jueves, junio 07, 2007

La Furia y el Sueño version 1.0

Hola, mucho tiempo sin leernos, espero que esten bien, mi último viaje a Arica y otros eventos, algunos buenos como ver a mi hijo crecer, otros malos ver morir a mis canarios, me han mantenido muy despierto estos días, y con una certidumbre horrible.

Acá les dejo la furia y el sueño como señal de mi regreso.





“La Furia y El Sueño: Una Ficción Política”

Por

José Luis Flores














































Reparto:

Alaric: Señor de los Godos, luego rey de los Godos.
Ataulf: Campesino Godo, luego soldado.
Casta: Su esposa.
Cornelia: Duquesa de Atenas Griega.
Stilicho: General Romano.
Honorio: Emperador Romano.
Dos soldados Romanos.
Dos Godos.
Campesino Italiano.
Mujeres de Negro.
Mensajero.

“La Obra transcurre durante los dos últimos siglos del Imperio Romano, la mayor parte de la acción pasa a la orilla Oeste de Danuvio, en las tierras que el Imperio dio a los Godos, que han sido azotados por una terrible sequía, y los ataques de nuevos pueblos como los Hunos, que en esta obra son llamados simplemente, Bárbaros. No tiene la intención de ser una obra histórica, por más que las tripas me indiquen lo contrario, esta debe ser vista como una historia gutural, un grito político, que no lleva otra carga que el odio mismo. Perdonen mi incompetencia y porque no decirlo, mi insistencia, en estos cuatro actos pretendo no hacer otra cosa que jugar, como decían los Bardos, a hacer historias”.

JL Flores. Tres de Agosto 2006, Santiago Chile.

























Primer Acto:

Escena I


(Entran los soldados Romanos)

Romano Uno

No me gustaría estar en el pellejo de esos Godos.

Romano Dos

Dentro de unos días sólo serán eso, pellejos, huesos y mucho odio.

Romano Uno

Eso Temo, el buen Alaric ha servido al Imperio luchando contra los Bárbaros, incluso entre nuestras legiones hay primos y parientes que le guardan más que un buen cariño.

Romano Dos

Por el sagrado manto de Cristo, ruego que no sea verdad. El emperador debería estar más atento a sus espadas que a la gentil voz de los nobles, y caballeros que le rodean estos días. Porque con seguridad te digo que no hay cura para el odio.

Romano Uno

De acuerdo hermano pequeño, pero ya es hora de partir, confiscar las espadas de los Godos es una orden de Stilicho, y eso es más sagrado que la misma voz de Dios.

(Se escuchan ruidos de fondo, mientras el soldado Uno sale, el soldado dos se queda en el escenario)

Romano Dos

Que sea maldito si no es sangre lo que huelo en el aire, las matanzas, como me decía mi padre, siempre están bien justificadas en el amor al pueblo; ¿no era esa la canción de Aníbal? ¿Los Persas no cantaban canciones de conquista llenándose de la energía del buen sol? César caminaba el camino de la justicia, igual Alejandro y otros… pero la verdad es que por los muertos nadie va a hablar. Y de nada sirven los nobles brazos y las gentiles espadas de los héroes. Basta de estos pensamientos, que me voy a hacer ahorcar. Este bufón debe decirles adiós, pero no se olviden que la sangre de los ojos no se limpia como cualquier otra costra.

(Sale el soldado Dos)

Escena II

(Entra Alaric ensangrentado, Stilicho también muestra señales de haber estado en una batalla. Cantos y algarabía en el pueblo por la llegada de su jefe)



Stilicho

Tu pueblo parece contento hoy. Pero tu eres el rostro vivo de la amargura. Hemos combatido juntos y uno contra el otro, te conozco mejor que a mí mismo.

Alaric

(Disgustado, pero respetuoso)

Stilicho, eres el general más querido del Imperio, y sabes muy bien que hemos comprado un par de años más a los buenos ciudadanos de Roma, pero mira a mi pueblo… (se quita el yelmo) La dignidad la pierden cada vez que les quitas sus armas, estamos expuestos a miles de enemigos, a bandidos. Las cosechas son infértiles, y nuestras mujeres ya no tienen leche para nuestros hijos, sólo polvo brota de sus pechos.

Stilicho

Lo sé amigo, pero sabes que debemos quitarles sus espadas, son propiedad del Emperador, ustedes son federales al Imperio, serán siempre tratados con dignidad, pronto llegará un cargamento de trigo proveniente de las ricas tierras del oeste… no sufras, habrá comida. Soy tu amigo, puedes confiar en mí.

Alaric

Espero que sí, soy Alaric, jefe de mi pueblo. Somos amigos, pero cualquier cosa que les hagas a ellos, me la haces a mí, no olvides que ni todas las monedas del imperio comprarán mi odio. Ya he levantado mis armas dos veces, aunque sea con palos entraré en Roma.

Stilicho

Si me lo aseguras , el Imperio te dará odio y nadie da tanto odio como un montón de Senadores romanos, acomodados en sus asientos, no subestimes el poder de un hombre asustado.


