociendo que me necesitaba.
-Como digas, siempre será bueno intercambiar poleras con la Acracia.
-No intercambiaré nada contigo.
-Eso dices ahora.
El parque estaba cubierto por esa bruma ciudadana, que vive junto a nosotros todos los días, ochenta por ciento smog, diez por ciento humedad, y diez por ciento desesperación.
Ella apareció mirando para todos lados, como una buena Acracia, temiendo de cada una de las sombras que nos rodeaban.
-Estás aquí, debemos tener cuidado. Sé que Corporación quiere un pedazo de esto. – Dijo sacando un papel amarillento.
-¿Qué llevas ahí?
-Pues es una carta, una vieja carta de amor, pero que nos ayudará a entender lo que sucede.
-Pues comienza a cantar socia.
-No me llames así, pero te contaré: En mil novecientos sesenta y cinco la CIA creó una división especial para estudiar el fenómeno desviante, el nombre de este escuadrón especial es F.I.S.T Federal and International Security Taskforce. Estos niños tenían por función reclutar desviantes, para usarlos de agentes, o como experimentos. Como sea, F.I.S.T sigue existiendo, uno de sus experimentos actuales más interesantes es el de resucitar un viejo proyecto que dormía entre los tesoros de la segunda guerra mundial. Un virus especial, que afectaría sólo a los Desviantes, como sabes los organismos se hacen resistentes y el proyecto era un fracaso. Hasta que el virus se encontró con la nanotecnología, ahora el virus es inteligente y aniquilaría a todo desviante que se encuentre en la superficie terrestre.
-Que agradable.
-Eso mismo, el problema es que una de la chica que tu viste, Estela Akena, estaba siendo usada como acolito por el Abismo. Pero mis informantes me dicen que el Inquisidor no tiene el virus, es alguien más. Alguien que gozaría viendo al mundo sin desviantes.
-Se me ocurren varios, como yo los días sábados por la mañana.
-Basta de chistes, esto es serio.
-Lo sé, y sé quien podría querer el virus… ya me lo he topado antes. O al menos, me he topado con su nombre. Mi amigo Shane fue asesinado por su esclavo. El nombre es, según creo, Moloch, y estamos metidos en muchos problemas.- Encendí un cigarrillo, no era exactamente lo que se entendía como un héroe, pero me sentía muy cerca de serlo.


