sábado, junio 09, 2007

Mi vision sobre la peste negra.

Yersinia Pestis: o
El Arte del Olvido.

Por


JLFLORES









Reparto:

Casimira: Princesa Iliria.
Príamo: Primo de la Princesa, capitán del imperio.
Pietro: Sacerdote mendicante.
Merkhel: Comandante Alemán.
Obispo.
Coro: Compuestos por los fantasmas campesinos, no deben verse.
La peste.
Un Campesino.
Un Soldado.












Acto I

Escena I

(Príamo y Casimira en la casa de esta última)


Casimira

(Hablando a Príamo)

¿Qué me traes amado Príamo? ¿Qué cuentan las negras calles de Iliría?


Príamo

Nada bueno Casimira, mi amo, mi reina. La plaga ya devoró las provincias del norte, los campesinos sanos se vuelcan a las ciudades, donde ya comienza a reinar el hambre entre los desgraciados.


Casimira

¿Y Nadie hace nada?

Príamo

El Obispo, pero no puede controlarlos, hay un cura en especial que es un problema.

Casimira

¿Canta Ossanas para la peste? ¿Y como se llama este cura?


Príamo

Pietro, es un Capadocio, muy devoto. Predica que el pueblo debe esperar bondad de sus amos, pues esta es su obligación divina. Por un lado alza al pueblo, pero sirve bien a sus propios amos, pues los mantiene alineados y temerosos de Dios.



Casimira

Y hay muchas cosas más que temer, nuestros ejércitos están frescos, lejos, en las fronteras, y no verían con buenos ojos ser usados para aplastar a su propio pueblo; te propongo que tomemos esto como lo que es… un caso de exceso de celo.

Debes Exiliar a ese hombrecito, o culparle de un crimen que el pueblo no pueda perdonar, o por último que enfrenten el olvido final.

Príamo

Comprendo lo que me quieres decir, quieres sacarlo de la ciudad.

Casimira

Reúnete con el Cardenal de Iliria, es un hombre astuto, tanto político como hombre de dios, seguro que la postura de este Pietro le inquieta aún más que a ti; deja que él se preocupe de guiar a los campesinos hambrientos y al cura propongámosle algo que no pueda rechazar.


Príamo

Te llamo hermana, pues no podría amarte más.

Casimira

Me amarás más cuando termine esta función, ahora déjame cumple con tu misión, nos veremos más tarde, pues el destino es un pastel que comeremos juntos.

(Sale Príamo, Casimira mira al público, suspira se pone su negra capa, y sale de escena).

Escena II

(Plaza de Iliria, Pietro, Obispo, Miembros del Pueblo)

Obispo

Ya he escuchado sus quejas, y les prometo que tendrán respuestas, pero no deben temer, el señor en los cielos protegerá a la ciudad mientras se mantengan fieles, mansos y sirvan a sus señores.


Coro Miembros del Pueblo

¡Aleluya!

Pietro

Muy bien señor Obispo, pero mi capilla esta llena de refugiados, necesitamos más espacio, y raciones, no pedimos regalos, los hombres aún pueden pagar con trabajo, la Santa Iglesia podría usar los brazos fuertes de unos cuantos…

Obispo

Hablas fuerte, Pietro, pero no se olvide que aún hablas como párroco, pero ya no tienes tu pequeña comunidad que cuidar, esto es Iliria, debes velar por el bienestar de muchos más. Mide tus palabras…

Pietro

Lo único que mido por ahora son la raciones de los niños.


Obispo

Sigues; veo que no te haré desistir, ¿quieres que los soldados te callen?

Pietro

¿Soldados? Todos combaten contra Merkhel y a otros como él, ¿por qué se molestarían con un sucio monje?


Obispo

Si lo manda la iglesia, entonces las espadas de los soldados son como aquellas que portan los arcángeles. No hablemos más de violencia y muerte. Y ya que sitas a Merkhel, cúlpalo a él, fue él y sólo él quien quemó sus campos. Sus hombres cabalgaron hacia el norte, de vuelta a sus tierras, pero mientras nos vea en este estado patético y lastimero nos volverá a apalear. Les llevaré provisiones, manda a los hombres a los campos del Príncipe Príamo, ahí encontrarán ocupación para esa pasión que has despertado.



Pietro

Alabado sea el señor por esa respuesta, es lo único que quería escuchar.

Obispo

Vete con tus hombres ahora, y déjame con mis preocupaciones.

Pietro

Que Dios guíe tus pensamientos.

Obispo

Si, si, vete rápido.