Alaric

No hablemos de cobardes, aquí no hay ninguno y no te pido más que hoy contemples a mi pueblo y veas si somos dignos del olvido de Roma. Ven bebe hoy en mi mesa, el mañana se contará por si sólo.

(cantos y algarabía en el pueblo por la llegada de su jefe)






Escena III

(El Emperador, la Duquesa, luego Stilicho y los soldados)

Duquesa

Ave César…

Emperador

Deja las formalidades hermosa prima, que nuestra sangre es la misma.

Duquesa

Bueno amor mío, sangre de mi sangre, me llamaste de mis tierras y acá estoy. Sabes que invocarme tiene sus costos, ¿puedes pagar lo que cuesto?

Emperador

Prima, has estudiado bien a los filósofos, conoces las intrigas de oriente, Bizancio es tu libro, pues escribes sobre Atenas los párrafos que tu quieres. Quiero que escuches la conversación que a continuación se llevará a cabo frente a nosotros. Es delicado, y no hay fiereza más delicada que tú.



Duquesa

Mis títulos y habilidades están a tu entera disposición amado mío, pero pagarás más que monedas tu servicio, pues un lugar en tu cama tibia quiero por esto que voy a hacer.

Emperador

(sonriendo sin interés)

Lo que sea por estar bien con mis primos y primas… después de todo, somos hijos de la misma loba…

(Entran Stilicho y los Soldados, la duquesa se recuesta sobre su cama, observa)


Stilicho y Soldados

¡Ave César!

Emperador

Stilicho, hijo de Roma, bienvenido. Sé que a los enemigos del Imperio has detenido.

Stilicho

Sí señor. Alaric el Godo se portó como un tigre en la batalla.

Emperador

Ya veo. Sobre eso quiero hablarte… Tu amistad con los Bárbaros es conocida en las calles de Roma, eso puede perjudicar tú imagen pública. No quiero que mi mejor general parezca un traidor.

Stilicho

Jamás le daría la espalda al Imperio, pero debo hablar de los Godos que han sido leales… no hay provisiones, y sus cultivos no crecen en esas tierras áridas.

Emperador

Que las pulgas y los piojos se alimenten de ellos, eso no debe ser asunto tuyo. Las costas de África y España no nos han dado el suficiente cereal para todos. No saldrán granos desde ninguna provincia para alimentar a la escoria. Escucha, eres joven y no sabes como se maneja la política del estado.

Stilicho

Al menos baje el Impuesto sobre la tierra.

Emperador

No lo puedo hacer, el César necesita sus arcas… hemos perdido importantes ganancias este año. Retírate Stilicho, de pronto me siento cansado.

(Sale Stilicho y los soldados, la Duquesa se levanta)

Duquesa

He escuchado amado mío.

Emperador

¿Y tú veredicto?

Duquesa

¿No alimentarás a tus aliados Godos?

Emperador

Jamás. No puedo dejar de cobrarles el impuesto que ha todos los federales corresponde.

Duquesa

Entonces mi veredicto es sencillo, Stilicho es peligroso, mándalo a la Galia, lejos, a pelear con otros Bárbaros, quizás encuentre a su verdugo en las tierras de oeste. Que los Godos mueran de hambre, ellos mejor que tus ciudadanos.

Emperador

Es verdad… tu juicio es cruel, pero es lo que pensaba. Te dejo por ahora, por la noche ve a mi lecho si es lo que quieres. Mañana partirás a Oriente, no quiero rumores de tu presencia.

(Sale de la escena acariciando el pelo a su prima)

Duquesa

Muy bien, has puesto una horca en tu cuello, he de marcharme de regreso a Atenas, sí. Debo advertirles, una revolución viene y acabo de ayudar a desencadenarla. Bendita sea tu cabeza primo amado, pero es la muerte la que recorrerá feliz estas calles, no permitiré que eso le pase a mi pueblo… me voy sin amarte, dejemos esos juegos para los vivos.

(se pone una capucha roja, y sale de la escena)




Segundo Acto


Escena I

(En la campiña desolada, Ataulf, luego las mujeres de negro, las mujeres esconden sus rostros y portan velas encendidas)

Ataulf

Dulces mujeres, estamos en Julio y se cubren sus rostros con el luto invernal.

Mujer uno

Dios no me quiere. No hay verano para nosotros.

Mujer dos

Dios no me quiere. Los frutos de mi vientre nacen muertos.

Mujer Tres

Dios no me quiere. Los Hunos mataron a mi marido la primavera pasada.



Ataulf

Mujeres estos tiempos son frutos del egoísmo de los hombres, dios no tiene nada que ver con esto. La paz ha hecho que el emperador se olvide de nosotros, son dos años cantando esta letanía apestosa y nos desangramos.

Mujer uno

Dios no te quiere a ti tampoco. No portas espada.

Mujer dos

Dios no te quiere a ti tampoco. No llevas armadura.

Mujer Tres

Dios no te quiere a ti tampoco. No hay valor en tus palabras.

Ataulf

¿Valor? Eso es para quienes tienen la panza llena, yo soy un campesino, amigo de la paz, mis hermanos y yo hemos llevado esta vida por años… no quiero el destino del guerrero.

Mujer Uno

Es verdad, somos campesinos.

Mujer Dos

No siempre lo fuimos, teníamos otros dioses.