III

Seguramente el que está leyendo esto debe creer que soy un ególatra, pues hasta ahora sólo les he contado lo que en ese momento sucedía conmigo, pero la verdad era más oscura y peligrosa; los actores que entraban a ella parecían no salir con bien, y nosotros éramos demasiado pequeños para poder defendernos como correspondía.
Al mismo tiempo que yo estaba con mis soliloquios, un hombre mucho más misterios e interesante, al menos a lo que esta historia concierne, se deslizaba por la noche. Se apoyaba en un bastón que claramente no necesitaba, miró a su alrededor, no con temor, pero sí con cautela. A través de un oscuro corredor se deslizó, hasta dar con el número diez cero siete uno. El hombre que habría era un viejo veterano de la segunda guerra. Apestaba a polilla, pero seguía siendo el mismo bastardo que era cuando en su juventud ayudó a la Corporación a crear una raza de soldados llamados simplemente, la serie V. Su nombre Reginald Wulf, ingeniero, agente y traidor.
-Has envejecido.- Dijo el misterioso visitante.
-¿Quién es usted?
-No importa, pues yo ya estoy entre los muertos mi viejo amigo.- Dijo esbozando una sonrisa que delató el hecho de que aún se encontraba entre los vivos.-Tienes algo que me interesa.
-No tengo nada señor, soy un pobre anciano que vive de su pensión, mísera también puedo agregar.
-Di lo que quieras decir, pero de mi boca ni una gota de compasión tendrás. Reginald Wulf, agente de la Corporación, Desviante, déjame entrar a tu casa antes de que destroce tu pestilente humanidad, y la de tus vecinos con ella.
Wulf sabía lo que venía, dejó que el extraño entrara.
La sala estaba llena de amarillentas fotos de los años cincuenta, todas lo relacionaban de una manera u otra a la Corporación, pero el extraño estaba más interesado en lo que no podía verse.
-Quiero que me hables del Virus. ¿Cómo le llamaron? A sí, “Calixto”.
-Calixto fue un fracaso, los desviantes podían regenerarse, o adaptarse, el virus mataba a los débiles, pero a la larga la mayoría de los infectados lograba salvarse.
-Lo sé, estuve infectado.
-Ya veo. Pues hicimos, Camus y yo una nueva variedad…
-Y tu la vendiste a la CIA… Camus no lo supo, traicionaste a la Corporación, eso requiere valor.
-No fue valor, fue codicia.- Dijo el viejo mirando sus añejas manos.- Mi esposa esperaba un niño, no lo sé, supongo que necesitaba más.
El extraño contempló los polvorientos estantes, se fijó en las antiguas insignias alemanas, una vez les temió, como si de señales infernales se tratase, pero ese tiempo estaba muy atrás para él. Memorias llegaron a su cabeza como trenes a punto de dejar su carril, pero prontamente se incorporó. Recordó quien era y la razón de su presencia, entonces pronunció su sentencia:
-Fuiste, como yo, hijo de una época dolorosa. Entiendo que buscaras seguridad en Corporación. Cambiaste tus poderes de desviante por los de un agente, sé que quitaste muchas vidas en su momento. Pero después de todo siempre pudiste llevar una doble vida, a diferencia de otros, fuiste feliz… sabes bien como terminará esto, así que antes de morir dime. ¿Había una cura para “Calixto”?.
-Los infestados que no lograban desarrollar defensas propias morían, curiosamente los ejemplares miembros de los Hijos de la Ceniza era especialmente resistentes, quizás porque su sangre tenía un nivel bajo de glóbulos rojos.
-Ya veo, eso era todo.
Lo siguiente para el anciano fue la noche eterna, sólo un hilo rojizo de sangre y saliva demostraban que alguna vez estuvo con vida. Mientras el extraño caminaba hasta la habitación, cogió un montón de papeles, mismos que sabía importantes desde que cruzó la mugrosa puerta, eran viejos códigos, sin sentido para cualquier otro observador, pero él no era cualquiera.
Se alejó, sin decir nunca su nombre, pero ya no importaba, pues todos se referían a él bajo sólo un apelativo: Inquisidor.