(Salen el pueblo y Pietro)


Escena III

(Obispo, Príamo, después un campesino)

Príamo

Estuve escuchando esta pública disputa, fuerte es la muñeca del hombre que dobla el brazo de un Obispo de Roma.

Obispo

Príncipe Príamo, ¿viene a reírse de un cordero de dios?

Príamo

No eres cordero, eres un zorro, una comadreja quizás, aunque estás muy relleno para cumplir con la talla. No, no he venido a reírme de ti; por el contrario, estoy aquí para hacerme tu servidor, para aliviar nuestros dolores. ¿Sabes cuales son esos?
Obispo

Muchos dolores nos manda el Señor estos días.

Príamo

Verdad es. Por un lado esta Merkhel que sirviendo a su Sacro Imperio mansilla nuestras virginales fronteras. Miremos para el mismo lado, la peste tiñe de negro los cuerpos de los hombres, las pústulas brotan salpicando inmundicia hasta en el rostro del emperador. Así es, hasta la corte tiene sus víctimas. Este invierno mató a los ya magros cultivos, lo que te regaló nuevos inquilinos en tu ciudad. A eso agreguemos a aquel beligerante sacerdote, Pietro.

Obispo

Pietro. Sí.

Príamo

¿Es que es él quien más te molesta? Me sorprende pues no porta espada y sus palabras no matan.

Obispo

Matarán. A aquellos como tú y como yo, no es obediente, ni pasivo, ni sumiso. Lee la Biblia a su antojo, interpretando sus palabras, predicando pobreza para el clérigo y riqueza al campesino.

Príamo

Ja. Me parece gracioso, ya hemos escuchado esas palabras antes, nuevas no son. Son tus rituales absurdos los que dan como resultados estos hombrecitos. Pero yo te tengo una solución, que al mismo tiempo limpiará tu ciudad, dejará de perturbar a los trabajadores que necesitamos para nuestras supervivencia y nos hará aparecer como dioses a los ojos del hombre.

Obispo

Profano.

Príamo

Calla tu asquerosa bolsa de mugre, y escucha atento: trae de regreso a Pietro y sus campesinos. Casimira ha bendecido esto, así que ten fe por una vez.
(Obispo hace una señal entra un campesino con su cabeza baja)

Campesino

Mi señor

Obispo

Trae a tu turba de regreso a mis puertas, al menos a ese que llaman Príamo.





Campesino

Vendrá con gusto a su encuentro.

(Sale el campesino)


Escena IV

(Los mismos, entrando Pietro y campesinos)


Obispo

Bienvenido otra vez a mis puertas Pietro.

Pietro

¿Qué es eso que no puede esperar hasta mañana?

Príamo

Dejen que yo hable; no sé si me reconoces, soy Príamo, Príncipe de Iliria, mi prima Casimira de la casa Imperial me ha mandado con un regalo.


Obispo

¿Regalo?


Príamo

(molesto mirando al Obispo)

Yo hablo.

(Sonríe a Pietro)

Así es tengo un regalo de parte de Casimira. Como saben, Iliria busca dar la mejor acogida a sus ciudadanos, todos respetuosos de nuestros monarcas, pero cada vez es más duro, nuestros enemigos van avanzando por el norte, como ya se ha dicho, y tu conoces la plaga muy bien. Bueno, dejemos las vueltas para los más jóvenes. El regalo, no te haré esperar más. (Saca un pergamino de sus ropas)

Esto es para ti y tu gente.


Pietro

¿Un título de dominio? Yo no puedo tener posesiones.

Príamo

Ya pensé eso, pero este título no es para ti. (Mira a los campesinos) Esto es para ustedes es el título de dominio para una nueva ciudad. Tendrán tu propia parroquia, al norte de la ciudad, las tropas Ilirias los acompañarán hasta su nuevo hogar, ni siquiera Merkhel les tocará un pelo.

(Todos los campesinos celebran y cantan, sólo Pietro se mantiene incrédulo)

Pietro

Nos exilias.


Obispo

Han sido bendecidos con una nueva tierra prometida.


Pietro

Acataré si es lo que ellos quieren, pero puedo ver tras sus ojos.


Príamo

Lo sé. Ahora se feliz hombre de Dios, lleva a tu gente por el camino, tu seguridad es mi regalo, ahora deja esta ciudad.

(Sale el Obispo y Príamo, el pueblo se marcha, sólo Pietro queda en solitario)




Pietro

Nos han dejado bailando con la muerte. Pero incluso en el limbo hay jardines.