Mujer Tres

Nuestros hombres morían, pero los niños vivían, ahora la paz mata lentamente a los viejos, y a los niños, los ciega con veloz guadaña. La paz nos extinguirá.

Ataulf

No entiendo sus palabras, viejos espectros, mujeres extrañas. Es mejor que Alaric escuche esto que me dicen. Pues es duda y desconsuelo lo que siembran en mí.





Mujeres al mismo tiempo.

Si Alaric fuera rey esto sería distinto. Un rey no se arrodilla como lo hace un empleado ante su patrón. Necesitamos un rey.


Ataulf

Entonces un rey tendremos, y que las tribus sean llamadas, los primos del norte y el sur, más allá del Danuvio. Si quieren que este campesino se vuelva soldado, lo haré, y que cantemos la canción completa. ¡Un Rey para los Godos!

Las Mujeres

Amen.

(salen de escena)



Escena II


(Ataulf, Alaric y Casta, luego las mujeres de negro la casa de Alaric, la villa de los Godos)

Ataulf

Alaric, he venido a ti poseído por una visión.

Alaric

Silencio Ataulf, Casta duerme (indica a su mujer). No ha superado la enfermedad que el invierno le dejó.

Ataulf

Ya veo, ¿hace cuanto nos conocemos?

Alaric

Toda la vida mi hermano.

Ataulf

Así es… y tú siempre has sido un guerrero y yo un campesino. Mientras tu matabas, yo sembraba. Nunca creí en tus caminos, fui feliz cuando dejaste tu armadura, ahora de rodillas vengo a pedirte que vuelvas a ser la bestia que fuiste.

Casta

¡Silencio! ¿Qué son esas palabras? ¿Le pides al cielo que suelte a su perro más furioso?

Alaric
(a Casta)

No te agites.

(a Alaric)

¿Me pides que sea el perro asesino que tanto detestas? ¿Por qué?

Ataulf

Te pido que seas nuestro Rey, te pido que mates y nos lleves a la muerte. ¿Por qué? La muerte es un don para los viejos, los niños mueren de hambre en los rincones de esta sucia villa… ¡no hay futuro sin niños!

Casta

Hablas del Apocalipis… matar es pecado.

Ataulf

Casta, hija de las calles de Roma, fuiste esclava de los duques de Atenas, ahora eres una buena cristiana y no crees en matar, ¿pero podemos pecar si es que estamos muertos? Yo no sé que palabras usar para convencerlos, pero tu pueblo (indica a la villa) necesita un rey, si no se los dan ustedes, mejor que nos entierren. (Lágrimas en sus ojos, cubre su cara)

Alaric

(Poniendo una mano en el hombro de Ataulf, consolándolo)

¿Quieres un rey?

Ataulf

Más que nada.

Alaric

¿Quieres un asesino?

Ataulf

Quiero al puño de Dios. Más que nada en el mundo.

Alaric

Sal de aquí hermano, déjame pensar en lo que dices.

(Sale Ataulf, con su cabeza baja)

Casta

No escuches esas voces que te llaman a volver al campo de batalla. (Se levanta de la cama revelando llagas en sus piernas) Me enamoré del soldado, pero me casé con el campesino.

Alaric

Mi odio es inmenso, no sabes como late en mi pecho. No siento más que desprecio por quienes mato, sean hombres mujeres o niños, mi odio es a absolutamente puro. Pero juro por Dios que mientras vivas no voy a levantar mi espada contra Roma

(abraza a su mujer, la lleva a la cama)

Regresemos a nuestros sueños, sólo ahí somos querubines inocentes.

Casta

Ya no seremos puros amado mío.

(se duermen, entran las mujeres de negro)



Mujer Uno

Su amor es sumiso.

Mujer Dos

Déjalos dormir el sueño de la paz.

Mujer Tres

Este es el sueño de la mentira, la sangre escurre por las ventanas.

Mujer Uno

Pronto la vida de Casta se ha de apagar.

Mujer Dos

Su destino es llenar el corazón de Alaric con ese destilado de odio que nuestro pueblo necesita.

Mujer Tres

Silencio, los campesinos se alzarán esta noche, el brazo de Ataulf va a derramar sangre Romana.

Mujer Uno

Salgamos de aquí, tenemos un campo de batalla que examinar.

Mujer Dos

Y muertos que velar.

Mujer Tres

Que el buen Dios se apiade de nosotras…

Todas

Amen

(Salen de escena)


Escena III

(La Duquesa, Campesino Italiano)

Campesino

Mi señora, vengo con noticias de Occidente.

Duquesa

Habla Campesino, pero antes seca tu rostro, parece que ya han comenzado a darse mis presagios.

Campesino

Los Godos se han levantado contra los fuertes orientales, las legiones marchan contra ellos.

Duquesa

¿Quién los comanda?

Campesino

Ataulf, un campesino… se han aliado a él muchos descontentos, dicen que marcharán contra Bizancio.

Duquesa

Conozco a los Godos muy bien, ellos han matado a tantos griegos y romanos, como una peste que sacude la tierra, sí, llévame hasta donde esta este revolucionario.