IV

Lejos de todo el ruido, otro de los actores interesantes de esta pequeña representación prepara su entrada. Coloca sus guantes, pinta sus labios, arregla sus uñas. Cubre el código de barra que la identifica como miembro de la ya mencionada Corporación. ¿Su nombre? Adriana San Patricio, veo por tu rostro que reconoces el nombre, pues sí, ella estaba un par de kilómetros mejor ubicada que nosotros en lo que a investigación respecta.
Su pasado, según las investigaciones de Black Hound, está ligado a la CIA, y a F.I.S.T, aunque ahora estaba completamente entregada a la Corporación. Esta sería una noche de cacería para ella, al menos eso creía.
El timbre anunció la llegada de la visita. Ella simplemente contó hasta diez, y cuando la puerta se abrió, ella ya tenía los dedos sobre su nueve milímetros; pero el visitante no era ningún peligro, tan sólo era vuestro gentil servidor al cual ella jamás había, visto. Sólo escondí mi voluntad, para que no pudiese leerme, y puse mi cara de ratón atrapado, siempre funciona con las chicas.
-Buenas tardes.-Dije cortésmente.
-¿Qué quieres?
-¿Yo? Sólo hacer unas cuantas preguntas.
-Yo no doy respuestas, yo soy la última pregunta.
-Supongo que alguien debe escribirte estas esas líneas. Pero veamos, eres Adriana San Patricio, agente de la CIA, ¿me equivoco?
-Sí, soy independiente.
-Claro. Bueno, soy detective privado, y estoy tratando de averiguar las razones que condujeron a la muerte de Estela Akena.
-¿Akena dices?
-Sí.
Puede ver que reconocía el nombre, aunque estaba bien entrenada, la humanidad seguía brotando por sus poros; sólo por esto ya valía la pena estar ahí.
-Conocí a sus padres. –Dijo ella para desviar mi interés, pero sabía que no iba a funcionar.-Debe tener cuidado, un hombre como usted, un detective, no debe salirse de su liga, regrese a sus maridos infieles, a sus esposas picaronas, estas son las ligas mayores.
-Quizás tiene razón señorita.
-La tengo.
Me di vuelta sólo para actuar mi salida, entonces solté, para bien o para mal, la bomba:
-¿Qué me dices del proyecto Calixto ?
-Es usted un hombre fascinante, señor…
-Coyote me dicen… y sí, me han llamado fascinante antes, pero no me diga eso que me sonrojo. Ahora respóndame.
-Sé esto: todos los que tienen que ver con el proyecto están muertos, ya le dije, esta no es su liga.
-Eso escuché, desde ayer nuestro amigo Reginald también está en el patio de los silenciosos; alguien resucitó el proyecto, y ahora el virus está suelto, ¿no es así?
-¿Y si es así?
-Pues la Corporación, sus jefes actuales, también perderían, no creo que ellos quieran una masacre.
-F.I.S.T creó un virus nanotecnológico, es el principio de Calixto, pero ahora tiene control sobre su huésped, sí, ya tiene su respuesta. También le diré que fue un placer conocerlo, lástima que ahora deba morir.
Sentí el golpe en mis costillas, juro que casi se me sale el alma por la boca. Un codazo en mi nuca me derribó, antes de que pudiese hacer nada, ella mi apunta con su arma, dios, estoy muy viejo para esto. Su dedo se deslizaba sobre el gatillo cuando una saeta cruzó la habitación, San Patricio caía de rodillas, luego azotaba su hermoso rostro en suelo, una pena.
De la sombras surgía ella, pude haberme enamorado en ese preciso momento, ¿un Quimera y un Acracia? Ridículo. Aguja, mi ángel guardián.
-Te demoraste.
-Si, quería que te dejase blandito.
-¿Qué le hiciste?
-La paralicé, no podía arriesgarme con una bala, ya sabes, podría haber dañado tu existencia. Ahora debemos matarla ahora mientras duerme.
-¡Detente! ¿Cuál sería el sentido? Tenemos lo que queremos, un día tendrás la oportunidad de enfrentarla cara a cara.
-Ustedes los Quimera son unos débiles, ¿crees que ella haría lo mismo por ti?
-No me importa.
-Por eso Sombra los detesta, malditas mariposas.
-Pensé que Sombra nos amaba.
-No.
Nos fuimos, ella no me habló en todo el camino, quizás tenía razón, Adriana San Patricio era famosa por sus venganzas, pero no quería tener la sangre de un inocente el día de hoy, ya habría de correr mucha y quizás Lázaro si me había pegado algo de su palabrería.