Y ahora escucho a hombres y mujeres felices, cantan canciones de dulce amor y alegría, los niños recobran su color… pero en silencio me voy a guardar la verdad, enterrarla en mi carne en pos de la felicidad de muchos. No nos volverán a ver jamás, y si los pies de mi señor sangraban, si los míos deben de pudrirse por la plaga, bien, no me importa.


(Caen las luces, desaparece en las tinieblas)










Acto II





Escena I

(Merkhel, un soldado)

Merkhel

¿Novedades?

Soldado Uno

Nada mi señor. Sólo silencio y llanuras vacías. Nadie para hacernos frente.

Merkhel

Tienes que dejar de sonreír soldado, si el silencio gobierna esta región es porque la abuela muerte ya pasó por aquí.

Soldado Uno

¿Peste?

Merkhel

Si, peste. De aquí a Bohemia sólo hemos encontrado poblados desiertos, y caminos llenos de cruces improvisadas. La luna está fría el día de hoy, dile a los hombres que acamparemos aquí.


Soldado Uno

Si mi señor.


(Sale el soldado)


Escena II

(Merkhel, Coro campesino)



Coro

Poderoso Merkhel. Gran asesino de Ilirios, conquistador de la gran iglesia, noble corazón sanguinario, amante del dolor. ¿Qué hace que tomes estos rumbos? ¿No sabes que entras en el terreno de ella? Es sólo ella quien gobierna aquí.


Merkhel

¿Quién quiere hablarme en ese tonito insultante? Yo no me voy a doblegar ante fantasmas.

Coro

No, los muertos no doblegan a nadie.

Merkhel

Veo, son muertos que buscan vengarse.

Coro

Vanidoso Merkhel, tu no tomaste nuestras vidas. Has matado, sí, te regalamos eso. Pero ¿qué es tu muerte ligera y banal comparada a nuestra profunda eternidad. Tus muertos van al cielo con la espada en la mano, nosotros somos parte de ella, somos esta tierra, no hay dioses para nosotros. No hay futuro, no existe el día o la noche, esto es el purgatorio.

Merkhel

(llevando sus manos a la cabeza, y cediendo ante el miedo)

¿Y que quieren de mí?

Coro

Queremos que traigas tu muerte viva, ligera, libre, a esta tierras. Queremos que mates, queremos que cortes miembros, y que exhibas a nuestros hermanos vivos, queremos que desates la guerra total. Que nos abras el paso para entrar en Iliria.

Merkhel

(recuperándose)

Muy bien, me pides ser quien soy. Tomaré su orden con gusto. ¿Qué más quieren?


Coro


Encuentra al cura, tráelo a nosotros, con cuidado, es el santo y debe ser canonizado.

Merkhel

No sé mantener las cosas con vida, trataré.

Coro

Lo harás.

(Merkhel está sólo)

Escena III

(Merkhel, entra Soldado)

Merkhel

¡Preparen la caravana!

Soldado

¡Mi señor!

Merkhel

Ya escuchaste, en la madrugada nos abriremos paso.


Soldado

¡Hombres! ¡Ya escucharon! Preparen los caballos, nos vamos en la madrugada.

Escena IV

(Príamo, Casimira, Obispo)

Obispo

Por favor señores escuchen razones, Merkhel se está abriendo paso entre las tierra yermas del norte. Pronto vendrá por nosotros,

Casimira

Pues manden hombres a detenerlo. No quiero que llegue a Iliria.

Príamo

¿Y quién lo va a detener? Ningún general cuerdo podría llevar a sus hombres por ese infierno.

Casimira

Entonces Merkhel ha perdido la razón, y cruza el campo exponiendo a sus hombre a la peste. Pronto la plaga se encargará de ellos, y nada hay que temer.

Obispo

(Desesperado)

Quisiera que fuese verdad, pero al parecer la peste le ha concedido inmunidad. Nada lo toca, nadie podrá detenerlo, traerá el juicio final a nuestras puertas.

Príamo

Que poca fe tiene este curita.

Casimira

Sabe muy bien, como nosotros, que Dios se ha ido y nos dejó en esta noche. Muy bien primo amado, tu has de llevarte a mis mejores hombres, detendrás a Merkhel en los campos, quizás la plaga se ha ido.

Príamo

Pero Casimira, me pides morir.

Casimira

Ahora el dramático eres tú. Detén a Merkhel y llenaré con creces todos tus codiciosos deseos; no finjas no tenerlos, tu amor por mi no tiene que ver con el corazón, espíritu o cuerpo; me amas porque soy más poderoso que tú, y si quieres tener derecho a despreciarme, pues ve, vence a Merkhel, sé un héroe del imperio.

Obispo

Tendrás todas mis bendiciones joven Príamo.