Campesino

Tengo miedo…

Duquesa

No hay nada que un hombre pueda hacer que yo no pueda triplicar, sí ellos te pueden matar, yo mataré a tres miembros de tu familia si no me haces caso, esto es alta política, no te metas en el juego de los dioses.

Campesino

Si mi señora, debemos salir ahora mismo si queremos estar en tierras godas por la mañana.

Duquesa

Sólo requiero unos guardias y tu guiarás la expedición.

(salen de escena)


Escena IV

( Tres Godos, Ataulf, luego Campesino, Duquesa, campamento Godo)

Ataulf

(en armaduras)

Llevamos tres meses asediando a los Romanos, hemos capturados suficiente riquezas para comprar armas. ¿Pero por qué no se han dejado caer las caballerías y las legiones?

Godo Uno

Nos temen.

Godo dos

Nos movemos muy rápido. Nuestros ataques relámpago los confunden.


(Entra la Duquesa y el Campesino)

Godo Uno

¡Romanos!

Duquesa

Soy griega, sólo soy romana por accidente. Y ustedes no han sido atacados, porque son sólo una banda insignificante, reyes y emperadores no deben fijarse en ustedes. Pero dejemos de hablar, ustedes me conocen o conocen mi leyenda, Ataulf vengo por ti.

Ataulf

Es verdad que la conozco, a usted, y a las leyendas sobre su cama. Bárbaros somos, y es peligroso tentarnos.

Duquesa

Sí, has estado robando y saqueando mis tierras. Te levantas como un buitre en las tierras del imperio de oriente, cuando aquellos que te han ofendido están en occidente… no veo lógica en tu comportamiento. Vengo a darte una mejor razón para matar y morir.

Ataulf
(molesto)

Hable rápido que no tengo tiempo para sus intrigas.

Duquesa

Primero te pido que retrocedas, al menos hasta tu villa. Ahí debes ver a Alaric y coronarlo rey.


Ataulf

El cobarde no ha de tomar armas.



Duquesa

Las tomará, es el Cristianismo lo que invade su alma el día de hoy, pero mañana ya no comulgará y habremos de conocer su furia. Para nuestro bien o para nuestro mal.

Ataulf

¿Cómo lo sabes?

Duquesa

(acariciando el rostro de Ataulf)

Conozco el odio, y conozco a Casta, la esclava con que se casó tu jefe, Casta. Era mía y le di la libertad, fue un excelente instrumento para controlar al bruto Alaric, pero sé de buena fuente que muere, personalmente haré que Hades reclame lo suyo, una mañana ya no despertará candida y con sus rosadas mejillas.

Ataulf

Yo no podría.

Duquesa

Calla, olvida lo que dije, y pon atención a esto: Iremos rumbo al norte, pasarás las noches conmigo y has de calmar a tus hombres. Mañana haremos historia, y no te preocupes, tendremos el acero necesario para hacerla.

Ataulf

Haré lo que digas, pero si en dos calendas no ha cambiado nada, serás para mis hombres y saquearé Atenas, tus pálidos ciudadanos conocerán el terror.

Duquesa

Sea.

(salen todos, la Duquesa y Ataulf salen juntos )






Tercer Acto:

Escena I

(Alaric, Mujeres de Negro. Cementerio Cristano, luego la Duquesa y Ataulf)


Alaric

No rompí mi promesa y por dos años he guardado mi espada en su funda, y la paz ha reinado junto con la muerte, y el veneno que consume al pueblo que me sigue llamando jefe.

Mujer Uno

Te llamarán rey si quieres.

Alaric

¿Qué con eso? Lo que se guarda en mi pecho no es otra cosa que la más fieras de las noches. Así como los dioses vivían sobre montes, en mi espíritu han anidado las arañas de la furia, cada una succiona un poco de sangre. No quiero liderar, quiero encontrarme con el señor del infierno, pues soy un asesino, he exterminado pueblos enteros, arrancado los ojos de mujeres mientras sus hijos miraban. Además sólo les traería a la vieja muerte a esos hombres que ahora viven de la tierra.

Mujer Dos

Mueren de cualquier manera y sin dignidad.

Alaric

Que Ataulf los guié, sus hombres ya son veteranos; llevan meses asediando a los hombres de Bizancio.

Mujer Tres

Ataulf es sólo un hombre, una pequeña revolución.

Mujer Uno

Necesitamos un Dios.

Mujer Dos

Necesitamos un Demonio.

Mujer Tres

Necesitamos a un rey.

Alaric

Saben lo que vive en mí, saben el trato que mis padres hicieron las criaturas del gran pozo. Si quieren sangre, viejas perras secas, les daré sangre, y después de mí vendrán otros, peores, que destriparán en nombre de la justicia, dios o lo que ustedes quieran, si me desatan, volverá la oscuridad a la tierra. Soy Alaric, rey de los godos del oeste, ahora que los cuervos sigan mi camino.

Todas

¡Qué los vientos te bendigan!

(entran Ataulf y la Duquesa)

Ataulf

Te he buscado.