V

Las cosas eran tan simples como sumar dos más dos. No habían pozos oscuros en esta investigación, F.I.S.T ya no tiene el virus. Sabemos que Petrov mató al alemán para obtener algo de información, cuando entré en el cuarto del viejo ya no había mucho, él no es mi sospechoso, Acracia está más enredada que yo, y eso es complicado estos días. Moloch, ese nombre sigue sonando en mi cabeza, sé que es él. Y en mis narices siento el aliento de Baltazo, ¿podrá estar tan loco como para liberar un virus que también destruiría su imperio? La respuesta a esa pregunta me da escalofríos, ¿por qué los grandes jugadores no se dan cuenta? Esto es digno trabajo para un héroe como Eric, ¿no creen? En fin, si me seguía quejando no encontraría mis respuestas.
-Tengo información – dijo mi ángel.
-Muy bien.
-Un hombre, o lo que queda de él, llamado Ixibal fue objeto del experimento del nuevo Calixto.
-¿Y sobrevivió?
-No exactamente.
La dejé conducir, puedo ser muchas cosas, pero piloto no es una de ellas. El camino era tranquilo, cubierto de grandes árboles, que en esta época comenzaban a ponerse de ese café amarillo que tanto alucina a los más sensibles. Nuestro destino era el centro psiquiátrico y neurológico de la universidad de San Marcos. Un informante de Acracia había localizado al pobre diablo que fue víctima del nuevo virus.
Mientras gotas tímidas comenzaban a engrasar el suelo a nuestro alrededor, llegábamos a la universidad. El edificio era un gran bloque de oscuro concreto, digna construcción de un tiempo más sobrio. Los pasillos eran fríos, pero no era sólo la sombra y la absoluta falta del astro rey, había un frío tan profundo que podía romperte el corazón. Podía sentir millones de pensamientos confusos. Los habitantes de un manicomio son más interesantes que cualquier programa de conversación a media noche, pero ambos tienen algo en común, están lejos de la realidad. Como sea, fuimos recibidos por un joven pero calvo doctor, dejé que la chica hiciera las negociaciones.
-Doctor Silva, sabe a lo que vengo, no es necesario que hablemos de más.
-Así es, por favor sigan por el pasillo, hasta la habitación con sello verde, podrán hablar con él, pero si se agita, deberán llamar al ordenanza.
Ella sólo asintió, caminamos por un pasillo salido de una película de horror, no entendía como nos habían dejado pasar tan sencillamente, o como era posible que el sobreviviente de Calixto estuviese bajo cuidados humanos.
-Deja de hacerte preguntas. – Dijo ella. – El buen doctor era un Acolito del Abismo. Nosotros le liberamos y ha cambio nos hace un pequeño favor… el hizo los arreglos para darnos esta excelente muestra en vida.
-Y me dicen manipulador a mí…
En la pieza el pobre despojo humano estaba atado con una camisa de fuerza, su piel estaba escamada y era blanquecina. Sus ojos brillaban con una luz verde poco natural. Sus dientes eran un gran pozo séptico que nos sonreía, aún había algo humano en él, pero claramente estaba en retirada.
-Tu nombre. Dime tu nombre.- Increpó ella.
-Ixibal, soy un Seeker del Abismo.
-No, eso eras antes de Calixto. Dime quien estuvo experimentando contigo.
Dejé que ella siguiera preguntando, pude ver en los brazos de la criatura un código, lo dejé grabado en mi celular, luego mi cabeza regresó al interrogatorio.
-Calixto apareció frente a mí, me lo dio un ángel de la misericordia, ahora entiendo la razón de la vida. – Siguió balbuceando.- Soy un mensajero.
-El virus destruyó su mente, pero fue neutralizado por su cuerpo abismal, quizás la entropía destruyó las nanosondas del virus. – Dijo ella buscando sus razones en la lógica.
-No creo, quien lo envenenó quiso dejarlo con vida para que lo viéramos, para que siguiéramos la pista, están jugado con nosotros. Y comienzo a darme cuenta de que las cosas son más feas.
-¡Explícate!
-Pregúntale a él, dinos tu mensaje Ixibal.
-Dice, “muy pronto estaremos juntos”.
En ese momento el pobre ser se desplomó, su miseria había terminado, pero la nuestra recién comenzaba.


VII


Dejé que la chica se reuniese con los suyos, Sombra es un chico fuerte, podrá protegerla mejor que yo, así que preferí sumergirme sólo en las sombras, lo que no sabía es que las cosas tomarían un matiz para el cual yo no estaba preparado.
El código en el brazo de Ixibal me condujo a un lugar muy interesante, una planta corporativa a las puertas de la ciudad. Según mis fuentes una fábrica de procesadores especiales, del tipo que llevan los V-3 en sus cabecitas locas. Como fuese, eso fue hace un año atrás porque ahora estaba abandonada, como muchos de los edificios civiles de la Corporación, por alguna razón el Avatar estaba cada día más preparado para el combate directo.
Como fuese entre en el abandonado edificio, las maquinarias formaban un bosque metálico, inerte, pero de una belleza extraña. Lo curioso era la ceniza que aparecía en el suelo. Algo había pasado acá, y no me iba a gustar.
-Pensé que no te vería más.- Dijo la familiar voz.
-Siempre se tiene una segunda oportunidad.
Frente a mis ojos Adriana San Patricio, sin sus V-3, sin sus defensas, entendí que estábamos para bien o para mal, en el mismo barco.
-Creo que estoy un poco perdido, quizás me puedas ayudar.
-¿Y tú amiga la terrorista?
-Pues debe estar tomando té con sus amigos, ahora dime que hacemos aquí.
-Pues igual que tú, mi querido Coyote, seguí las pistas que encontré. Un código, es una vieja fórmula, son el código de un grupo experimental, cada uno de ellos miembro de una facción distinta, Jezebeth de Corporación, Brando D’Alligeri de Quimera, Dalma Riogiri de Acracia y un Abismal llamado Espectrae. Todos ellos habrían sido por una razón expuestos al virus. La razón la desconozco.
-Yo empiezo a verla.
-¿Compartirás tus secretos conmigo?
-Nena, tendrás que darme mucho más que esos datos si quieres conocer mis deducciones.-Encendí un cigarro, me sentía en una encrucijada, pero me agradó mucho eso de tener a la Corporación conmigo.- Dime Adriana, ¿qué tanto sabe Aleph de esto?
-No mucho más que nosotros.
-Bien.