Príamo

¿De qué valen? Muy bien iré, si triunfo tendré un nuevo Obispo y a este viejo lo regresamos a Roma.

Casimira

Así es, has comprendido.

(Sale el Obispo con Casimira)

Escena V


(Príamo, Coro)


Coro

Vendrás a nosotros, tu que nos regalaste la oscuridad, tu que nos condujiste a Ella.

Príamo

¡Salgan voces del terror! ¡Muéstrense!


Coro

No podemos, nos privaste de cuerpo. Ven, también tú debes mirarla a ella, su rostro, sus ojos negros sin esperanzas falsas o miedos. Aprenderás a amarla.

Príamo

Salgan de mi cabeza espectros, no conozco su rostro, pero si nos vemos se los arrancaré con alegría.

(Príamo coge su espada, sale de escena)

Coro

Nosotros te amamos, y tú nos desprecias. Cosecharás grandes frutos este día.


(Príamo sale enloqucido)

Escena VI

(Pietro, el Coro)


Pietro

(Silente)

Tropieza con cadáveres mira al cielo, música de tambores a lo lejos. Su rostro es gris, no ha comido en días, parece más un mendigo que un cura. Pájaros proyectan sombras oscuras. Termina por caer, rendido, espera morir.

Coro

(con voz infantil)

¿Cuántos años llevas vagando Santo Nuestro? No te das cuenta de que has sido el Mesías para nuestra diosa, eres el canto de nuestra extinción. Algunos soñamos con cumplir diez años.

(cambio a voz adulta)

Otros cumplimos nuestros sueños más honrados gracias a ti, tuvimos una parroquia, elevamos plegarias a Dios, y hicimos nuestras vidas y creamos otras nuevas, éramos pobres y obedientes, a salvo de la guerra de los poderosos. Entonces la conocimos, pero tú sabías bien donde nos llevabas, tu nos regalaste a ella. Nos diste la Plaga. Gracias.

Pietro

(Se incorpora)

Dejen que muera.

Coro

No hasta tu beatificación. Ahora Silencio, la historia comienza a desenredarse.


Escena VII

(Pietro, Merkhel, Soldado. Sonido de batalla, banderas destrozadas de ambos lados)

Merkhel

(Con armadura completa, ensangrentado)

¡Abran el flanco derecho, ya comienzan a caer! No quiero que queden oficiales con vida, sin cuartel con ellos.

Soldado

Mire adelante, las murallas de Iliria.

Merkhel

Lo sé. Marcharemos sobre él y lo quemaremos con cada uno des sus habitantes.

Pietro

(Levantándose)

¡Que valor! (toce fingidamente) Por fin conozco al gran Merkhel.

Soldado

¿No sabes donde estás parado mendigo?

Pietro

Yo sé muy bien donde estoy, los ignorantes son ustedes, no saben en que reino están, ni cual es su destino, pero pronto lo sabremos.

Soldado

Dios perdone a tu lengua estúpida.

Pietro

Dios no habla conmigo ya, ahora mis oídos sólo escuchan a los muertos, al pueblo, a aquellos a quienes traicioné. Fue un hombre investido por Dios quien nos dio el especial regalo que ves, ¡él nos regalo la plaga!

Merkhel

Te vi en una visión, eres el cura, el santo.

Pietro

¿Santo? ¿Qué santo conduce a su pueblo, a sus niños, a sus propios hijo a la muerte? No, no soy un cura, ni un santo, soy uno con la plaga, pero ella es veleidosa y no quiso tomar mi vida, no pude enfermar y morir como los demás.

Merkhel

Según lo que he visto, todos alrededor lo hacen, de una manera u otra. Por mi espada o la enfermedad. Voy a seguir con este juego, por mis propias razones.

Pietro

(Sonriendo)

Tus razones ya no son tuyas. Ella es quien nos comanda ahora.

Soldado

¡El enemigo!

Escena VIII

(Pietro, Solado, Merkhel y Príamo)


Príamo

(Levanta su espada)

¡Merkhel!

Soldado

Se interpone frente a la espada, muriendo al instante.

Merkhel

(Combatiendo con Príamo)

Nos vemos las caras buen capitán.

Príamo

(Combatiendo)

Tienes pacto con el demonio, tus hombres no enfermaron de la peste, los míos caían como pollos, y tú Pietro, ¿no te hicimos feliz? Ahora abres camino para el enemigo.

Pietro

Mátense o hagan lo que quieran, pero no me metan en sus luchas.

Merkhel

¡Silencio!

Príamo

No eres más que un animal, sin honor, sin patria.