Alaric

Muy bien, me tienes, y ese demonio que camina junto a ti, ha de pedirme lo mismo que estas viejas caras de la fortuna (indica a las viejas)

Duquesa

Me llamas demonio… fui quien permitió tu matrimonio con Casta y quien te la devolvió cuando el regente de Constantinopla decidió usarla para que matarás en su nombre. Toma mi cuerpo, seré un perfecto reemplazo para tu pálida amor.

Alaric

Sólo como un triste premio, ¿no es así? Cornelia ya se ha ido, un alma generosa, pero que me ha dejado libre, justo hoy, en vísperas de Pascuas. Dos años has rondado estas tierras buscando que asesinemos en nombre de tu causa. ¿A eso vienes ahora?

Duquesa

Así es y no has despertado, ¡el último hijo de Wotán! Eres el vampiro de tu propio corazón, estás tan muerto como el Cristo de las iglesias.

Alaric

(sonriendo)

Es verdad estoy muerto, y conmigo murió toda mi piedad, Absolutamente toda. Sí mi alma no podía soportar mis crimines, mi cuerpo lo hará, ahora entiendo a los verdaderos asesinos, y los abrazo. ¡Ataulf!

Ataulf

¡Hermano!

Alaric

Reúne a los príncipes, a los hermanos de este, a los que quieran venir… tendremos una coronación.

Ataulf

¡Si señor!

Alaric

No soy tu señor, soy tu verdugo, y el del cancerbero que camina junto a ti… vete, déjame a solas con ella.

(sale Ataulf)

Duquesa

Te llamas verdugo pero no te creo más que un perro faldero de Roma.

Alaric

Sé bien que quieres, los hombres suelen hacer tu voluntad. ¡Mujeres oscuras tienen acá su primer sacrificio! ¡Qué caigan las noches! (Corta su mano con la espada) Se ha hecho la conjura, me voy a mi coronación, el que se oponga morirá.

(Sale Alaric)


Mujer Uno

(rasga la ropa de la duquesa)

Serás el cordero con que encenderemos la gran vela.

Duquesa

(retrocediendo)

¡No me toques vieja arpía!

Mujer Dos

Arpía, sí. Somos arpías. Y tu has condenado a tus padres, hermanos y hermanas.

Mujer Tres

A los hombres y mujeres que yacían contigo bajo el sol dulce de Grecia.

Duquesa

¿Qué saben ustedes penosas mujeres?



Mujer Uno

(Tomando un brazo de la duquesa)

Mi dulce Duquesa, nosotros lo sabemos todo.

Mujer Dos

(Toma el otro brazo)

Nosotras somos el dolor que miles como tú han provocado.

Mujer Tres

(Clava un puñal en el pecho de la duquesa)

Eres la primera sangre, las que nos limpia de todo pecado. Ahora la carnicería ha comenzado.

Duquesa

Gracias.

Mujer Uno

Nos agradece

Mujer Dos

Nos entiende

Mujer Tres

Finalmente ha entendido. Salgamos nosotras también, los buitres terminarán con ella, atenderemos una coronación.

(salen las mujeres, sólo queda la duquesa)


Duquesa

(se levanta, mira hacía el cielo)

Agradezco que hallan limpiado mi sangre. Ahora soy un alma en pena más, como el resto de los actores en esta mascarada, migajas de vida me tocaron… y fui castigada por disfrutarlas. ¿Quién será capaz de juzgarme? Pero si es verdad que he condenado a miles, habrá entonces un buen nombre para mi en el infierno.
(sale de escenario)
Escena II

(Emperador, mensajero)

Emperador

Así que tu ama, mi dulce prima ha muerto en manos de los Bárbaros. Una pena, pero estamos mejor sin ella. ¿Cuál es ese reporte que tanto esfuerzo te a llevado entregar?

Mensajero

En oriente ya no lloran a sus muertos, Alaric viene hacía nosotros.

Emperador

Ya veo, capturen a la mujer, los extorsionaremos con ella, ya lo hicimos una vez en el pasado. Para que combatiera de nuestro lado.

Mensajero

La mujer ha muerto.

Emperador

El Senado debe saber esto, vete necesito soledad.

(sale el campesino)

Emperador

Lástima que debamos derramar sangre de hombres fuertes, pero lo haré con gusto si es que se requiere. Muchos tuvieron mi cargo hace años, sé muy bien que hubiese sido mejor vivir en esos tiempos. No tengo opción, trasladaré mi corte a Ravena. Que los dioses de Roma se ocupen de sus ciudadanos. (Hace sonar una campanilla, sale de escena)


Escena III

(Stilicho, Soldados Romanos, después, Ataulf)

Stilicho

(acalorado por la batalla, espada en mano)

Han retrocedido más allá de las colinas, debemos sostenernos y luego dividirlos.

Romano Uno

Sí señor.

Romano Dos

Es más sencillo decirlo que hacerlo.

Stilicho

No quiero escuchar flaqueo alguno, Alaric esta en nuestra contra, si cedemos estaremos muertos y miles con nosotros.

Romano Uno

Alguien viene, portando el símbolo de paz. Es Ataulf, el hermano de Alaric.

Stilicho

Le conozco bien, es un noble respetado, veo que las tropas están bajo su alero.