VIII

Caminamos hacía el sitio donde se habían realizado los experimentos.
-Sabes, ustedes los de la Corporación están acostumbrados a jugar con los demás, me imagino lo que debe de molestarles que esta vez F.I.S.T o quien esté detrás de esto haya jugado con ustedes, de hecho, los haya usado.
-Sí, es molesto ser usado, y si sigues con esa línea de pensamiento sabrás lo que pasa cuando me molestan mucho,
Silencié mi boca, como hacen los hombres sabios.
-Es este el laboratorio, siento la presencia de una sombra fría y solitaria. – Dijo ella usando sus poderes de oscuridad, mismos que yo desconozco por completo.-Alguien nos observa.
-Muy bien dicho mi dulce hija de Aleph.- La voz venía del cielo mismo, sobre nuestras cabezas.-Coyote, quería conocerte, lamento las circunstancias.
Muy bien en ese momento las rodillas se me volvieron de cristal, era Petrov Ivanovich, estábamos en las ligas mayores, mi arma no me salvaría si es que quería combatir.
-Los tres hemos seguido la misma pista, se puede decir que hemos sido convocados.-Dijo poniendo una mano en el bolsillo de su abrigo, para sacar una hoja de papel amarillenta.-Alguien ha querido que preciemos su triunfo.
-Bueno, yo iba a decir eso. –Dije arrojando la cola de mi cigarro.- Mr. Inquisidor, creo que falta un actor en este juego.
-No, no falta, sólo fuiste muy ciego para no verlo. – Un movimiento de manos y Aguja aparecía de la sombras.
La chica nos estaba apuntando, dispuesta a eliminar a cualquiera que se entregara al Abismo, interesante, me hubiese disparado y esta historia se hubiese quedado sin héroe.
-Coyote tienes que cuidarte mejor de tus amigos.-Dijo Ivanovich.
-No, ella sólo esta cumpliendo su papel, como todos los demás, ahora es hora que nuestro anfitrión aparezca.
-Eso creo yo también.- Dijo Aguja pasando una bala en su fusil.
Un aplauso se escuchó venir de las sombras, frente a nosotros, Baltazo, y sus cuatro experimentos, cada uno representando a una facción diferente.
-Sé que esta intriga ya ha durado mucho.-Dijo el desgraciado.- Pero debo reconocer que han sido unos ratones muy interesantes de observar.
-¿Crees eso? Si hicieran una película, ¿quién sería yo? ¿Brad Pitt?
-Silencio, eres la única rata que no quise que jugara, pensé que alguien más interesante entraría de la Quimera; digamos que eres un invitado de piedra.
-Es una pena, a mi me hubiese gustado un villano que no tuviese problemas con su madre.
Baltazo se contenía, ¿estaba con esta charada diciendo adiós a su rol de Abismal?
-¿Qué juego es este Baltazo? – Dijo Ivanovich.- Realmente quieres morir.
-No basura mestiza, no moriré hoy. Verás Moloch y yo tenemos un plan, pero esta ejecución es mía. He librado una sepa de Calixto en el ambiente, muchos desviantes caerán bajo sus aspectos, la muerte de tantas voluntades atraerá a mi amo a esta realidad. Fundaremos nuestra propia facción, más allá de Abismo, más allá de la Entropía, crearemos un reino puro del mal.
-Eso no existe idiota, si Moloch regresa, el querrá al Abismo y tu terminarás en el limbo como muchos otros, ¿crees que él esta de acuerdo con reinar sobre un montón de desviantes muertos?- Dijo el inquisidor, ganando tiempo mientras acumulaba energía.
-Soy Baltazo, mi alto linaje ha de levantar las alas nuevamente, eres un vergüenza, un mestizo impuro.
Conforme las palabras de Baltazo se hacían más fuertes, las paredes se sacudían. Y sus seguidores avanzaban más hacía nosotros.
-Vamos hombre, soltaste un virus que nos matará a todos, ¿qué sentido tiene todo esto? – Dije tratando de ganar mi propio tiempo.
-¿Me hablas directamente a mí pequeña cosa impura?
-¿Hay algún otro idiota homicida en el público? No, entonces, sí, hablo contigo.
Brando se arrojó sobre mí, había terminado el momento de hablar. Riogiri se arrojó sobre su camarada Acracia, Espectrae era lo suficientemente fuerte para derribar a Petrov, pero Jezebeth no pudo con Adriana, después de todo ella había sido su mentor. ¿Cómo sé eso? Pues es mi trabajo saberlo.