Merkhel

Sí, peor que eso, pero yo abracé lo que soy con amor, me entregué a la violencia, pero soy honesto. Tú y tus viejos animales de presa nada valen para mí, políticos, Princesas, o putas del imperio. (clava su espada en el brazo derecho del capitán, este pierde su arma) Ya comienzas a sangrar, sorpresa, roja es tu sangre.

Príamo

(Cae al suelo. Desespera, pero intenta tomar su arma)

Nunca llegarás a Iliria, esta tierra es tierra de peste. Pronto pústulas negras crecerán en todo tu cuerpo, te pudrirás.

Merkhel

(Levantando su espada)

Gracias, ahora calla.

(se apaga la luz del escenario)


Coro

Detente, espera la ceremonia. Si, ya sabrán que hacer. Les hemos dado el don la visión.

ACTO III


Escena I

(Casimira, Obispo. Ruido de batalla, fuego. Voces del pueblo)

Casimira

El enemigo está en las puertas de la ciudad.

Obispo

Usan a los cadáveres infectos como arma, arrojándolos por sobre las muralla. La plaga ya recorre nuestras calles, tomándose su lugar entre nosotros. Comiendo nuestras carnes. Ya mandamos a quemar todos los gatos negros, cerramos las alcantarillas y rezamos todos los salmos nada funciona.

Casimira

Alguien está ayudando a estos hombres, envenenan nuestras aguas, ya nos tienen. No sé porque no entran de una vez. Si la plaga toma la ciudad ellos también la perderán. Esto no tienen lógica.

Obispo

Esto es el infierno.

(comienzan a empujar las puertas)

Escena II

(Los mismos, entra bruscamente Merkhel que arrastra a Príamo)

Casimira

Primo, tu nos traicionaste.

Merkhel

No, no lo acuses, no tiene el estómago para hacerlo. Él no ha sido.

(Entra Pietro)

Pietro

He sido yo queridos hermanos. He abierto todos los pasajes de la ciudad, he dejado salir a algunos inocentes, pero estamos listos para la celebración. Esto es una fiesta.

Merkhel

Así es, una fiesta de canonización. Es bueno estar en una capilla, se siente apropiado.

Obispo

Herejes.

Pietro

Cuidado con lo que dices, falso profeta. Que hemos sido tocados por la verdadera luz. La luz de los pobres, de los muertos y de los enterradores, de los soldados y de sus esposas.
Ustedes me mandaron junto con mi gente a las tierras del norte, ahora yo tenía que compartir esto que hemos cosechado.

Obispo

¿De qué hablas? Eres un cura no un asesino.

Pietro

Era un cura. Ahora soy otra cosa.

Casimira

¡Soldados!

Pietro

Ya no están. Casimira, Princesa. Deja que los pobres vengan a ti.


Escena II

(Entra el coro, el cielo es rojo, la escena es roja. Entonces, entra LA PESTE)



Coro

Hemos llegado al final de nuestra caminata amigos míos, estamos listos para el nacimiento de nuestro santo.

(La Peste hace su entrada, desnuda bajo una capa negra, pálida, sin ojos, todos en silencio)

Peste

Camina hacia el altar de la capilla, donde está Pietro. En el fondo, proyectados, los rostros de los miembros del pueblo, los campesinos.

Pietro

(Arrodillándose)

Se acabo.

Peste

La peste introduce su mano en el pecho de Príamo sacando su corazón, es negro y aún late.

Este es el nacimiento de un nuevo santo, vete, vuela lejos pajárito mío.
(Mira a Merkhel)

Merkhel, eres libre de irte, te doy las gracias por abrirnos este sendero, gracias por tu falta absoluta de piedad, espero que Dios te de la paz que quieres, pero no mates a nadie más el día de hoy, son míos por derecho, tus hombres no me llevarán en su seno.

(Merkhel sale dejando a Príamo)

Procedamos con los bautizos.

(Príamo es marcado con la sangre negra, luego el Obispo y Casimira)

(Todos los personajes se toman la mano y dejan la escena)

(La peste se sienta en el junto al altar y la cruz)




Coro

Las espadas se quedaron calladas, y los reyes se escondieron en sus salones. ¿Qué oportunidad tuvieron nuestros hijos? Ahora la sangre negra corre por Iliria. Ni siquiera fuimos parte de esta venganza, los dioses, los ricos, los poderosos, todos nos poseyeron.

Pietro

(se levanta, tapa con una mano el agujero donde estaba su corazón)

Dejemos esta escena hermanos e hijos, en nuestra muerte, sonriamos, seamos mansos otra vez, esa es nuestra labor.



(Cae el telón, todo es silencio)




FIN

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