Ataulf

Vengo en paz Stilicho, has vencido hoy, Alaric aún está en el norte y sin él no podremos vencer, digamos hasta pronto, nuestra batalla seguirá en unos meses, a menos que tu emperador comience a pensar.

Stilicho

¿En darles oro, cereales y especias? Eso será lógico, pero tu hermano esta cargado de odio… nada lo va a detener.

Ataulf

Y ustedes están dormidos si no ven que esto lo han provocado ustedes mismos. Mañana mis tropas se retirarán, no tengo más que decirte general.

(sale de escena)

Romano Uno

Ganamos.

Stilicho

Di lo que quieras hermano pequeño, pero no siento que hayamos ganado, es necesario que hable con el emperador. No podré destruir a Alaric si no tengo su apoyo. Les dejo el cuidado de esta colina, debo partir a Ravena.

(Sale de escena)

Romano Dos

A Ravena partirá el buen general, no creo que volvamos a verle.

Romano Uno

¿Por qué dices eso?


Romano Dos

Porque los hombres cobardes y celosos como Honorio temen a los valientes; si no pueden dominarlos, deben destruirlos. Esto no terminará bien para nadie, si pudiera desertaría aquí mismo.

Romano Uno

Si algo le pasa a Stilicho me iré de regreso a España, nadie me verá ni la sombra.

Romano Dos

Los venenos de la noche caen sobre nosotros, tenemos que dejar esta maldita colina.

Romano Uno

Tienes razón volvamos al campamento y de ahí a la ciudad. Si nos matan, que nos maten ebrios.
(Salen de escena)
Escena IV

(Alaric en Roma, godos, luego Stilicho y Soldados)

Alaric

(sostiene espada y escudo, grita a los godos) ¡No quiero que quede gloria alguna en esta ciudad! Ataulf los comandará desde ahora, hasta que lleguen al sur, yo debo velar por el saqueo de la ciudad, deben estar atentos a los refuerzos de oriente.

Godo Uno

¿A quién he de respetar?

Alaric

A nadie, sólo deja con bien a los curas en sus iglesias y a los paganos en sus santuarios. Qué no quede existencia sin marcar y piedra sin grabar, que se sepa que la ciudad eterna ya no es refugio para el hombre.

Godo dos

Con prestancia cumpliré mi cometido, pero será imposible retener la ciudad, las gentes de bizancio se han de querer vengar por el destino de la duquesa.

Alaric

Hablas como político, ustedes pidieron un dios, y eso tuvieron, un dios destructor, ¡no me des razones y proporciones! Llena tu conciencia de sangre o arroja tu espada, no hay tiempo para humanidades, no hay tiempo para corazones, somos la tormenta encarnada. Ya han tenido amores, dioses, tiempos y bailes, besos de sus madres y por la fuerza han conocido el placer de romper la santidad de una doncella. Hoy no tenemos tiempo para ser humanos.

Godo Uno

Nos iremos como ordenas.

Godo dos

Gozaremos en los restos del imperio.


(salen de escena, se escuchan tambores fúnebres)
Alaric

Los sueños se revientan, como globos de feria. Estuve dormido, y mientras los hados me daban buenos sueños de amor, el mundo se había vuelto ceniza. Ahora sólo debo barrerlo.

(los tambores se vuelven a sonar, esta vez más cercanos, entran los soldados romanos portando el cadáver de Stilicho, caminan y depositan el cuerpo sobre una loza ceremonial, al ver a Alaric, Romano Uno desenvaina su espada y se arroja sobre él)

Alaric

Niño estúpido, ¿crees que me importa matar a un romano más? (desenvaina)

Romano Uno

El mejor de los romanos ha muerto ¿y tu pretendes que me preocupe por mi vida?
(combaten, el Soldado es fuerte, pero Alaric esquiva sus ataques)

Alaric

¿Me odias?

Romano Uno

Te desprecio, actúas por caprichos de tirano.


Alaric

¿Desprecio? No es lo que quiero escuchar… (Golpea de muerte al Romano Uno)

Romano Uno

Eres un estúpido me matas y dejas ir a tu verdadero enemigo, y la verdad es que fue otro el que se llevo la vida de tu rival… adiós Alaric… los dioses no nos amaron hoy.
(Romano Uno muere)

Alaric

Eso fue un desperdicio.

Romano Dos

(a los pies de Stilicho)

Uno de muchos desperdicios en estos días.

Alaric

¿A quién velas con tanto dolor?

Romano Dos

Al más grande de los hombres, al menos que conocí, Stilicho, tu amigo, tu hermano y enemigo, mi comandante. Asesinado por cobardes que se esconden mientras sus imperios caen.

Alaric

Honorio lo ha traicionado.

Romano Dos

Sí, y con él, se ha llevado a la grandeza del imperio. Me importa menos que la nada lo que hagas conmigo. Por lo demás tu estas casi tan maldito como yo.

Alaric

Es cierto buen soldado, te perdonaré mientras estés velando a tu maestro. Luego te veré colgado como un animal y abierto en canal, para que las moscas aniden entre tus entrañas romanas.

Romano Dos

Ya lo dije, me importa poco.

Alaric

Entonces tienes razón y estamos condenados, como escupitajos del mismo Averno.