Jezebeth en el suelo fue rodeada de extraños y blanquecinos espectros, lo mismo Espectrae cuando recibió la gran descarga de energía que el Inquisidor desató sobre él. Baltazo desataba entonces su furia, su primer golpe cayó sobre la espalda de Adriana quien se incrustaba contra la pared. Yo disparé contra Brando, ver caer a un amigo no me producía placer alguno, pero seguí disparando, pero mis balas parecían moscas molestas para Baltazo.
Me arrojé con todo sobre el idiota, pero me repelió con golpe sencillo. Maldición, era un maldito conejo peleando contra un oso.
Ahora Aguja lo intentaba y aunque desataba toda su fuerza contra el enorme enemigo, nada parecía afectarle. Dalma Rioigiri yacía caída junto a ella, sólo Petrov y Adriana estaban en pie frente a Baltazo. La chica concentró su poder en un arma a base de voluntad que usan los corporativos, la descarga iluminó nuestro entorno, pero nada pasó. Baltazo seguía en pie.
-Esto se ha puesto aburrido, ya no soy el mismo, Moloch me ha dado su fuerza, soy parte de su alma, se acabo tu actuación hija de la Corporación, únete a tus muertos.
Adriana volaba por los cielos, hasta atravesar el muro, era el tiempo del Inquisidor, lo mejor para el final, olviden que esta historia se trata de mí, y hagan de cuenta de que estamos viendo vuestra serial animada favorita, después de todo, todas tienen alguna escena así, así quizás puedan ponerse, al menos un poco, en mi lugar.
Ivanovich hizo que la temperatura de la habitación bajara al menos en quince grados, no parecía molesto, ni siquiera interesado en su enemigo.
-Eres un idiota Baltazo, has caído en los juegos de tu amo; él sí te dio ordenes de liberar el virus, pero estás estaban en tu débil mente, nada de los que haces ha sido realmente obra de tu ingenio, sabes, sigues siendo el mismo fracasado. La bestia quiere que el Consejo muestre su localización, quiere que intervenga en la lucha. Sabes, quizás sea interesante lo que has hecho, después de todo sólo los fuertes han de sobrevivir. Veremos que sucede, pero eso no cambia el hecho de que me has traicionado.
Baltazo permanecía en silencio, mientras yo hacía estas notas mentales.
-Sabes, eres un Abismal, quieras o no, y todos nosotros poseemos una carga de Entropía corriendo en nuestras venas, como pequeñas velas, es la energía que te hace ser tan fuerte Baltazo, a ti, a tu madre… ¿qué diría tu madre si te viera ahora? Bueno, el punto es que puedo hacer que esas llamitas se prendan y se apaguen a mi voluntad, la Entropía me escogió como su campeón, aún antes de que me nombraran como Inquisidor.
-No importa, no podrás quitarme mis poderes, están asegurados por Moloch y es tan poderoso como tú.
-Cierto, no te quitaré tus poderes, por tentador que esto sea, los duplicaré, de modo que tu cuerpo ya no pueda resistirlo, adiós Baltazo.
El cuerpo del idiota se sacudía y comenzaba a brillar con un fuego verde y depravado.
-Coyote. –Dijo el Inquisidor, trayéndome de regreso a la realidad.
-Dígame mister, se dio cuenta que buen team hacemos, si no tirará por los malos, podríamos ser amigos.
-Creo que me has usado, siempre supiste que sería Baltazo al final del camino, puedo leer confirmación de lo que digo en tu mente; dejaste que todos los actores jugáramos nuestro rol, sólo para ver que había al final, ¿qué dirá Lázaro de esto?
-¿Quién sabe? No soy adivino, ustedes los señores fantásticos pueden darse el lujo de serlo yo voy con los pequeños. Ahora que el virus está afuera, necesitarán más ayuda que nunca.
-Eres más fuerte de lo que crees Coyote, fue un gusto conocerte, espero que sobrevivas a la plaga, y si no, bueno, siempre puedo resucitarte como a uno de mis esclavos.
-No gracias, a este hombre se lo han de comer los gusanos.
Ivanovich desaparecía entre las tinieblas, mientras que Baltazo seguía quemándose en su pira infernal, ni siquiera era capaz de levantarse o gritar.
Aguja se veía mal herida, mi plan había funcionado, el mal había acabado con el mal, pero habían demasiadas bajas, y lo peor muchos habrían de morir aún.