Romano Dos

Adelántate, que te esperan destinos más interesantes dentro de la ciudad. Luego pueden quitarme la vida, o peor aún, dejarme con vida en este pantano sanguinolento.

(Sale Alaric)


Romano Dos

La piel comienza saberme a humo, pero ni los fuegos del infierno podrían borrar lo que se sembró el día de hoy. Hemos despertado después de todo. (se levanta) Sólo nosotros los testigos cargaremos con los pecados de estos santos muertos.

(las luces caen)


Cuarto Acto

Escena I

(Por la noche, los caminos que se alejan de Roma, Alaric, Ataulf)

Hermano.

Ataulf

(Haciendo reverencia)

Si mi señor.

Alaric

Debemos marchar al sur, donde están los mejores cultivos, la procesión de los indeseables debe infectar toda la tierra, nuestro amor, nuestro odio debe ser la música con que bailen.

Ataulf

Es imposible…

Alaric

(sosteniendo a su hermano por el cuello)

Hoy quemamos roma, el mundo tiene una herida abierta y somos nosotros. (lo arroja lejos) ¡Ve con tus tropas hermano mío, y pregúntales si ellos quieren ser esclavos de roma! Hemos probado la sangre del hombre, ya no podemos regresar atrás, somos lobos. (Alaric se corta una mano de lado a lado, luego se queda viendo sangrar la palma) Aquí corre la poesía del mundo. He castrado al águila romana… y sus frutos se marchitarán para siempre.

Ataulf
Cien hombres con sus caballos te seguirán hasta la muerte. Y yo estaré a tu lado hermano mío, su majestad.

Alaric

Te maldigo, pues después de mí, tu has de ser rey, mis hijos nacían muertos y mis amantes fueron estériles o marcados por Apolo. Levanta la bandera, que mañana saldremos temprano hacía el sur.

(Salen ambos)



Escena II

(Ravena, Mujeres de negro, Honorio tras su trono, con sus gallinas)

Mujer Uno

La tempestad golpeó tu puerta emperador.

Mujer Dos

Quizás esto es lo que querías.

Mujer Tres

Roma ha colapsado.


Emperador

No… recién estaba aquí conmigo… (coge un ave) Roma, roma… coco coococo.

Mujer Uno

(caminando hacía el emperador)

La locura no te salvará el día de hoy, otros ya se han opuesto a la desgracia con ella, e igualmente han caído.

Mujer Dos

(camina hasta la otra esquina del proscenio)

Te quedas como una hermosa estatua, mientras ves la sangre de tu pueblo derramarse y no va a parar. Has destruido tu civilización.

Mujer Tres

(camina hacía el frente)

Silencio, escucha a los caballos, los bárbaros marchan al sur, Honorio, tomarán los cultivos. Tenemos que cobrarnos con nuestro héroe.

Mujer Uno

Vamos por él, a este cobarde ya lo han abandonado. Nadie lo llama amado, nadie le desea.

(Honorio se arrastra, va por una espada)

Mujer dos

Que busque su arma, que nos mate.

Mujer Tres

No puedes matar a las parcas, hijo de serpiente. (se agacha y besa a Honorio quien grita y llora, ellas lo arrastran hacía la salida).

Mujer Uno

Avancemos a través de los estrechos pasillos de esta locura, que todos nos regalen sus culpas, que nadie olvide lo que pasó el día de hoy.

(salen de escena)


Escena III


(En medio de la noche. Alaric sólo, luego Casta, fantasmas de Cordelia, Stilicho y las mujeres de Negro cargando a Honorio.)

Alaric

¡Te exijo noche que me des respuestas! O al menos que detenga mi brazo asesino. He reunido a los despreciados desde el frío norte, hasta las costas donde viven los delicados hijos de Europa. ¿Cuántas cabezas debo cortar?



Casta

No quisiste abrazar a Dios y su perdón; yo te amé esposo.

Alaric

Me amaste, pero querías a un hombre, y soy un monstruo, lo único que tengo es el odio, la furia, para combatir el sueño de los hombres.

Casta

¿Roma es un sueño?

Alaric

El peor de todos, un sueño de civilización, una lámpara en la noche no espanta a los lobos, sólo los hace invisibles. Roma y la iglesia que abrazaste son engaños, los niños morían y se secaban sus ojos al calor del sol.

Casta

Morían, pero iban al cielo, ahora son guerreros que irán al infierno.

Alaric

En el infierno serán libres.

(Casta marcha a un rincón)

Duquesa

Yo soy el mundo que destruyes.

Alaric

Y serás parte del mundo que ha de quedar, no te preocupes Cordelia, Duquesa de Atenas, que si en tu lecho mi hermano y yo encontramos consuelo, seremos agradecidos de eso.

Duquesa

Pero me quitaste la vida.

Alaric

Y tu me quitaste la luz, provocaste al demonio que duerme en todo hombre despierto, la violencia me hizo libre, compasión por ti es sinónimo de esclavitud. De todos los espectros con que he de cargar tu eres el que menos me merece piedad.

(Cordelia marcha a un rincón)

Stilicho

Te hubiese vencido en cualquier momento.

Alaric

De haberme matado, me hubieses hecho un gran favor; pero no eras un hombre, si no un guerrero esclavizado a la razón de un imperio, que te traiciona en cada uno de sus pensamientos, tu sangre impura te condenó, tu piedad por aquellos que te daban de comer te amarró a las cadenas que ahora portas. Te amaba como ningún otro hombre te amó así.

Stilicho

Perdonaste a casi todos mis hombres de origen bárbaro, también tienes compasión.

Alaric

No es compasión, es odio por Roma, ellos también destruirán un día. Pero quiero que sepas que de mis fantasmas eres el que más quiero. (Besa los labios de Stilicho, luego este marcha a su propio rincón)


(Estruendo, aparecen las tres mujeres, cargan consigo a Honorio)

Mujer Uno

Has cumplido tus designios.

Mujer Dos

Cumpliste tu thelos.

Mujer Tres

Y Aquí te traemos tu merecida recompensa.

Alaric

Mujeres idiotas, creen que soy su esclavo, o una víctima del destino. Te reconozco Hecatea, señora del destino, las reconozco furias, hijas de los deseos humanos, portadoras de la fortuna y los hilos de la vida. Sepan que desprecio su premio, así como desprecio sus servicios.

Mujer Uno

Ingrato.

Mujer Dos

No se habla así a las Parcas.

Mujer Tres

Nosotras te dimos tu furia.

Alaric

Y a otros les diste el sueño. No hay gracias en ustedes señoras, y para ti Emperador, Honorio César, tengo un agradecimiento, pues tú fuiste quien destruyó el sagrado Imperio, tú saqueaste las iglesias y trajiste a la plaga de los Hunos.

Emperador

Perdona mi vida.

Alaric

La perdono, pero eres tu el loco que lloró lágrimas por un pollo llamado Roma, y mataste a Stilicho… tu condena no es la muerte por mis sagradas mano, tu muerte es gobernar otros catorce años, casarás a tu hermana menor, con Ataulf, luego tus sobrinos te quitarán el nombre y otro godo se sentará en tu trono.

Emperador

El imperio es sagrado.

Alaric

Sólo el odio, cuando es sincero y limpió, es sagrado, tu imperio se perderá en el sueño.

Mujer Uno

Eres un dios

Mujer Dos

Eres Prometeo.

Mujer Tres

Eres la mancha en la tierra que va a erradicar a los dioses.

Alaric

No, retírense, no soy nada de eso. Soy un hombre, no hay nada más sagrado que un mortal, sus pensamientos, sus dolores y su épica. Su historia es libre, ni siquiera ustedes fantasmas grises mandarán sobre mí. Escojo las sombras, si me olvidan sería feliz, pero eso no está en mis manos.

Mujeres

Has de dejar este mundo entonces, has traicionado a la raza de los hombres.

Alaric

¿Quitarme la vida? No viejos espectros, eso no está en sus manos, yo ya estoy muerto, mi odio lo ha hecho, he destruido al imperio que brillaba en el sol, no me queda otra cosa más que morir.



(Bajan las luces, salen los fantasmas y las mujeres, Alaric grita como si su alma se desprendiese de su cuerpo)

Alaric

Que se cierren las noches…

Escena IV


( Frente al cadáver de Alaric, comienza a llover. Entran los godos, Ataulf, Emperador y el Romano Dos, suenan tambores fúnebres, ruido de agua corriendo)



Emperador

( Luce más pomposo, entero)

Bienvenidos hermanos, el gran Alaric ha muerto. Nuestra guerra no tiene sentido ahora

Ataulf

No vengo a pedirte una tregua, vengo a dártela. Sacaré las tropas de la península romana, marcharé hacía el oeste. Pero antes tenemos que pagar nuestros pecados.

Emperador

Yo no tengo pecados por los que pedir perdón, el Papa me confiesa todos los viernes.

Romano Dos

(A Ataulf)

Yo tengo mucho que confesar, soy tu hermano y te ayudaré a enterrar a tu dios, mis hombres no actuarán contra ustedes, ambos seguimos a un hombre mejor que nosotros, ahora ellos están muertos, Ataulf, sólo te pido que nadie toque su cadáver, no somos dignos de hacerlo.

Ataulf

Así se hará, respeto tu honor soldado.

(A los Godos)

Marchen a lo alto de las montañas, detengan el cause del río, en el lecho del río le daremos sepultura, luego volverán a correr las aguas, dejando intacto al mejor de nosotros.

(A los Romanos)

Migren sus corazones a otros polos, sus corazones ya se secarán pronto.

Godo Uno

Habrá tormenta pronto, debemos actuar con prisa.

Godo dos

Los dioses han de llorar la caída de uno de los suyos.

Emperador

Hagan lo que quieran, sus palabras hieren mis oídos, después de todo esta ya no es mi historia.


(salen los romanos)




Ataulf

Ya se acabaron las glorias para los hombres. Lleven el cuerpo, que comience nuestra caravana, aquí acaba la leyenda y comienza la historia.


(se apagan las luces, los tambores se hacen más fuertes)


Fin

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta bueno. deberias hacer una obra.
Me gustaria verlo en un setting contemporaneo -- como en una frontera llena de narcos... O un barco de imigrantes perdido entre paises.

chao

tu primo R