IX

Tomé a la chica, mientras sentí a los V-3 rodearnos, Adriana estaba en pie junto a ellos, nos apuntaban, no podríamos defendernos.
-Lo siento nena, el Inquisidor se fue, sólo estamos nosotros.- Dije sonriendo, buscando algo de humana simpatía.
-Tendré que conformarme con los premios menores entonces.
-Porque no silencias esa hermosa boca que tienes, si el virus anda suelto, tendremos que trabajar otra vez juntos, las cosas no serán sencillas. Además no te vas con las manos vacías, tienes a los traidores, has con ellos lo que quieras.
Comencé a caminar, no miré atrás, sabía que los V-3 aún nos apuntaban, aguja estaba sangrando demasiado, así que tan sólo dejé la escena, como un vaquero herido, entregado a cualquiera fuese mi destino.
No quise hablar con nadie sobre lo ocurrido, es decir previne a la Fundación todo lo que pude sobre el virus, su origen, incluso ya tienen un par de medidas para prevenirlo.
Lo interesante del caso fue todo lo que aprendí de mí mismo, dejé a tres personas para que fuesen usados por la Corporación, ¿eso me hace un villano? Puede ser, pero ellos no hubiesen dudado en aniquilarme de haber tenido la oportunidad. Recibí un halago del Inquisidor, lo cual no es malo, pero ya había descubierto mi plan, eso no habla muy bien de mi sigilo, ¿no?
Lo cierto es que estés es un tiempo para reflexiones, como pueden ver, nada es blanco o negro.
Es una tarde fría, pienso en Aguja, la chica debe estar bien ahora, también pienso en Baltazo, sé que es imposible que Adriana haya logrado retenerlo, Moloch arreglará a su títere, eso me asusta, cuando los malos hacen eso, los dejan más feos y terribles.
Agradezco su atención mis amigos, espero no haberlos aburrido, no se preocupen por ordenar, deja la cerveza ahí, Iliana mandará a alguien más tarde. Es hora de dejar la oficina, y ver que nos tiene la calle el día de hoy, no puede ser peor que estar atrapado con estos pensamientos.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Tanto tiempo mr...

Uta, no tengo mucho que decir. La novela de Calixto es rebuena, na' que decir.

Y respecto a la continuidad de HK... pues, mejor o no, sépalo siempre mister, ud. es único e inigualable.

Un cariñoso saludo del sur, con onda polar y todo.

Adieu

Poeta de Cañería dijo...

Saludos, no posteo nunca, pero llegue aqui por HK y siempre pego una leída al blog (lo leo desde la historia de Koj).

Ojala lo que quedo en el tintero no quede ahi solamente.

Saludos y suerte en sus futuros proyectos.

Anónimo dijo...

Excelente tu novela, no sabía que eras de Humankind, yo te conocía solo por Alicia.

Unknown dijo...

Buenísima Calxito, aunque como sabe me quedé con ganas de koj... me gustaría verla completa...


Bueno, saludos master

y Sin usted hk no será lo mismo.

Anónimo dijo...

wenas mi querido mentor...

..que bueno, ver que puso nuevamente algo de HK...y que mejor que el proyecto calixto..gran engendro suyo que más le puedo decir...

..bueno, saludos cordiales de su muy estimado amigo...Sebastian Winter..

P.d: sigo y seguiré escribiendo cosas para HK..soy ese brazo de usted que sigue alla...

Anónimo dijo...

Yo prefiero que ustede escriba de alicia, Human y Mitos son puro pasado.